¿Cómo es posible que una burbuja inmobiliaria, localizada en California, Miami, Michigan, haya terminado por ser una catástrofe financiera en Islandia? (Krugman) ¿Por qué los contribuyentes deben pagar el rescate financiero? (Rogoff). Un Nobel de economía, Myron Scholes, ironiza, una cosa son los modelos, otros los que los utilizan. De pronto, una disciplina que parecía planear por encima de las sociedades, el poder, las ideologías, el hombre mismo, pide socorro a otras disciplinas. Hoy viste mucho recordar que toda economía es un saber construido, social. Y que sería preciso entonces acompañar el saber económico con otros saberes: socioeconomía, sociocultura. E incluso, neuroeconomía.
En los dos lados del Atlántico se desempolvan viejos maestros, Karl Marx, Max Weber, Durkheim. Ya nadie puede sostener que los mercados se autoorganizan espontáneamente. El Estado americano intervino para que surgiera Silicon Valley y también Internet, al inicio un sistema de comunicación en caso de guerra nuclear.
Todo esto para decir que esa inmensa polémica internacional nos está pasando inadvertida. Se está revisando –afuera– hasta los cimientos de un saber que aquí, entre pereza y provincia, daban muchos por establecida. El capitalismo es un poderoso animal que se ha ido renovando por “autodestrucciones creativas” (Schumpeter). Pero eso, el mundo, no nos interesa mucho. No tenemos prensa ni atención sino para el ministro que metió la pata al callar parte de sus vínculos profesionales, o para el candidato que llama “cabrón” al jefe legítimo del Estado.
¿Es mucho decir que la cultura no acompaña nuestro diario vivir? Sostengo que la Lima de hoy es menos culta que la que vivió la crisis del 29. Hoy un alcalde de Miraflores se permite negar Hyde Park a la Feria del libro. De paso, aprovecho el sumarme a la protesta de la doctora Cecilia Bákula. Algo tienen que decir el INC, el Archivo Nacional y la BNP sobre la defensa del patrimonio, su ley, y su revisión. Quiero decir que nos está faltando cultura en un momento grave de nuestra situación y del mundo. Llamo cultura a una disposición por dejar espacios libres, urbanos por un lado (¡toma, Masías!) y por el otro, la cultura como conexión activa con lo real. Eso nos falta, inmensamente. Modestia, tolerancia. Flujo de ideas. Me pasma el número de revistas culturales en España (www.revistasculturales.com) y a Presencia Cultural, de Ernesto Hermoza, la única crónica de actividad cultural, siguen castigándola. Cada nuevo gerente, como un lobo, deja su marca removiendo horarios
Por Hugo Neyra
No hay comentarios:
Publicar un comentario