La semana pasada el Grupo Renco, propietario de Doe Run Perú, anunció su intención de iniciar un arbitraje internacional dentro del marco del Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos y el Perú.
¿Qué argumenta Renco/Doe Run? Haber recibido un trato injusto e inequitativo de parte del estado peruano y que además no le ha brindado seguridad total y protección a sus inversiones. Nada menos.
Luego del anuncio se han producido algunas reacciones. Llama la atención, sobre todo, la del ex ministro Alfredo Ferrero y principal negociador del TLC con los Estados Unidos. El ex ministro ha hecho mención a los capítulos ambiental y de los derechos laborales y ha señalado que “el TLC no amparará a Doe Run” y que en los TLC sólo “se protege la inversión bien hecha”, “más aún cuando es un tema ambiental”.
En realidad el capítulo del TLC que debería revisar el señor Ferrero es el capítulo X, que se refiere a las inversiones y es el que pretende utilizar Doe Run. Además, no es cierto que los procesos de arbitraje internacional sean muy sensibles a los temas ambientales. El primer laudo arbitral al amparo de un TLC (el TLC de América del Norte) tuvo a la base un tema ambiental: una empresa de los Estados Unidos, Metalclad, quería construir un depósito de desechos tóxicos en la localidad de Guadalcazar, en el Estado de San Luis de Potosí y el municipio le denegó el permiso. La empresa demandó y abrió un proceso. Según el laudo arbitral, favorable para la empresa, el Estado mexicano tomó medidas “equivalentes a una expropiación”.
Podríamos citar varios ejemplos que muestran que el espíritu de estos procesos arbitrales es sobre todo proteger los derechos de los inversionistas y no aspectos ambientales, como pretende hacer creer Ferrero. Al amparo del los TLC, los estados receptores de inversiones se han visto obligados a pagar millonarias indemnizaciones a empresas.
Como lo señala un comunicado de la Red Globalización con Equidad y CooperAccion, se debe evitar cometer nuevos errores de apreciación que terminen favoreciendo a Doe Run. De ahora en adelante, todo dependerá de lo que se haga o se deje de hacer y en esta ocasión debemos esperar que los derechos de todos los peruanos sean bien defendidos y así evitar que Doe Run se salga con la suya.
jueves, 13 de enero de 2011
MEGAPUERTO DEL CALLAO
MANUEL DANMERT
Trabándose en sus propias corruptelas, el gobierno pretende imponer de todos modos en el Callao el Monopolio Portuario subordinado. El ministro parlanchín, enredado en sus palabras y extrañas negociaciones, dice ahora que se entregará la buena pro el 17 de febrero, cuando ya se han hundido las irregulares bases legales de su actuación. Si prima la sensatez elemental y se respeta el clamor de la ciudadanía, el gobierno debería anular de inmediato y de oficio la llamada “concesión del Muelle Norte del Callao” que no es otra cosa que la privatización desnacionalizadota de Enapu-Callao. Debería dar pase a que se avance el proyecto del Megapuerto Soberano Multipropósito, que requiere una inversión pública y privada, entre 2011-2038, de US$ 3 mil millones y en LA PRIMERA fase 2011-2013 de US$ 250 millones, que Enapu puede conseguir con socios minoritarios.
El gobierno está arrinconado por el rechazo ciudadano. El 10 de enero, día de los portuarios, Fentenapu paralizó los puertos, y se realizó en el Callao la exitosa Conferencia Nacional Portuaria, con una amplia y representativa presencia nacional. De los candidatos Presidenciales solo Ollanta Humala, de Gana Perú, se hizo presente y afirmó defender la soberanía y la competencia. Humala anunció respaldar a Enapu para que se modernice y convoque a la inversión del megapuerto.
En la Conferencia Portuaria, se adoptó la propuesta que pretende hacer del Callao el Gran Megapuerto del Pacífico Sur, con soberanía, en competencia y con actividades de valor agregado. De esta forma el Callao articula el sistema portuario nacional, y se avanza a conquistar el posicionamiento geopolítico del Perú en SurAmérica. La propuesta aprobada, rechaza el Modelo Monopólico Parasitario Subordinado que el gobierno y sus lobbystas piratas tratan de imponer. Ellos quieren regalar Enapu, empresa en marcha, con utilidades e importantes activos, que se hipoteque la soberanía portuaria, y que se impongan a los usuarios tarifazos y sobrecostos. Pretenden establecer Impuestos Corruptos con las rentas de monopolio, los que pagaremos todos los peruanos, pues cerca del 78 % de nuestros bienes básicos están vinculados al comercio exterior y los puertos, los que en Callao son US$ 400 millones y en Paita son US$ 20 millones anuales. Los puertos y todo el país está movilizado. El gobierno debe anular la ilegal concesión. El Congreso debe aprobar la ley de fortalecimiento de Enapu. Y se debe avanzar el Plan Maestro del Megapuerto del Callao.
