Francisco Durand
* (Quehacer, octubre-noviembre 2004)
La curiosidad reina cuando quienes poseen la riqueza en grado sumo se afanan
por demostrar en privado lo que tienen y esconder al público cuanto tienen. La
acicatea el hecho que son y se sienten poderosos al extremo y porque esa isla
de prosperidad en medio de un mar de pobreza constituye un problema. Los
ricos temen ser tocados, rodeados, acosados, abrumados, atacados, o alabados
-interesada o sinceramente-, por el pueblo que trabaja o depende de ellos. Por lo
tanto, mejor ocultarse.
Poderes ocultos
Lo que sabemos de ellos es poco. La propiedad anda repartida entre varias
ramas de las grandes familias, o manejada por holdings -compañías que
controlan compañías-, ese ingenioso invento norteamericano de los años 20
para esconder lo que se tiene, y también porque es controlada por muchas
corporaciones extranjeras. Si no fuera por la bolsa de valores, y la obligación de
reportar al público quien tiene qué -en tanto algún derecho informativo existe
para poder comprar acciones-, y de la internet -que socializa la información-,
estaríamos en una oscuridad mayor. Aún así, muchas empresas no operan en
bolsa y permanecen cerradamente familiares. De otras sabemos poco porque
operan en el extranjero. Además, cambian de manos con frecuencia, lo que
dificulta un seguimiento.
El Estado ciertamente conoce mucho, sea porque recibe las declaraciones
juradas de impuestos, o por contar con información sobre propiedades e
inversiones. Pero la guarda celosamente; muy rara vez sale a la luz. No
sabemos, por ejemplo, quiénes son los principales pagadores del impuesto a la
renta, aunque sospecho que encontraremos nombres como Dionisio Romero
Seminario y Pedro Brescia Caferatta, dos conocidos jefes de los grupos de
poder económico (GPE) nacionales de mayor peso. Ni siquiera los contratos de
estabilidad tributaria, ese ejemplo de privilegios legales en la era de la
globalización económica, que obliga a los Estados más que a las empresas, y
concede por escrito rentas a los “grandes inversionistas”, contratos a veces
abusadamente interpretados, -caso de las eléctricas Luz del Sur y Edelnor-, se
publican. Son leyes secretas hechas para los grandes poderes que los demás
no deben conocer, menos criticar.
La prensa informa de sus negocios, cierto, pero suele alabarlos en lugar de
criticarlos. Si por ahí un periodista audaz, o un director amargado, echan un leña
al fuego que consume a quienes critican a los dueños corporativos del Perú, la
poca crítica se ahoga rápidamente en un mar de publireportajes y
contracampañas a las cuales se prestan muchos. En tiempos de paz el silencio
se paga con publicidad.
Poderes revelados
Pero la curiosidad termina predominando y siempre hay alguien dispuesto a
hacer revelaciones. Para satisfacer esa insaciable interés sobre quién posee
qué, investigadores amateurs y profesionales, empíricos y científicos, se han
esforzado por revelar los secretos mejor guardados de la sociedad capitalista.
Uno de los primeros en hacerlo fue Ricardo Lagos, el actual presidente del
vecino país prusiano, quien en 1961 publicó el libro La concentración del poder
económico: su teoría, realidad chilena. Imprimió cinco ediciones en seis años.
Otros le siguieron. En el Perú, Carlos Malpica escribió allá por 1965 el ahora
famoso Los dueños del Perú.
En esos años el poder de los “barones del algodón y del azúcar”, todavía relucía,
a pesar de estar cada vez más a la sombra de las multinacionales, y
compitiendo con nuevos empresarios nacionales de origen europeo. El caso
más conocido fue el de Luis Banchero Rossi, el magnate de la pesca al que se
le negó entrada en el exclusivo y hereditario Club Nacional. Estos empresarios
emergentes blancos siguieron insistiendo en ser invitados a los saraos de las
mansiones de Miraflores y San Isidro y los clubes exclusivos, hasta que un
general, Velasco, acabó con sus propiedades y abrió las puertas del poder
económico a otra generación, quienes de pronto pasaron a ser los más fuertes
representantes del sector privado nacional.
