Los modelos económicos surgen, crecen, desaceleran y colapsan por factores de orden interno e internacional. Aquí intervienen variables ambientales, demográficas, económicas, sociales, políticas e ideológicas. En los últimos 120 años, el Perú ha transitado del modelo primario exportador al de sustitución de importaciones, orientado al mercado interno, para a partir de los años noventa y en el presente siglo reenfocarse hacia ese modelo que González de Olarte (2005) denomina como primario exportador y de servicios (PESER).
A diferencia de los impactos de la crisis económica internacional de 1930 y la Segunda Guerra mundial, la crisis actual detonada en 2008, no promovió el cambio del modelo económico. En el siglo pasado, nuestra economía orientada hacia fuera colapsó por la menor demanda y menores precios internacionales. A estas circunstancias se sumaron las fuerzas internas de la urbanización, nuevas exigencias sociales y los mayores patrones de consumo que se expandieron con la internacionalización del transporte y las comunicaciones. Aún con una crisis internacional irresuelta, la política monetaria, fiscal y las coordinaciones entre los países desarrollados impidieron que esta última crisis sea tan disruptiva como la previa.
No compartimos las teorías relativas a que el crecimiento a partir del sector primario y, más cuando este es muy dinámico, es una maldición en lugar que una bendición. Sin embargo, no hay que olvidar los problemas de desaceleración económica en el resto de sectores productivos (enfermedad holandesa), reducción de incentivos a la acumulación privada y pública de capital humano y descuido de las capacidades de gestión del gobierno. Thorp (1998) nos recuerda que las economías mineras, antes y ahora, son propensas a los ciclos bruscos de auge - depresión y la proporción de los ingresos que se queda en el país es reducida por la elevada dotación de capital por unidad de trabajo, la propiedad extranjera y los reducidos enlaces intersectoriales.
Hay que aprovechar las ventajas que nos generan las exportaciones primarias para desarrollar otros sectores productivos; más aún cuando los precios internacionales son altos. El PESER no es capaz de emplear a los 300,000 peruanos que anualmente ingresan al mercado laboral. Es quizás un buen modelo para Noruega y Nueva Zelanda con 4.8 y 4.2 millones de habitantes respectivamente. La falta de respuestas serias ante los excesivos niveles de extracción de minerales es ejemplo de la despreocupación por el mediano y largo plazo.
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