El gobierno se mece entre el Monopolio ( DPW) o el Duopolio (dos empresas privadas concertadas). Pero ambas fórmulas son anticonstitucionales y nefastas para el país. Hipotecan la soberanía portuaria, entregando los bienes portuarios de dominio público al acreedor financiero, al que entregan la potestad final de soberanía sobre el puerto público, sin que el Estado pueda objetarlo. Anulan la competencia y establecen la integración vertical portuaria y naviera, la que desde el control naviero impone la discriminación no tarifaria, los sobrecostos logísticos y la arbitrariedad en las tarifas en los servicios. Esta negación de la competencia, perjudica la calidad del servicio y expropia los ingresos de los usuarios. En el Pacífico Sur, esta integración vertical naviera portuaria, subordina los puertos y la economía nacional a los intereses del poderoso grupo naviero Chileno, y por esta vía a los geopolíticos de sectores del Estado Chileno y su teoría del “mar presencial”.
Trabándose en sus propias corruptelas, el gobierno pretende imponer de todos modos en el Callao el Monopolio Portuario subordinado. El ministro parlanchín, enredado en sus palabras y extrañas negociaciones, dice ahora que se entregará la buena pro el 17 de febrero, cuando ya se han hundido las irregulares bases legales de su actuación. Si prima la sensatez elemental y se respeta el clamor de la ciudadanía, el gobierno debería anular de inmediato y de oficio la llamada “concesión del Muelle Norte del Callao” que no es otra cosa que la privatización desnacionalizadota de Enapu-Callao. Debería dar pase a que se avance el proyecto del Megapuerto Soberano Multipropósito, que requiere una inversión pública y privada, entre 2011-2038, de US$ 3 mil millones y en LA PRIMERA fase 2011-2013 de US$ 250 millones, que Enapu puede conseguir con socios minoritarios.
El gobierno está arrinconado por el rechazo ciudadano. El 10 de enero, día de los portuarios, Fentenapu paralizó los puertos, y se realizó en el Callao la exitosa Conferencia Nacional Portuaria, con una amplia y representativa presencia nacional. De los candidatos Presidenciales solo Ollanta Humala, de Gana Perú, se hizo presente y afirmó defender la soberanía y la competencia. Humala anunció respaldar a Enapu para que se modernice y convoque a la inversión del megapuerto.
En la Conferencia Portuaria, se adoptó la propuesta que pretende hacer del Callao el Gran Megapuerto del Pacífico Sur, con soberanía, en competencia y con actividades de valor agregado. De esta forma el Callao articula el sistema portuario nacional, y se avanza a conquistar el posicionamiento geopolítico del Perú en SurAmérica. La propuesta aprobada, rechaza el Modelo Monopólico Parasitario Subordinado que el gobierno y sus lobbystas piratas tratan de imponer. Ellos quieren regalar Enapu, empresa en marcha, con utilidades e importantes activos, que se hipoteque la soberanía portuaria, y que se impongan a los usuarios tarifazos y sobrecostos. Pretenden establecer Impuestos Corruptos con las rentas de monopolio, los que pagaremos todos los peruanos, pues cerca del 78 % de nuestros bienes básicos están vinculados al comercio exterior y los puertos, los que en Callao son US$ 400 millones y en Paita son US$ 20 millones anuales. Los puertos y todo el país está movilizado. El gobierno debe anular la ilegal concesión. El Congreso debe aprobar la ley de fortalecimiento de Enapu. Y se debe avanzar el Plan Maestro del Megapuerto del Callao.
El gobierno se mece entre el Monopolio ( DPW) o el Duopolio (dos empresas privadas concertadas). Pero ambas fórmulas son anticonstitucionales y nefastas para el país. Hipotecan la soberanía portuaria, entregando los bienes portuarios de dominio público al acreedor financiero, al que entregan la potestad final de soberanía sobre el puerto público, sin que el Estado pueda objetarlo. Anulan la competencia y establecen la integración vertical portuaria y naviera, la que desde el control naviero impone la discriminación no tarifaria, los sobrecostos logísticos y la arbitrariedad en las tarifas en los servicios. Esta negación de la competencia, perjudica la calidad del servicio y expropia los ingresos de los usuarios. En el Pacífico Sur, esta integración vertical naviera portuaria, subordina los puertos y la economía nacional a los intereses del poderoso grupo naviero Chileno, y por esta vía a los geopolíticos de sectores del Estado Chileno y su teoría del “mar presencial”.