Tres ediciones de esta obra famosa se agotaron en dos años. Fue incluso
popular entre los propios dueños, quienes, según me relatara el propio Malpica,
le pedían autógrafos o lo criticaban por haber cometido la terrible omisión de no
considerarlos en la lista siendo, según insistían, vecinos notables, parte cierta,
comprobada de las grandes familias de valles alejados.
No han faltado similares esfuerzos en otros países, que muchas veces siguieron
la claridad denunciativa e informativa del peruano. Este se limitó a listar familias,
haciendas, y empresas, con rigurosidad de ingeniero, descubriendo que la
riqueza habla por si misma. En Colombia, Silva Colmenares publicó Los
verdaderos dueños de Colombia (1977). En otros lares, Hughes y Quintero
editaron Quiénes son los dueños de Panamá? (1987). En México Concheiro,
Gutiérrez y Fragoso publicaron El poder de la gran burguesía (1979). Rosario
también hizo lo suyo en el Caribe con Dueños de la República Dominicana
(1988). En el Uruguay, Stolovich, Bértora y Rodríguez sacaron el muy popular
libro El poder económico en el Uruguay actual (1988). Acevedo lo hizo en la
Argentina con Quién es quién: Los dueños del poder económico (1990 ), seguido
por Majul, con Los dueños de la Argentina (1992).
Volvamos al Perú. En tiempos más recientes, y luego del estéril afán
expropiatorio del alocado presidente García en 1987, una ola de información se
filtró desde el ejecutivo para atacar a la “nueva oligarquía” liderada por los GPE.
El Instituto Nacional de Planificación iba a filtrar información con su última acción
de importancia antes de que el presidente Fujimori lo cerrara para siempre. Esos
actos audaces fueron seguidos por acuciosas investigaciones del Congreso,
desde donde el entonces senador Malpica volvió a la carga con más bríos,
exigiendo información y demandando documentos. De allí salió otra generación
de sus libros titulada con menos acierto El poder económico en el Perú (1989) y
publicada en varios tomos. Acompañaron al ya legendario investigador el texto
más analítico de Alcorta, Concentración de capital en el Perú (1987), con
información compilada en la Bolsa de Valores de Lima, y el de Anaya, Los
grupos de poder económico (1991), basado en datos de Contribuciones.
También destacó el esfuerzo multidisciplinario de Campodónico, Castillo y
Quispe, investigadores de DESCO, con el sugerente título De poder a poder
(1993). En cuanto a la adaptación de los GPE a los nuevos tiempos, eso que
algunos llaman reingeniería, la obra más elaborada es la de Vásquez,
Estrategias del poder: grupos económicos en el Perú (2000).
Reconfiguración del poder económico
Dado que un título bueno ayuda a la diseminación de ideas, me atengo a la
temprana inspiración malpiquiana. Debemo entender los cambios profundos
ocurridos desde 1990. Ese nuevo mapa es fundamental para ubicar a las elites
económicas de la sociedad peruana del siglo XXI, quienes se han convertido en
el actor político más influyente. Lo dicho no debe sorprender pues en nuestro
siglo sucede acá y acullá. Como dijera un multimillonario norteamericano, “es
cierto que existe la lucha de clases y la estamos ganando nosotros”.
El análisis del nuevo mapa del poder económico también sirve para contrarrestar
la prédica neoliberal vigente, que usa términos vagos como fuerzas de mercado
y grandes inversionistas. Además, insisten en mantener discutibles supuestos
teóricos como el del equilibrio general y la competencia perfecta. Estos
conceptos con dados cargados, a los cuales se añade un nuevo, el ruido político
–que implícitamente admite que no se debe espantar a los inversionistas-,
ocultan más que explican la realidad vigente y desvían nuestra atención de la
realidad propietaria de nuestro tiempo.
La transformación ocurrida en parte nos asemeja a lo que el país era cuando,
antes de la revolucion velasquista de 1968, y en plena etapa oligárquica, Malpica
sacó su primer libro. El país vivía con un Estado pequeño y una economía
dominada por el sector privado nacional, liderada por las grandes familias
oligárquicas y algunas multinacionales (MN). A diferencia del pasado, hoy se
configura una nueva y dura realidad: existe un predominio sofocante de las MN,
combinado con la entrada agresiva de GPE de países latinos, entre los cuales
destacan las provenientes del vecino prusiano, y se observa el debilitamiento o
desplazamiento de los GPE nacionales. Este desequilibrio no ha sido todavía
revertido con la aparición de nuevas fortunas aunque han emergido algunos
aspirantes.
