Sospecho que por estos tiempos ando peleado con la Literatura. Las últimas novelas de Jaime Bayly me están pareciendo interesantes. Digamos. Debo confesar también que “Los últimos días de La Prensa”, novelón (por la cantidad de páginas), me ha hecho reír un poco. Sin embargo, a los lectores que conozco no les agrada Bayly como escritor y como entrevistador nocturno que hace payasadas, les parece muy bueno, sobre todo a las lectoras. “No importa que la pegue de gay o de bisexual, igual lo amo”, me dijo una de ellas. Cierto día Bayly dijo en uno de sus programas:
— “Tengo tantos programas de TV que no me dejan tiempo para escribir”.
— “Hay que darle también programas de radio”, gritó un lector.
¿Qué tiene que ver Bayly y sus libros, ahora que hay gente que discute si él puede o quiere ser candidato a la presidencia del Perú? Ocurre que al señor pelucón de sonrisa chueca, que va a cumplir 45 años este 19 de febrero, le importa un pepino ser presidente del Perú o de la liga de fútbol de su barrio (sí hay liga de fútbol en su barrio); le importa un rábano que le gritén chimbombo en la calle, que le tiren huevos en una plaza pública; que le digan que usa zapatos grandes por pura finta o que la derecha le paga poco por todo lo que hace. Lo que le interesa, sobre todas las cosas, es que lo reconozcan como escritor. Ese es su verdadero sueño.
Ese es su drama. Su ilusión desde aquellos remotos años en que soñaba confundido con las novelas de Mario Vargas Llosa y quería ser tan bueno como él; desde que leía al copión Bryce Echenique en los descansos después de laborar en La Prensa; desde aquel tiempo en que publicó su primer libro en España. Lo que le interesa realmente a Bayly es seguir escribiendo y que le digan que lo hace bien. Es un camino difícil y más fácil es ponerse la banda presidencial. Que lo digan los que saben. Lo cierto es que ser presidente a Bayly le llega altamente. No me imagino cuánto le habrá dolido al pobre Bayly, cuando hace un tiempo el buen Juan Marsé se paró de la silla del jurado de un concurso literario y dijo: me marcho, estas novelas no tienen nada que ver con la Literatura. Una de esas novelas era de Bayly. No recuerdo cuál.
Sospecho que es pura chocota eso de que su madre siempre soñó con que él fuera presidente del Perú, que él desde chiquito o quizá ya cuando estaba en el colegio jugando pelota se la creyó que él podría ser presidente. Sospecho también que el oportunista José Barba Caballero, el de las preguntitas de manual para llegar a ser candidato a la presidencia, y sus amigos colgaron esas banderolas (Bayle Presidente). Son ellos los que quieren aprovecharse de la imagen de Bayly creyendo que es un tío bobo.
Está bien. Todo el mundo en el Perú puede ser presidente. Susy Díaz fue parlamentaria y Tongo fue candidato al Congreso. Pero Bayly no está para ser candidato aunque Barba diga lo contrario. Tiene otras prioridades y si remotamente llegase a inscribirse como así lo desean los parásitos que quieren vivirlo, no moverá un dedo y se lo dejará todo a Ximena, su impenitente productora de televisión.
La candidatura de Bayly es una joda que Barba y sus amigos quieren hacer realidad para que ellos vuelvan a trepar al poder. “Tú eres candidato a la presidencia y yo el número uno de la lista al Congreso”, le dice. Además, hay graves denuncias aún sin aclarar de que el partido de Barba Caballero, Cambio Radical, se ha forjado con firmas falsas.
Me faltan adjetivos, casi todo se ha dicho de Bayly. Decadente, irresponsable, reaccionario, derechista, vendido, venal, tragicómico, vago, flojo, perezoso, holgazán, chiflado, tocado, perturbado, tantas cosas más. A decir por todo lo que se dice de él, si tiene parte de las condiciones para ser presidente de la República.
Paco Moreno
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