El Perú avanza en analfabetismo funcional
Hace un mes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), emitió el Informe conocido como PISA (siglas, en inglés, del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes). Se trata de un documento de la mayor importancia, que muestra los resultados de exámenes practicados durante tres años (en este caso hasta el 2009), a estudiantes que están finalizando lo que nosotros llamamos secundaria, en tres aspectos: comprensión de lectura, matemáticas y ciencias empíricas. El gobierno ha soslayado su contenido, buscando que pase inadvertido, y lo poco que ha dicho ha sido tendencioso, lo cual equivale a mentir.
Como señal somera de la importancia de estos informes, baste mencionar que, a la vista de sus resultados para los Estados Unidos, el presidente Obama anunció para su país una ambiciosa agenda de reforma educativa, denominada “Carrera hacia la cima”, adoptando las evaluaciones y estándares internacionales de calidad educativa propuestas.
Las pruebas PISA evalúan 65 países o “economías” (China expone a evaluación diferenciada tres “economías” suyas: Shanghai, Hong Kong y Macao; hecho muy revelador de los alcances de su política educativa). Según el informe de diciembre, lideran los resultados Corea y Finlandia, seguidos por Hong Kong (China), Singapur, Canadá, Nueva Zelandia y Japón, así como por Shanghai (China) y Macao (China). No es una casualidad que se trate de los países de más notable desempeño en términos de desarrollo en las últimas décadas.
El puesto que ocupa el Perú en ese informe es el antepenúltimo (apenas por encima de Azerbaijan y Kyrgyzstan), situándose, por tanto, entre los países cuyos resultados se consideran inferiores al promedio mínimo deseable. Ello significa que, según estándares internacionales, el rendimiento promedio de nuestros egresados de la secundaria corresponde al analfabetismo funcional, tanto en comprensión de lectura, como en información científica básica. ¿Se entiende ahora el nivel de “lectoría” que tiene aquella basura “periodística” como El Chino o Ajá, que “informan” a su clientela masiva del nacimiento del “hombre cuy” o del descubrimiento del infierno por “científicos rusos” que cavaron en la tierra? ¿Y cree el presidente García o su deplorable ministro de Educación que el Perú avanza con ese grado de analfabetismo?
Estos resultados constituyen una denuncia a la orientación de las políticas educativas en el país en las últimas tres décadas. Por ello, el Fujimorismo, en cuyo periodo fueron emitidos los primeros informes PISA (2000), decidió ocultarlos y no participar en las evaluaciones para los años siguientes (2003 y 2006). Nueve años después del desastre que Fujimori ocultó, maquillándolo con muros escolares color naranja, constatamos que en analfabetismo funcional el Perú avanza. Será por ello que los herederos de Fujimori, hoy en diversas tiendas “políticas”, confían en continuar timando a sus electores.
Hace un mes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), emitió el Informe conocido como PISA (siglas, en inglés, del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes). Se trata de un documento de la mayor importancia, que muestra los resultados de exámenes practicados durante tres años (en este caso hasta el 2009), a estudiantes que están finalizando lo que nosotros llamamos secundaria, en tres aspectos: comprensión de lectura, matemáticas y ciencias empíricas. El gobierno ha soslayado su contenido, buscando que pase inadvertido, y lo poco que ha dicho ha sido tendencioso, lo cual equivale a mentir.
Como señal somera de la importancia de estos informes, baste mencionar que, a la vista de sus resultados para los Estados Unidos, el presidente Obama anunció para su país una ambiciosa agenda de reforma educativa, denominada “Carrera hacia la cima”, adoptando las evaluaciones y estándares internacionales de calidad educativa propuestas.
Las pruebas PISA evalúan 65 países o “economías” (China expone a evaluación diferenciada tres “economías” suyas: Shanghai, Hong Kong y Macao; hecho muy revelador de los alcances de su política educativa). Según el informe de diciembre, lideran los resultados Corea y Finlandia, seguidos por Hong Kong (China), Singapur, Canadá, Nueva Zelandia y Japón, así como por Shanghai (China) y Macao (China). No es una casualidad que se trate de los países de más notable desempeño en términos de desarrollo en las últimas décadas.