Hoy tenemos un capitalismo más institucional e internacional, mas gerencial
también, y definidamente corporativo, que se combina con el remanente de la
vieja estructura patrimonial de familias propietarias poderosas de origen rural o
urbano. Entre uno y otro momento -1965, 1995-, como se ilustra en el gráfico
No. 1, el país ha ido pasando por ajustes y transformaciones sucesivas que al
principio apuntalaron al Estado y el capital nacional. Luego -1975, 1985-,
caminaron en dirección opuesta, hacienda a un lado tanto al Estado como al
capital nacional, mientras las nuevas EM se “adueñan” del país. Este
desequilibrio es más fuerte en el Perú que otros países, aunque no es único.
Bolivia, Ecuador y Argentina se le asemejan.
Seis procesos
Desde 1990, año en que entra Alberto Fujimori al poder, varios procesos
internacionales y nacionales económicamente determinantes y determinados -
globalización, privatización, oligopolización, reprimarización, desnacionalización,
consumismo-, se desataron sin mayor resistencia. Luego Alejandro Toledo y
Pedro Pablo Kuczyniski, su ministro de economía vinculado a Wall Street, lo
profundizan, aunque enfrenta mayores dificultades al aparecer diversos focos de
protesta social. Los seis procesos han reconfigurado el poder económico y las
relaciones inter-clase e intra-clase en el Perú.1
Se trata, primero que todo, de la llamada globalización económica. Este
megaproceso está dirigida por las EM, comandada por el Grupo de los 7 (EUA,
Canadá, Japón y los cuatro grandes europeos) y los organismos financieros
internacionales. La triada del poder mundial busca “civilizar” al mundo para crear
un solo mercado mundial de capitales, mercancías, conocimiento, y en menor
medida de fuerza de trabajo, que operan con reglas más a o menos similares y
que es tutelado militarmente.
La globalización se acelera a escala nacional con políticas económicas
neoliberales y a nivel continental con tratados de libre comercio. Ambos influyen
en privatizar más la economía, que es el segundo proceso desatado, y que
redefine el conflicto capital-trabajo al mismo tiempo que abre otros nuevos. Esta
predominio hegemónico de la propiedad privada conduce al achicamiento del
Estado y al arrinconamiento extremo de la vieja propiedad comunitaria andina y
amazónica. A medida que las corporaciones buscan materias primas en los
lugares más apartados para extraer minerales, gas, petróleo, madera, plantas, o
animales exóticos, la privatización llega a todos los rincones, hecho que genera
1 Para un estudio más detallado, ver del autor “Fuego y humo: reconfiguración de la clase empresarial y
cambios politicos en la globalización”, Aportes al Debate No. 11, Fundación Friedrich Ebert (2004).
resistencias y protestas. Y en tanto los nuevos dueños se apropian de los
servicios públicos, enfrentan críiticas y hasta rechazo de los usuarios.
La política de privatización de empresas estatales, combinada con el enorme
poder financiero, y la mayor capacidad competitiva, de las grandes
corporaciones, que “te quiebran o te compran”, han dado lugar a una estructura
oligopólica. Este tercer proceso implica que cada vez menos unidades producen
una mayor cantidad de bienes y servicios en ramas claves de la economía:
financiera, minera, enérgetica, industrial de exportación, comunicaciones. La
nueva estructura corporativa tiene la enorme limitante de no generar mayores
eslabonamientos con la economía local y ser muy intensiva en capital: tiende a
generar poco empleo directo e indirecto. Además, una vez que se logra “la
captura del Estado”, la nueva clase corporativa pierde interés en las reformas
institucionales. Esto es algo que, como diría Julio Cotler, no se ha dicho, y por lo
mismo conviene insister: evita adrede la creación de una tecnoburocracia pues
cuestionaría el rol de los asesores privados y los grandes estudios de abogados,
que participan en el diseño de normas en calidad de consultores.
