lunes, 2 de agosto de 2010

NADIE SEMUERE DE FRIO

Por Augusto Álvarez Rodrich
¿Pero cuántos morirán esta semana con la vieja nueva ola?
Cuando se anuncia para esta semana un nuevo oleaje de frío que seguramente elevará el número de muertos por ese motivo de esta temporada –409 hasta hace unos días, incluyendo 51 niños en Puno–, es conveniente destacar lo dicho hace unos días por el empresario José Chlimper: “El frío no mata; la falta de planificación sí”.
El Senamhi ha puesto una alerta naranja por la llegada de la sétima ola de friaje de este año, vigente desde ayer hasta entrada la próxima semana, y que afectará a once regiones: Madre de Dios, Ucayali, Loreto, la ceja de selva de Amazonas, San Martín, Huánuco, Pasco, Junín, Ayacucho, Cusco y Puno.
En Lima, el efecto se concentra en Ciudad de Gosen, más conocida como ‘Ticlio Chico’, donde el frío inclemente coincide con la pobreza extrema, lo que constituye un combo mortal.
Si el friaje fuera un fenómeno extraordinario e inusual, se entendería el número tan alto de muertes que produce cada año en el Perú, pero es evidente que estamos ante un hecho cíclico que debe ser incorporado con mayor efectividad en los programas públicos con el fin de evitar estas muertes que afectan a los segmentos más pobres de la población.
Esto debiera incluir paquetes como el propuesto por Chlimper: un programa transversal que licite barras hiper acalóricas (180 por niño, dos por día, de junio a agosto) más un par de medias de lana de oveja, un par de botas, una chompa de lana y un chullo, casi todo comprado localmente, o sea que, además, generaría trabajo, algo vital para combatir a la pobreza, que es la madre del cordero. El costo por niño de este combo contra el frío no superaría los S/.400, lo cual, sin cutra, daría un total de S/.100 millones teniendo en cuenta los 250 mil niños que hay en las zonas de impacto potencial de este fenómeno.
A su vez, para que dicho programa sea viable, especialmente en lo concerniente a la distribución y esfuerzo local, sería indispensable afinar lo anotado recientemente –a propósito del mismo problema del frío– por Santiago Pedraglio para mejorar la coordinación entre los gobiernos central y regional así como con los municipios provinciales y distritales.
Junto con las colectas privadas para enfrentar el fenómeno del frío, que son valiosas pero implican una expresión de la falta de efectividad de los programas públicos para encarar este problema, lo que se debiera hacer es presionar al gobierno actual a fin de obtener todo lo necesario para que, el 28 de julio del 2011, el próximo presidente no pueda echarle la culpa al gobierno de su predecesor por los muertos de esa temporada sino asegurar la continuidad del exitoso proyecto que este puso en marcha.

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