El puesto que ocupa el Perú en ese informe es el antepenúltimo (apenas por encima de Azerbaijan y Kyrgyzstan), situándose, por tanto, entre los países cuyos resultados se consideran inferiores al promedio mínimo deseable. Ello significa que, según estándares internacionales, el rendimiento promedio de nuestros egresados de la secundaria corresponde al analfabetismo funcional, tanto en comprensión de lectura, como en información científica básica. ¿Se entiende ahora el nivel de “lectoría” que tiene aquella basura “periodística” como El Chino o Ajá, que “informan” a su clientela masiva del nacimiento del “hombre cuy” o del descubrimiento del infierno por “científicos rusos” que cavaron en la tierra? ¿Y cree el presidente García o su deplorable ministro de Educación que el Perú avanza con ese grado de analfabetismo?
Estos resultados constituyen una denuncia a la orientación de las políticas educativas en el país en las últimas tres décadas. Por ello, el Fujimorismo, en cuyo periodo fueron emitidos los primeros informes PISA (2000), decidió ocultarlos y no participar en las evaluaciones para los años siguientes (2003 y 2006). Nueve años después del desastre que Fujimori ocultó, maquillándolo con muros escolares color naranja, constatamos que en analfabetismo funcional el Perú avanza. Será por ello que los herederos de Fujimori, hoy en diversas tiendas “políticas”, confían en continuar timando a sus electores.
EL PERU AVANZA EN ANALFABETISMO FUNCIONAL
Hace un mes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), emitió el Informe conocido como PISA (siglas, en inglés, del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes). Se trata de un documento de la mayor importancia, que muestra los resultados de exámenes practicados durante tres años (en este caso hasta el 2009), a estudiantes que están finalizando lo que nosotros llamamos secundaria, en tres aspectos: comprensión de lectura, matemáticas y ciencias empíricas. El gobierno ha soslayado su contenido, buscando que pase inadvertido, y lo poco que ha dicho ha sido tendencioso, lo cual equivale a mentir.
Como señal somera de la importancia de estos informes, baste mencionar que, a la vista de sus resultados para los Estados Unidos, el presidente Obama anunció para su país una ambiciosa agenda de reforma educativa, denominada “Carrera hacia la cima”, adoptando las evaluaciones y estándares internacionales de calidad educativa propuestas.
Las pruebas PISA evalúan 65 países o “economías” (China expone a evaluación diferenciada tres “economías” suyas: Shanghai, Hong Kong y Macao; hecho muy revelador de los alcances de su política educativa). Según el informe de diciembre, lideran los resultados Corea y Finlandia, seguidos por Hong Kong (China), Singapur, Canadá, Nueva Zelandia y Japón, así como por Shanghai (China) y Macao (China). No es una casualidad que se trate de los países de más notable desempeño en términos de desarrollo en las últimas décadas.
El puesto que ocupa el Perú en ese informe es el antepenúltimo (apenas por encima de Azerbaijan y Kyrgyzstan), situándose, por tanto, entre los países cuyos resultados se consideran inferiores al promedio mínimo deseable. Ello significa que, según estándares internacionales, el rendimiento promedio de nuestros egresados de la secundaria corresponde al analfabetismo funcional, tanto en comprensión de lectura, como en información científica básica. ¿Se entiende ahora el nivel de “lectoría” que tiene aquella basura “periodística” como El Chino o Ajá, que “informan” a su clientela masiva del nacimiento del “hombre cuy” o del descubrimiento del infierno por “científicos rusos” que cavaron en la tierra? ¿Y cree el presidente García o su deplorable ministro de Educación que el Perú avanza con ese grado de analfabetismo?
Estos resultados constituyen una denuncia a la orientación de las políticas educativas en el país en las últimas tres décadas. Por ello, el Fujimorismo, en cuyo periodo fueron emitidos los primeros informes PISA (2000), decidió ocultarlos y no participar en las evaluaciones para los años siguientes (2003 y 2006). Nueve años después del desastre que Fujimori ocultó, maquillándolo con muros escolares color naranja, constatamos que en analfabetismo funcional el Perú avanza. Será por ello que los herederos de Fujimori, hoy en diversas tiendas “políticas”, confían en continuar timando a sus electores.
Como señal somera de la importancia de estos informes, baste mencionar que, a la vista de sus resultados para los Estados Unidos, el presidente Obama anunció para su país una ambiciosa agenda de reforma educativa, denominada “Carrera hacia la cima”, adoptando las evaluaciones y estándares internacionales de calidad educativa propuestas.
Las pruebas PISA evalúan 65 países o “economías” (China expone a evaluación diferenciada tres “economías” suyas: Shanghai, Hong Kong y Macao; hecho muy revelador de los alcances de su política educativa). Según el informe de diciembre, lideran los resultados Corea y Finlandia, seguidos por Hong Kong (China), Singapur, Canadá, Nueva Zelandia y Japón, así como por Shanghai (China) y Macao (China). No es una casualidad que se trate de los países de más notable desempeño en términos de desarrollo en las últimas décadas.