Grafico No. 1. Cambios en la cúpula del poder económico
según tipos de propiedad: 1965 a 199
1965 1975
1985 2000
Multinacionales Oligarquía
Estado
Empresarios
nacionales
nacionales
Multinacionales Estado
Empresarios
nacionales
Grupos de Poder
Economico Nacional
Estado
Multinacionales
Multinacionales Grupos de Poder
Economico nacionales
y latinos
Estado
La reprimarización, el cuarto proceso, ocurre con la apertura de una economía
rica en recursos naturales y pobre en salarios, incentivada por el propio Estado,
que abandona el desarrollo industrial nativo y privilegia, vía contratos de
estabilidad juridica, y concesiones tributarias, los megaproyectos primarioexportadores.
Con ello, la economía vuelve sobre su eje colonial y republicano
temprano, aunque combinada con algunas exportaciones industriales,
mayormente concentrada en el area textil y de confecciones.
Como consecuencia de los procesos anteriores, ocurre un quinto que también es
preocupante: se desnacionaliza la economía peruana. Por primera vez desde la
colonia, la riqueza del país no está mayormente en manos de nacionales ni
volverá a ser recuperada, al menos no en el futuro inmediato. Lo dicho no quiere
decir que los grandes capitalistas nacionales hayan dejado de existir, sino mas
bien que ha ocurrido, según los casos, una quiebra y un desplazamiento que ha
puesto a los GPE peruanos en un lugar menos importante.
Antes se les podia denominar grandes GPE. Hoy algunos siguen siendo grandes
-caso de Romero y Brescia-, pero son cada vez menos. Como algunos de sus
gerentes me lo admitieron en conversaciones sostenidas, comparado al poder
acumulado por EM y algunos GPE latinoamericanos, los grupos peruanos que
quedan están en la categoría de “medianos”. Ello representa un problema en la
medida que la ausencia de casos de éxito nacional debilita al modelo, le impide
a los nuevos dueños del Perú alcanzar legitimidad y dificulta elaborar un
“proyecto de desarrollo”, pues este no puede venir de las EM sino del Estado y
las empresas nacionales, que ahora está subordinadas.
Finalmente, el sexto proceso es la implantación tipo injerto de un estilo de vida
basado en logos, que incorpora a todos a un patrón de consumo dictado por las
MN, y a otro de información global manejado por la corporaciones de
comunicaciones, que justifica el actual orden internacional. En los rincones más
remotos va imperando lo moderno sobre lo tradicional, la economía de mercado
sobre la de subsistencia. De ese modo se incorporan todos los pueblos y clases
al mercado, así no tengan los ingresos como para satisfacerlo. Con ello se borra
la distinción entre necesidades y deseos. Al mismo tiempo, las multitudes usan
la red para concectarse. Tienden a reproducir sus propios valores culturales
articulando la ciudad y el campo, el país y el mundo, lo que facilita formas de
resistencia cultural y hasta de protesta cibernética.
Cada proceso, por tanto, tiene sus propias limitantes y genera contradicciones.
Desnacionalización
El proceso de desnacionalización de la economía es un aspecto que conviene
analizar en más detalle. Ha ocurrido una entrada masiva de capital extranjero
atraída primero por las políticas de privatización acelerada de empresas
estatales -a partir de 1994, con la venta de Telefónica-, y luego por las
oportunidades de nuevas inversiones mineras, energéticas y financieras –banca
y pensiones-, y en el area de servicios públicos –luz, telefonía, puertos,
aeropuertos-. Este proceso se acelera en la crisis de 1998, que desplaza con
más fuerza al capital nacional debido a la abrupta salida masiva de capitales –
US$500 millones en una semana- que quiebra el espinazo de casi toda la banca
nacional -Wiese, Latino, y muchos otros menores-, lo que la concentra y
desnacionaliza más. También por la caída de la actividad de obras públicas que
pone en problemas a los grupos constructores –Graña y Montero, Piazza-. Este
nuevo mapa de poder se revela en el ranking de las principales empresas del
país que se presenta en el cuadro No. 1. Queda en claro quien manda.
Añadamos que las inversiones extranjeras recientes en el Gas de Camisea y
Las Bambas refuerza ese predominio exógeno.
CUADRO No. 1. RANKING DE 30 PRIMERAS EMPRESAS ORDENADAS SEGUN VOLUMEN
DE VENTAS (en millones de nuevos soles), 2004
Ranki
ng
Empresa Tipo de
empresa
EMN o GPE
nacional
o
latinoamericano
Ventas
(millones de
Nuevos Soles)
Empleados
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
Telefónica
Refinería La Pampilla
Souther Peru CC
Minera Yanacocha
Occidental Petroleum
Perupetro
Alicorp
Mobil Oil
Shell
Luz del sur
San Ignacio de M.
