Por Bruno Seminario
Prof. Universidad del Pacífico
Modificaciones sustanciales experimentará la economía mundial en este siglo nuevo, lo mismo ocurrirá en América Latina y, por ende, en el Perú. Las nuevas determinaciones ya comenzaron a operar, por esta razón, es natural que haya desconcierto y confusión. Después de todo, ¿quién puede conocer los arcanos del tiempo, reconocer todas las cosas que serán disminuidas, y lo trivial que puede convertirse en relevante? Aunque todos los intentos por adivinar el porvenir han resultado banales, no por ello cesa este misterioso empeño. Quizás porque las insólitas destrezas que requiere el arte satisfacen poderosas fuerzas psicológicas. A pocos les importa la exactitud cuando se busca atenuar el desasosiego.
Hago estos comentarios porque en este breve artículo me gustaría discutir cuál puede ser el curso de la economía peruana en los próximos diez años y estimar sus dimensiones en el 2021, la fecha del bicentenario del Perú republicano.
Podemos empezar explicando la sutil diferencia que existe entre un pronóstico y un escenario, pues esta es relevante para entender el sentido del ejercicio que vamos a presentar. Un pronóstico tiene cierta pretensión de exactitud y puede ser juzgado por su eficacia para consumarla, mientras esta es inexistente en el caso de un escenario. Cuando se elabora un escenario, lo que buscamos es una herramienta cuantitativa que nos permita juzgar y evaluar nuestro desempeño comparativo frente a un patrón que sintetice el efecto de las principales fuerzas cualitativas que intervienen en el escenario.
Que ambos conceptos pueden confundirse con facilidad demuestra cómo son interpretados en el Perú los guarismos que contiene el Marco Multianual del MEF o el Reporte de Inflación del Banco Central. Estos documentos se limitan a expresar cuantitativamente el resultado probable de las políticas públicas, y, por esta razón, no persiguen la exactitud característica de los pronósticos, sino la construcción de una herramienta para mesurar la eficiencia de la política económica.
Como en la figura, mostramos la trayectoria futura de las tasas de crecimiento de la economía peruana para el periodo 2009-2021, existe también el riesgo de creer que resume un pronóstico cuando en realidad constituye un escenario, pero uno construido tomando en consideración las tendencias de largo plazo de la economía peruana y el impacto de los ciclos económicos, en otras palabras, resume el desempeño que la economía peruana tuvo en el pasado.
Si bien el espacio no nos permite explicar con detalle el método utilizado para construir este patrón ideal, podemos resumir los aspectos más relevantes del mismo. Para empezar, el escenario contiene el efecto de las tres principales fuerzas que regirán la marcha futura de la economía mundial: el desplazamiento del poder económico y político hacia el continente asiático, el impacto de la nueva demografía y las consecuencias del Cambio Climático. En segundo lugar, para estimar el impacto del ciclo económico hemos tomado en consideración casi toda la información disponible en el siglo XX y, por esta razón, hay una considerable precisión en la estimación de sus impactos.
Como puede apreciar el lector, si estudia atentamente las cifras que representa la figura, el desempeño promedio de la economía peruana sugiere que la recuperación del Perú de la crisis puede proceder a un ritmo más lento que lo anticipado en los pronósticos oficiales. En efecto, la duración del ciclo de los negocios medida entre pico y pico es de 10 años. Por esta razón, en el escenario se espera una nueva crisis para el 2019. También la longitud del periodo de recuperación (dos años) es mayor a la observada en Estados Unidos. Por ello, es probable que la economía recupere un ritmo normal de desarrollo –tasas entre cuatro y cinco por ciento– solo en el 2011 o el 2012 y que asistamos a una nueva bonanza en el 2015 o 2016.
¿Cuál sería el valor del PBI per cápita de materializarse esta trayectoria? Según la CEPAL, el tamaño de la economía peruana en el 2008, medido en dólares del año 2000, fue de 84,362 millones de dólares y el PBI per cápita 2,989 dólares; en el año del bicentenario el valor del PBI sería de 162,113 millones de dólares y el del PBI per cápita de 4,995 dólares. El crecimiento promedio del PBI en este lapso sería de 5.18 por ciento. Es así que el escenario en modo alguno es pesimista. En el 2021, el Perú exportaría al mundo 30,261 millones de dólares, en el 2008 la cifra reportada por la CEPAL fue de 16,155 millones. Su tasa de crecimiento acumulada sería de 5.3 por ciento. A partir de estas variables es posible derivar la trayectoria de los principales indicadores sociales, el tamaño del sistema bancario, la tasa de crecimiento de las principales industrias, estimar el tráfico probable de los principales puertos y el valor de la inversión directa extranjera.
¿Qué utilidad pueden tener estos números? Son adecuados para estimar la rentabilidad de proyectos de inversión de largo plazo, como puertos, carreteras y otras obras de infraestructura. También puede ser estimados con mayor precisión el riesgo sistemático de las principales variables económicas para determinar fechas adecuadas para iniciar proyectos de inversión. Sin embargo, deben ser utilizados con cierto cuidado para realizar proyecciones de corto plazo, pues este patrón ideal excluye el impacto de las fluctuaciones de corto plazo que provocan la política económica, el ciclo político y la dinámica de los inventarios.
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