El puesto que ocupa el Perú en ese informe es el antepenúltimo (apenas por encima de Azerbaijan y Kyrgyzstan), situándose, por tanto, entre los países cuyos resultados se consideran inferiores al promedio mínimo deseable. Ello significa que, según estándares internacionales, el rendimiento promedio de nuestros egresados de la secundaria corresponde al analfabetismo funcional, tanto en comprensión de lectura, como en información científica básica. ¿Se entiende ahora el nivel de “lectoría” que tiene aquella basura “periodística” como El Chino o Ajá, que “informan” a su clientela masiva del nacimiento del “hombre cuy” o del descubrimiento del infierno por “científicos rusos” que cavaron en la tierra? ¿Y cree el presidente García o su deplorable ministro de Educación que el Perú avanza con ese grado de analfabetismo?
Estos resultados constituyen una denuncia a la orientación de las políticas educativas en el país en las últimas tres décadas. Por ello, el Fujimorismo, en cuyo periodo fueron emitidos los primeros informes PISA (2000), decidió ocultarlos y no participar en las evaluaciones para los años siguientes (2003 y 2006). Nueve años después del desastre que Fujimori ocultó, maquillándolo con muros escolares color naranja, constatamos que en analfabetismo funcional el Perú avanza. Será por ello que los herederos de Fujimori, hoy en diversas tiendas “políticas”, confían en continuar timando a sus electores.
GARCIA PASA ARGUEDAS QUEDA
a
CESAR LEVANO
Este que empieza es de todas maneras el Año del Centenario de José María Arguedas. No lo dirán los membretes oficiales, pero constará en papeles ajenos a la inquisición gubernamental. Juan Ossio, el ministro de Cultura, ha revelado que fue Alan García quien se opuso a que el 2011 lleve el nombre de Arguedas.
No me sorprende. Como se sabe, Mercedes Cabanillas, ex ministra de Educación, había buscado una coartada. Con el vicepresidente Luis Giampietri propuso que el año fuera el del Centenario del Primer Submarino Peruano. Cualquier cosa, menos Arguedas.
El hecho de que el presidente García consagre el año a la celebración del “descubrimiento” de Machu Picchu demuestra su ignorancia acerca de la realidad histórica de esa proeza pétrea, y de su revelación para el mundo.
El 28 de octubre último glosé un documento del ingeniero estadounidense Paolo Greert traducido por la revista El Antoniano, órgano de la Universidad Nacional del Cusco. El trabajo, titulado Machu Picchu antes de Bingham, incluso reproduce el primer mapa de Machu Picchu, trazado por el alemán Herman Göhring en 1874, un año antes del nacimiento de Bingham.
García postula que el descubrimiento ocurrió en 1911. En ese caso, los laureles corresponden al niño indio Pablito, que guió a Bingham hasta la ciudadela.
No nos equivoquemos. Aparte de la sinrazón y la ignorancia, en la decisión de García pesa el prejuicio contra el indio. No en vano es el autor de El síndrome del perro del hortelano, que propone eliminar las comunidades campesinas de sierra y selva, en beneficio de grandes terratenientes transnacionales u oligárquicos.
Arguedas, defensor de la herencia cultural andina, explorador del alma campesina nativa, antifeudal denunciador de masacres, vibrante lírico de la naturaleza nuestra, de los ríos profundos y las altas cumbres, creyente en un socialismo de cepa mariateguiana, no merece para García ni respeto ni admiración.
Con su medida arbitraria contra Arguedas, García ahonda la distancia que separa al APRA de intelectualidad y de las masas profundas del Sur. Puede estar seguro de que en este centenario de Arguedas, resonarán cantos en español, quechua y aymara que lo condenan a él y su partido. He escuchado algunos: cólera ardiente.
Doctor García, no se equivoque: en parte gracias a su mezquindad, los homenajes a Arguedas van a arreciar. Le comunico que, por ejemplo, en Roma, la Associazione Nuovi Orizzonti Latini, está llevando a cabo actos descollantes, con conferencias magistrales, exposición cinematográfica y fotográfica. Se han asociado con el Instituto Cervantes de El Cairo. Van a publicar textos en italiano y quechua.
Del Perú no se diga. Los trabajadores de Chimbote me piden una exposición sobre El zorro de arriba y el zorro de abajo
CESAR LEVANO
Este que empieza es de todas maneras el Año del Centenario de José María Arguedas. No lo dirán los membretes oficiales, pero constará en papeles ajenos a la inquisición gubernamental. Juan Ossio, el ministro de Cultura, ha revelado que fue Alan García quien se opuso a que el 2011 lleve el nombre de Arguedas.