Cargill Peru
Backus
Edelnor
Peruana de
Combustibles
Barrick
Ferreyros
Molinos Mayo
Gloria
GyM
Química Suiza
Repsol YPF
Santa Isabel
supermerc.
Nestle
Procter & Gamble
Saga Falabella
Refineria de Zinc-
Cajam
Consorcio Minero
Minsur
Cementos Lima
EMN
EMN
EMN
EMN/G.
Benavides
EMN
EMN
G. Romero
EMN
EMN
EMN
G. Arias
EMN
G. Bavaria
(Col).
EMN
Nacional
EMN
G. Ferreyros
EMN
G. Rodriguez
G. Graña y
Montero
EMN
EMN
EMN
EMN
EMN
G. Falabella
(Chile)
EMN
EMN
G. Brescia
Familia Rizo
Patrón
4,238.284
2,793,487
2,040,378
1,639,300
1,511,552
1,463,540
1,400,422
1,146,355
1,025, 615
940,446
931,065
923,665
895,905
890,361
854,594
852,220
682,462
661,333
659,160
656,275
630,731
620,923
590,187
553,367
541,768
535,511
524,867
513,246
488,619
485,050
5,325
334
4,432
n.d.
508
n.d.
1,565
176
134
651
1,661
43
n.d.
772
53
n.d.
1,340
1,984
850
660
980
24
2,537
237
353
n.d.
544
85
418
345
Fuente: Lanota. Com de Colombia, Abril 19, 2004. http://lanota.com/cifras/pe/real.
Elaboración propia
La desnacionalización se revela no solo en ramas antes importantes como la
manufactura, sino entre los GPE peruanos, que han perdido posiciones en la
punta de la pirámide o que, simplemente, han dejado de existir en el shock
competitivo. Es una constatación interesante. De las 30 empresas con mayor
volumen de ventas al 2003, un total de 19 son MN, en una importante un GPE
nacional es copropietario -Yanococha, Benavides-, dos son GPE
latinoamericanos -Chile, Colombia- y solo ocho pertenecen a GPE nacionales -
Brescia, Ferreyros, Romero, Rodríguez, Graña y Montero, Benavides, Arias- o a
las grandes familias -Rizo Patrón-. Observemos que de los 25 gigantes para los
cuales se tiene información de empleo, el promedio alcanza a la modesta cifra
de 1,040 empleados. Pies de barro tiene el gigante.
La desnacionalización extrema de las bases del poder económico se explica por
una serie de razones, entre las que destacan las siguientes:
a) Comparado a países de similar tamaño, el Perú tuvo un desarrollo industrial
más reciente y débil que otros. Cuando el Estado en 1968 finalmente se decidió
a industrializar, privilegió la empresa estatal e impuso controles y reformas en la
propiedad y el trabajo que dieron señales contradictorios al industrial nacional,
inhibiendo su rol. Cuando llegó la apertura en 1990 no se había desarrollado
mayormente, lo que confirma que los países de desarrollo tardío tienden a ser
más vulnerables a la globalización.
b) El Perú es uno de los países latinoamericanos que, con la probable excepción
de Argentina, ha ido de crisis en crisis, a promedio de más de una cada diez
años, coincidiendo fatídicamente en los años ocho, –1968, 1978, 1983, 1988,
1998-, proceso que ha generado un fuerte debilitamiento del capital nacional,
haciéndolo más vulnerable al shock competitivo. Ha existido más destrucción
masiva que la “destrucción creativa” que predicen los neoliberales.
c) El gobierno de Fujimori, en particular los ministros Boloña y Camet, pusieron
en marcha una de las liberalizaciones económicas más extremas de America
Latina, la segunda después de Bolivia. Este proceso favoreció a los grandes
inversionistas y el capital extranjero con bajas contribuciones y rentas de tipo
tributario, que desnivelaron la cancha a favor de la nueva clase corporativa,
predominantemente extranjera.
d) El capitalista peruano se caracteriza por un fuerte patrimonialismo: la
predominancia del capital familiar y la ausencia de gerentes no propietarios
fuertes. El familismo en varios casos los hizo más vulnerables a la competencia
de las corporaciones extranjeras mas competitivas pues no tenía, salvo
excepciones, ni el conocimiento ni los reflejos para enfrentarlo. Varias crisis de
sucesión llevaron a la caída o debilitamiento de GPE nacionales –Lanata
Piaggio, Delgado Parker, Arias Dávila-.
