RODRIGO MONTOYA
Tratando de bailar el bodrio musical del impresentable Tongo -elevado al rango de artista por el lamentable gusto estético de Movistar y Claro-, Lourdes Flores y la plana mayor del PPC adelantaron la celebración de su victoria en la mesa luego de haber perdido en las urnas.
Faltaron en ese festejo Luis Castañeda y Alan García. La pregunta clave es ¿si perdieron en las urnas por qué se sienten Seguros de ganar en la mesa? En 2006, al borde de las lágrimas, Lourdes Flores dijo que ganó las elecciones presidenciales en las urnas y las perdió en la mesa. Entonces, quien le ganó fue Alan García, su más poderoso aliado, convertido hoy en conspicuo y respetado miembro de la derecha.
Nos enteramos que los resultados de la ONPE que dan La Victoria a Susana Villarán sólo representan el 73.8% de las actas y que el 26.2% restante corresponde a 8,000 actas impugnadas en las que habría más de un millón de votos, y que en gran parte de ellas ganó Susana Villarán. Nunca hubo tantas actas impugnadas en anteriores elecciones municipales En 42 años de existencia el PPC tiene una vasta experiencia electoral y no resulta atrevido pensar que ante una segura derrota en las urnas, con un poderoso aliado como Alan García podrían sentirse Seguros de ganar en la mesa y compensar la derrota de 2006. En el escrutinio complementario los personeros del PPC dirán que las actas en las que gane Susana no valen y los personeros de Fuerza Social dirán que sí. No podrían ponerse de acuerdo; en consecuencia, quienes decidirán son los jueces que presidan los consejos especiales de justicia electoral. Si los dirigentes del PPC no tuvieran la mínima seguridad de contar con la complicidad de esos jueces, no se atreverían a celebrar por anticipado su victoria. En última instancia, la limpieza de esta elección está en manos de cinco jueces. Toda la derecha, el 95 % de los medios de comunicación, salvo contadas excepciones, recurrieron a la calumnia y a todo lo peor para derrotar a Susana Villarán. Que no presuman de honradez política quienes como Javier Bedoya y la propia Lourdes recibieron miles de dólares de Vladimiro Montesinos, él, y del señor Cataño, ella. Si ese partido tuviera la honradez que proclama los hubiera expulsado. No fue así, ella sigue de candidata y él de dirigente, ambos comparten la misma soberbia para sentirse honrados y limpios y para sentirse Seguros de La Victoria. Como lo he señalado en mis columnas anteriores a Castañeda y a García les vendría bien una victoria de Lourdes Flores para que Castañeda no sea investigado, y a Alan le conviene una victoria de Castañeda en las presidenciales de 2011, igualmente, para no tener problemas con sus numerosos asuntos pendientes.
Alan García dice que el escrutinio que falta está en buenas manos y que no hay ninguna posibilidad de fraude. Con los antecedentes que tiene ¿por qué tendríamos que creerle? Si Lourdes ganara, digo, es un decir, habrá más sombras que luces en la incipiente democracia peruana. Si Susana ganara habrá más luces que sombras.
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