No me sorprende. Como se sabe, Mercedes Cabanillas, ex ministra de Educación, había buscado una coartada. Con el vicepresidente Luis Giampietri propuso que el año fuera el del Centenario del Primer Submarino Peruano. Cualquier cosa, menos Arguedas.
El hecho de que el presidente García consagre el año a la celebración del “descubrimiento” de Machu Picchu demuestra su ignorancia acerca de la realidad histórica de esa proeza pétrea, y de su revelación para el mundo.
El 28 de octubre último glosé un documento del ingeniero estadounidense Paolo Greert traducido por la revista El Antoniano, órgano de la Universidad Nacional del Cusco. El trabajo, titulado Machu Picchu antes de Bingham, incluso reproduce el primer mapa de Machu Picchu, trazado por el alemán Herman Göhring en 1874, un año antes del nacimiento de Bingham.
García postula que el descubrimiento ocurrió en 1911. En ese caso, los laureles corresponden al niño indio Pablito, que guió a Bingham hasta la ciudadela.
No nos equivoquemos. Aparte de la sinrazón y la ignorancia, en la decisión de García pesa el prejuicio contra el indio. No en vano es el autor de El síndrome del perro del hortelano, que propone eliminar las comunidades campesinas de sierra y selva, en beneficio de grandes terratenientes transnacionales u oligárquicos.
Arguedas, defensor de la herencia cultural andina, explorador del alma campesina nativa, antifeudal denunciador de masacres, vibrante lírico de la naturaleza nuestra, de los ríos profundos y las altas cumbres, creyente en un socialismo de cepa mariateguiana, no merece para García ni respeto ni admiración.
Con su medida arbitraria contra Arguedas, García ahonda la distancia que separa al APRA de intelectualidad y de las masas profundas del Sur. Puede estar seguro de que en este centenario de Arguedas, resonarán cantos en español, quechua y aymara que lo condenan a él y su partido. He escuchado algunos: cólera ardiente.
Doctor García, no se equivoque: en parte gracias a su mezquindad, los homenajes a Arguedas van a arreciar. Le comunico que, por ejemplo, en Roma, la Associazione Nuovi Orizzonti Latini, está llevando a cabo actos descollantes, con conferencias magistrales, exposición cinematográfica y fotográfica. Se han asociado con el Instituto Cervantes de El Cairo. Van a publicar textos en italiano y quechua.
Del Perú no se diga. Los trabajadores de Chimbote me piden una exposición sobre El zorro de arriba y el zorro de abajo
GARCIA PASA ARGUEDAS QUEDA
a
CESAR LEVANO
Este que empieza es de todas maneras el Año del Centenario de José María Arguedas. No lo dirán los membretes oficiales, pero constará en papeles ajenos a la inquisición gubernamental. Juan Ossio, el ministro de Cultura, ha revelado que fue Alan García quien se opuso a que el 2011 lleve el nombre de Arguedas.
No me sorprende. Como se sabe, Mercedes Cabanillas, ex ministra de Educación, había buscado una coartada. Con el vicepresidente Luis Giampietri propuso que el año fuera el del Centenario del Primer Submarino Peruano. Cualquier cosa, menos Arguedas.
El hecho de que el presidente García consagre el año a la celebración del “descubrimiento” de Machu Picchu demuestra su ignorancia acerca de la realidad histórica de esa proeza pétrea, y de su revelación para el mundo.
El 28 de octubre último glosé un documento del ingeniero estadounidense Paolo Greert traducido por la revista El Antoniano, órgano de la Universidad Nacional del Cusco. El trabajo, titulado Machu Picchu antes de Bingham, incluso reproduce el primer mapa de Machu Picchu, trazado por el alemán Herman Göhring en 1874, un año antes del nacimiento de Bingham.
García postula que el descubrimiento ocurrió en 1911. En ese caso, los laureles corresponden al niño indio Pablito, que guió a Bingham hasta la ciudadela.
No nos equivoquemos. Aparte de la sinrazón y la ignorancia, en la decisión de García pesa el prejuicio contra el indio. No en vano es el autor de El síndrome del perro del hortelano, que propone eliminar las comunidades campesinas de sierra y selva, en beneficio de grandes terratenientes transnacionales u oligárquicos.
Arguedas, defensor de la herencia cultural andina, explorador del alma campesina nativa, antifeudal denunciador de masacres, vibrante lírico de la naturaleza nuestra, de los ríos profundos y las altas cumbres, creyente en un socialismo de cepa mariateguiana, no merece para García ni respeto ni admiración.