La trayectoria errática de éxito de algunos, resultados discutibles en otros, y
fracaso empresarial de muchos, que comienza en 1990, se resume en el cuadro
No. 2. Nos indica que de los Doce Apóstoles quedan prácticamente solo tres
grandes -Romero, Brescia y Benavides de la Quintana- más dos en calidad de
medianos -Raffo, Ferreyros-. Nicolini fue absorbido por Alicorp del grupo
Romero. Olaechea vendio su brazo financiero al Sudameris. Lanata fue
absorbido por Bentin, quién a su vez perdio el control de Backus a manos del el
grupo colombiano Bavaria. Picasso y Wiese quebraron en la crisis de 1998.
Delgado Parker ha quedado debilitado por pleitos de sucesión al morir uno de
los hermanos y enfrentarse el resto. Entre los grupos emergentes menores, los
fortalecidos son basicamente dos -el grupo lácteo y cementero de los Rodríguez,
y el comercial de Wong-. Ambos resistieron bien la competencia internacional,
saliendo adelante en la “guerra de las leches” y la “guerra de los
supermercados”. Varios han quedado debilitados -el pesquero Galski, los
constructores Graña y Montero y Piazza-. Con la quiebra financiera nacional de
1998 se debilitaron Lucioni -Banco Orión- y varios otros, incluyendo el grupo
judío-peruano de los Levy. Igual le pasó a Galski, que perdió su brazó financiero
con la quiebra del NBK. Curiosamente, los grupos de origen chino, han podido
salir adelante, caso del grupo comercial importador Wu y de Wong, ya
mencionado.
CUADRO No. 2. DESAPARICION PROGRESIVA DE LOS “DOCE APOSTOLES” Y
OTROS GRUPOS MENORES, 1986-2004
1986 1996 2004
Los Doce Apóstoles:
1.Benavides (Buenaventura) x x x
(asociado a EMN)
2.Bentin (Backus) x x comprado
por Bavaria
3. Brescia (Minsur, Rimac) x x x (asociado a
EMN)
4. Delgado Parker (Panamericana) x x x (muy
debilitado)
5. Ferreyros (E. Ferreyros) x x x
6. Nicolini (Nicolini Hnos.) x absorbido por Romero
7. Lanata Piaggio (Pilsen) x absorbido por Bentín
8. Olaechea (Tacama, Bco de Lima) x x
vende banco
9. Picasso Salinas (Vista Alegre) x x quiebra
parcial
10. Raffo (San Cristobal) x x x
11. Romero (BCP, Alicorp) x x x
12. Wiese (AF. Wiese, Bco Wiese) x x
quiebra banco
Otros GPE peruanos:
13. Arias (San Ign. de Morococha) x x
comprado por EMN
14.Galski (Sindicato Pesquero) x x debilitado
15.Graña y Montero x x debilitado
16.Lucioni (Carsa) x x quiebra
banco
17.Piazza (Cosapi) x x debilitado
18.Rodríguez (Gloria) x x
x
19.Wong (E. Wong, Paramonga) x x x
20. Wu (Yi Chang) x x
x
Fuentes: varias. Elaboración propia.
Para muestra, un grupo
Para no cargar la mano al pesimismo, veamos un caso exitoso. El grupo Romero
es uno de los que ha capeado bien el temporal competitivo, fortaleciéndose en el
campo financiero -aunque perdiendo su presencia en los lucrativos y seguros
fondos de pensiones-, en el industrial, y en la economía de exportación. El mapa
actualizado de este megagrupo, elaborado principalmente en base a un trabajo
del investigador japonés Tatsuya Shimuzu –IDE, Tokio- y otras fuentes, se
observa en el Gráfico No. 2.
La modernización y fortalecimiento del gigante agroalimentario Alicorp ha estado
comandada por un gerente, Leslie Pierce. Su poder es inmenso. Alicorp es el
resultado de varias fusiones y absorciones que comenzaron con Anderson
Clayton en los 70 –ahuyentado por Velasco- la quiebra de Nicolini a principios de
los 90 –endeudada con el BCP-, y la compra del grupo La Fabril fines de los 90
–cuando el grupo argentino Bunge& Born se restructure y se retira del Perú-.
