Por Luigi Faura
Han pasado veinte años desde que un casi desconocido ingeniero agrónomo, rector de la universidad Agraria La Molina, irrumpió en el escenario político nacional para derrotar en las urnas al más laureado novelista peruano de todos los tiempos.
Mario Vargas Llosa, que lideraba un frente de derechas -el Fredemo, que incluía al PPC y a Acción Popular-, fue derrotado en segunda vuelta con más del 60 por ciento de los votos por el ‘chinito’ Alberto Fujimori, quien recibió el apoyo implícito del partido de gobierno de ese entonces –el Apra, con Alan García a la cabeza- y de los grupos políticos de izquierda que hicieron causa común en contra del autor de ‘La Casa Verde’.
Desde ese entonces, las diferencias entre Vargas Llosa y Fujimori han sido insalvables, desde los puntos de vista político, doctrinarios y, sobre todo, éticos. Fue MVLL quien denunció los arrebatos autoritarios de Fujimori y calificó de “inútilmente perniciosa” a la Organización de Estados Americanos (OEA), que avaló el autogolpe que Fujimori impuso en abril de 1992. El régimen de Fujimori, por su parte, no perdió oportunidad en demonizar al escritor y hasta llegó a calificarlo de traidor a la patria cuando adoptó la nacionalidad española en julio de 1993.
Fue Vargas Llosa, también, quien denunció a la comunidad internacional el poder en la sombra que ejercía Vladimiro Montesinos y el fraude orquestado en las elecciones del 2000. Ya en los estertores de la dictadura, realizó lo que muchos consideran un vaticinio: aseguró que Fujimori se iba a refugiar en su nacionalidad japonesa –negada por la oficialidad- para evitar ser juzgado en el Perú, pero que la misma suerte no correría el asesor Montesinos.
Solo meses después, Fujimori se refugiaba en Japón y renunciaba a la presidencia vía fax agobiado por los escándalos de corrupción que día a día revelaba la prensa. Montesinos fugó a Panamá, pero pocos días después fue capturado y luego encarcelado en la Base Naval.
El desconocido Fujimori, quien truncó hace 20 años los sueños políticos del más galardonado intelectual peruano, está hoy encerrado en la cárcel, condenado a un cuarto de siglo de prisión por crímenes de lesa humanidad y corrupción. Vargas Llosa, quien no se cansó de denunciarlo, es el flamante premio Nobel de Literatura 2010. Justicia poética, que le dicen
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