Con su medida arbitraria contra Arguedas, García ahonda la distancia que separa al APRA de intelectualidad y de las masas profundas del Sur. Puede estar seguro de que en este centenario de Arguedas, resonarán cantos en español, quechua y aymara que lo condenan a él y su partido. He escuchado algunos: cólera ardiente.
Doctor García, no se equivoque: en parte gracias a su mezquindad, los homenajes a Arguedas van a arreciar. Le comunico que, por ejemplo, en Roma, la Associazione Nuovi Orizzonti Latini, está llevando a cabo actos descollantes, con conferencias magistrales, exposición cinematográfica y fotográfica. Se han asociado con el Instituto Cervantes de El Cairo. Van a publicar textos en italiano y quechua.
Del Perú no se diga. Los trabajadores de Chimbote me piden una exposición sobre El zorro de arriba y el zorro de abajo
CESAR LEVANO
Este que empieza es de todas maneras el Año del Centenario de José María Arguedas. No lo dirán los membretes oficiales, pero constará en papeles ajenos a la inquisición gubernamental. Juan Ossio, el ministro de Cultura, ha revelado que fue Alan García quien se opuso a que el 2011 lleve el nombre de Arguedas.
No me sorprende. Como se sabe, Mercedes Cabanillas, ex ministra de Educación, había buscado una coartada. Con el vicepresidente Luis Giampietri propuso que el año fuera el del Centenario del Primer Submarino Peruano. Cualquier cosa, menos Arguedas.
El hecho de que el presidente García consagre el año a la celebración del “descubrimiento” de Machu Picchu demuestra su ignorancia acerca de la realidad histórica de esa proeza pétrea, y de su revelación para el mundo.
El 28 de octubre último glosé un documento del ingeniero estadounidense Paolo Greert traducido por la revista El Antoniano, órgano de la Universidad Nacional del Cusco. El trabajo, titulado Machu Picchu antes de Bingham, incluso reproduce el primer mapa de Machu Picchu, trazado por el alemán Herman Göhring en 1874, un año antes del nacimiento de Bingham.
García postula que el descubrimiento ocurrió en 1911. En ese caso, los laureles corresponden al niño indio Pablito, que guió a Bingham hasta la ciudadela.
No nos equivoquemos. Aparte de la sinrazón y la ignorancia, en la decisión de García pesa el prejuicio contra el indio. No en vano es el autor de El síndrome del perro del hortelano, que propone eliminar las comunidades campesinas de sierra y selva, en beneficio de grandes terratenientes transnacionales u oligárquicos.
Arguedas, defensor de la herencia cultural andina, explorador del alma campesina nativa, antifeudal denunciador de masacres, vibrante lírico de la naturaleza nuestra, de los ríos profundos y las altas cumbres, creyente en un socialismo de cepa mariateguiana, no merece para García ni respeto ni admiración.
Con su medida arbitraria contra Arguedas, García ahonda la distancia que separa al APRA de intelectualidad y de las masas profundas del Sur. Puede estar seguro de que en este centenario de Arguedas, resonarán cantos en español, quechua y aymara que lo condenan a él y su partido. He escuchado algunos: cólera ardiente.
Doctor García, no se equivoque: en parte gracias a su mezquindad, los homenajes a Arguedas van a arreciar. Le comunico que, por ejemplo, en Roma, la Associazione Nuovi Orizzonti Latini, está llevando a cabo actos descollantes, con conferencias magistrales, exposición cinematográfica y fotográfica. Se han asociado con el Instituto Cervantes de El Cairo. Van a publicar textos en italiano y quechua.
Del Perú no se diga. Los trabajadores de Chimbote me piden una exposición sobre El zorro de arriba y el zorro de abajo
EL AÑO DE ARGUEDAS VIVE
CESAR LEVANO
Sorpresa. Sorpresa. La otra noche, en un acto organizado en Lima por la Comisión del Centenario de Arguedas cuya sede está en Andahuaylas, se anunció que varios gobiernos regionales habían decidido que 2011 se llame “Año del Centenario de José María Arguedas”. (A esa organización le habían prometido como escenario el Museo de la Nación; pero después se lo negaron).
El movimiento de resistencia civil y civilizada se enfrenta abiertamente a la decisión de Alan García de denominar al 2011 “Año del Descubrimiento de Machu Picchu para el Mundo”, una forma de rendir homenaje al gringo depredador Hiram Bingham, y de negárselo a Arguedas, el escritor y científico que fustigó el gamonalismo, la explotación y el menosprecio del indio y la negación de los mejores valores de la cultura ancestral; y al mismo tiempo exaltó los ideales de justicia e igualdad que asimiló en las páginas de José Carlos Mariátegui.