Cada una de esos conglomerados fue en su momento un GPE, así que se
pueden imaginar el poder corporativo del que estamos hablando: son cuatro
grupos en uno. La salida del grupo chileno Luchetti el 2002 ha fortalecido su
presencia en el ramo harinero. Buena fortuna hasta ahora.
Luego está el BCP, modernizado bien, enfrentando la competencia española,
invirtiendo en el exterior -Bolivia, El Salvador, Chile, Colombia, EUA-, y creando
holdings en el exterior que controlan la propiedad de este banco. El BCP es a su
vez un grupo de poder, en tanto controla varias compañías. El 2004 compró
incluso el Banco Santander Central Hispano, que se batió en retirada por
decisiones ajenas al Perú que se tomaron en Madrid. Dionisio Romero, y un
hábil gerente, Raymundo Morales, han sido responsables de tal evolución. Hoy
el BCP es considerado uno de los mejores bancos de Latinoamérica.
El complejo textil algodonero y aceitero se mantiene con Textil Piura y Universal
Textil, Palmas del Espino e Industrial del Espino. Pero lo más importante, asunto
que preocupa a la Federación de Trabajadores Portuarios, es que Romero ha
armado de a pocos un complejo exportador y de transporte que incluye
almacenes, empresas aduaneras, puertos, navieras y compañías de aviación.
Ganó el Puerto de Matarani siendo único postor, comparten el de Arica con los
grupos chilenos Claro y Appen, y se alistan a dar la pelea por adquirir el premio
mayor: el Callao.También poseen Aerotransporte, la empresa de los aviones que
han transportado interesadamente a varios presidentes –García entre ellos-,
muchos políticos –sobretodo en las campañas- y al propio Vladimiro Montesinos
-al que se le facilitó su salida cuando se fue rumbo a Panamá el fatídico mes de
septiembre del 2000-.
Es así que Romero, el antiguo hacendado algodonero piurano que figuraba en
un lugar modesto cuando Malpica sacó su primero libro, es hoy, por derecho
propio, buen aprovechamiento de circunstancias, gracias a un persistente apoyo
del Estado, y buenas relaciones con todos los gobiernos, en los cuales siempre
lograron “colaborar” -colocando a sus gestores o gerentes en altos niveles
decisorios, principalmente el MEF-, uno de los grandes dueños del Perú.
Dionisio aún conserva sus instintos empresariales y su sangre fría para los
negocios y la política. La manera como derrotó limpiamente el intento
expropiador bancario de García es su mejor logro. Pero este cocodrilo fue
sacudido el 2000 cuando el Congreso se atrevió a sacar el vladivideo con su
conocido Montesinos, el mismo personaje que asesoraba a narcos en Tocache,
donde se encuentra otra empresa del grupo, Palmas del Espino. El asunto del
vídeo trajo y trae cola. La pérdida de reputación del gran Dionisio fue tan fuerte
que incluso sus socios extranjeros en Credicorp cuestionaron su liderazgo. Esa
crisis sorda, que sacudió al grupo y su mundo de relaciones internacionales,
llevó a adelantar el recambio generacional. El hijo único del gran jefe, Dionisio
Romero Paoletti, pasó al mando de Alicorp, mientras el alicaido padre se
mantuvo en el BCP. Allí se quedó capeando la crisis: fraguando un costoso
cambio de imagen –con nuevos colores institucionales-; cambiando, para
manejar su juicio por tráfico de influencias, de sala y de juices; y armando con
Rafael Rey, uno de sus gestores, una sospechosa campaña de acoso al
agonizante régimen toledista, quien todavía deja actuar a los juices
anticorrupción.
Dueños peruanos
La trayectoria del grupo Romero nos muestra ciertos rasgos interesantes; está
más internacionalizado que antes, bien posicionado en la banca, con propiedad
asegurada por holdings en el extranjero, que la protegen de cualquier veleidad
expropiatoria; tiene importantes socios estratégicos en Chile con los cuales
busca compartir el manejo comercial exportador del Pacífico sur; y ha manejado
bien los retos de la sucesión compartiendo el poder con gerentes. Queda por ver
qué pasara cuando Dionisio padre finalmente se retire.