Pero el sentimiento nacional ya sepultó el decreto oficial. Los gobiernos regionales de Apurímac, Huancavelica, La Libertad, Ayacucho (por unanimidad) han decidido que sus documentos de este año lleven el membrete de “Año del Centenario de José María Arguedas”. Regístrese y recuérdese.
Vladimir Cerrón, flamante presidente del Gobierno Regional de Junín, quien es doctor en medicina y neurocirujano notable, expone, por su parte, en esta edición no sólo su propuesta de que Junín adopte la denominación arguediana, sino que proyecta que la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales adopte igual decisión.
El régimen aprista se ha colocado, como lo habíamos previsto, no sólo contra los sentimientos del Sur profundo y de todo el mundo andino, sino que ha suscitado un movimiento de rechazo que alcanza ya amplitud nacional.
Organizaciones estudiantiles, como la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional Agraria, han optado por Arguedas, contra García. Igual ocurre con sindicatos y federaciones de trabajadores, centros y órganos de escritores, órganos campesinos, clubes regionales, agrupaciones folclóricas, pueblos jóvenes de Lima y provincias.
El recuerdo de Arguedas ha resultado respondón para el APRA y su portaestandarte, García.
El centenario será celebrado todo el año. No sólo en el Perú. En Italia, en México, en Cuba se han iniciado o se alistan certámenes de estudio, crítica y proyección de la obra del peruano que desde muy joven consagró sus energías a examinar la realidad social y cultural del indio (para él, éste no era un concepto racial ni racista).
En más de un escrito, sobre todo al final de su existencia, proclamó Arguedas –iluminado por el mito de Inkarri (o Inkari: Inka ari = Inka sí)– el afán de un Perú integrado, sin humillados ni excluidos, sin renuncia a sus esencias. Un Perú que fuera, por fin, una nación.
Sorpresa. Sorpresa. La otra noche, en un acto organizado en Lima por la Comisión del Centenario de Arguedas cuya sede está en Andahuaylas, se anunció que varios gobiernos regionales habían decidido que 2011 se llame “Año del Centenario de José María Arguedas”. (A esa organización le habían prometido como escenario el Museo de la Nación; pero después se lo negaron).
El movimiento de resistencia civil y civilizada se enfrenta abiertamente a la decisión de Alan García de denominar al 2011 “Año del Descubrimiento de Machu Picchu para el Mundo”, una forma de rendir homenaje al gringo depredador Hiram Bingham, y de negárselo a Arguedas, el escritor y científico que fustigó el gamonalismo, la explotación y el menosprecio del indio y la negación de los mejores valores de la cultura ancestral; y al mismo tiempo exaltó los ideales de justicia e igualdad que asimiló en las páginas de José Carlos Mariátegui.
Pero el sentimiento nacional ya sepultó el decreto oficial. Los gobiernos regionales de Apurímac, Huancavelica, La Libertad, Ayacucho (por unanimidad) han decidido que sus documentos de este año lleven el membrete de “Año del Centenario de José María Arguedas”. Regístrese y recuérdese.
Vladimir Cerrón, flamante presidente del Gobierno Regional de Junín, quien es doctor en medicina y neurocirujano notable, expone, por su parte, en esta edición no sólo su propuesta de que Junín adopte la denominación arguediana, sino que proyecta que la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales adopte igual decisión.
El régimen aprista se ha colocado, como lo habíamos previsto, no sólo contra los sentimientos del Sur profundo y de todo el mundo andino, sino que ha suscitado un movimiento de rechazo que alcanza ya amplitud nacional.
Organizaciones estudiantiles, como la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional Agraria, han optado por Arguedas, contra García. Igual ocurre con sindicatos y federaciones de trabajadores, centros y órganos de escritores, órganos campesinos, clubes regionales, agrupaciones folclóricas, pueblos jóvenes de Lima y provincias.
El recuerdo de Arguedas ha resultado respondón para el APRA y su portaestandarte, García.
El centenario será celebrado todo el año. No sólo en el Perú. En Italia, en México, en Cuba se han iniciado o se alistan certámenes de estudio, crítica y proyección de la obra del peruano que desde muy joven consagró sus energías a examinar la realidad social y cultural del indio (para él, éste no era un concepto racial ni racista).
En más de un escrito, sobre todo al final de su existencia, proclamó Arguedas –iluminado por el mito de Inkarri (o Inkari: Inka ari = Inka sí)– el afán de un Perú integrado, sin humillados ni excluidos, sin renuncia a sus esencias. Un Perú que fuera, por fin, una nación.
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