No es el único dueño del Perú que tendrá que enfrentar los retos que el tiempo
exige a las grandes familias. En el caso de los Brescia, probablemente el más
rico, Alex Fort Brescia, se perfila como succesor y pronto habrán cambios
mayores. Los Rodríguez Banda no tienen aún a nadie en el relevo, pero todavía
le quedan años por delante a los dos hermanos que heredaron y expandieron el
negocio camionero del padre. El grupo platero de los Benavides de la Quintana
sigue liderado por Don Alberto, pero ya Roque se perfila como sucesor y pronto
asumirá el mando con su hermano. Juega además a la política con el APRA. Los
Wong cuentan con los hijos de Don Erasmo, todavía jóvenes y bien entrenados.
Con los Raffo, como con los Wu, las empresas se han abierto a miembros de las
nuevas generaciones pero manteniéndose el liderazgo de los viejos jefes.
Ferreyros hace tiempo que está dirigida por Oscar Espinoza, un gerente con
más peso y maña que el sucesor. Olaechea ha encontrado un nuevo líder
familiar que está promocionando el único vino peruano competitivo además del
pisco.
La suerte de los dueños peruanos del Perú, hoy en posición minoritaria si uno ve
el panorama de conjunto de la economía peruana, dependerá del mercado, y
también de la capacidad de adaptación al cambio de las nuevas generaciones
propietarias que, o tendrán que compartir el poder con gerentes, o deberán
dejarlos al mando. El capitalismo actual ha generado el conocimiento como un
factor de producción más y ello implica reclutar más allá de las grandes familias.
No hay otra, y todo dependerá del grado de talento empresarial en las familias
que, como sabemos, tiende a disminuir.
Mientras tanto queda por ver si el nuevo modelo económico dará lugar a nuevas
generaciones de empresarios competitivos con capacidad para formar con el
paso del tiempo grandes conglomerados que compitan por la hegemonía
perdida. Queda también por ver si los GPE peruanos desarrollaran una visión
del país y una capacidad de manejo que vaya más allá de la renta y los
privilegios.
Será esa la intención de Roque Benavides y Raymundo Morales, dos
prominentes miembros del Patronato, de colocar a Felipe Ortiz de Zeballos, “su
rector”, al mando de la Universidad del Pacífico? Porque ciertamente ese
liderazgo no va a venir de Nueva York, Madrid, Toronto o Londres, ni puede
hacerse sin intelectuales y técnicos.
Los nuevos dueños del Perú peruanos deberían ser algo más que propietarios.
En eso, el país sigue esperando porque la fortuna genera obligaciones. De no
ser así, se trata de un predominio inmerecido.
Grafico No. 2. El grupo Romero al 2004.
Familia Romero Seminario e hijos (Romero Paoletti, Romero Guzmán,
Romero Belismelis, Helguero Romero)
Familia Onrubia Romero e hijos (Onrubia Holder, Beeck
Onrubia)
Credicorp Ransa Co. Alicorp
15,5% 100%
4 AFPs: 36.9%
Banco de Credito del Peru
96.2%
Atlantic Security H. (EU)
100%
100%
Solucion Financiera
Atlantic Sec. Bank (EU)
100%
Pacifico
Peruano-Suiza
75.7%
62%
Pacifico
Vida
Almacenera del Sur
98.9%
Univ. Textil Textil Piura
17.8%
5.2%
Inv. Centenario
11,2%
11.1%
Romero Trading.
100%
12.9%
7.9%
Palmas del
56% Espino
Ind. Espino
10.2%
Otras inversiones: Bco BCI (Chile)
Tisur (Matarani) BC de Bolivia (Bol)
Consorcio Naviero Bco Tequendama (Col)
Puerto de Arica (20%) Capital SA (El Salv.)
Tramarsa Diextapa (Chile)
Orus, Aerotransporte, Agencias Ransa, AIG Assits,
McAutos del Peru (30%), Santa Sofia Puertos,
Comercial El Angolo, Senegocia Com.,Servicios
del Norte, Witt SA, Hormec Constructora.
Elaboracion propia.
Fuentes: T. Shimizu, CONASEV, y Peru: The Top 10,000 (2001).
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