El 2010 que ya culmina ha registrado dos eventos trascendentales para la economía mundial. Uno de ellos es la denominada “guerra de monedas”, una especie de tira y afloja en torno a la cotización del dólar y del yuan. Y el otro es la fuerte crisis económica que hasta ahora afecta a la Eurozona.
La guerra cambiaria se inició oficialmente a inicios de noviembre cuando la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en ingles) lanzó oficialmente el cuestionado paquete de “estímulo” para economía de EE.UU. por US$ 600 mil millones, el cual se concretará mediante la compra de bonos mensuales, hasta junio de 2011, al gobierno estadounidense por parte de la FED.
Inmediatamente al anuncio de la FED, diferentes países criticaron la medida y el gobierno de China anunció que devaluaría su moneda (yuan), iniciándose una guerra cambiaria.
Dicha guerra monetaria entre Estados Unidos y la República China produjo la depreciación generalizada de estas monedas a nivel mundial, afectando a los demás países, incluido el Perú.
En el panorama local, como en todo este año, la moneda americana continuó devaluándose frente al Nuevo Sol, restando competitividad al sector exportador nacional pero, a la vez, beneficiando a las empresas importadoras. Es que con la devaluación del dólar hay sectores que ganan y otros que pierden
Opinión que comparte el presidente de la Asociación de Exportadores, Juan Varilias quien dijo que “el tipo de cambio es una variable de importancia central para el Perú, en su incremento o caída siempre hay ganadores y perdedores (…)”.
Por ello, Varilias sugiere no perder de vista que el mundo está viviendo una guerra cambiaria entre las grandes economías y que tendría como principales víctimas a los que no están participando; es decir, las economías emergentes como el Perú. Añade que esa carrera de devaluaciones de las principales monedas del mundo nos está obligando a comprarles más bienes a ellos, a la vez que ellos nos quieren comprar menos a nosotros.
Estamos frente a una situación de alto riesgo y lo que se requiere es tener instrumentos para la gestión de ese riesgo, dice Varilias exhortando al Banco Central de Reserva (BCR) prever estos problemas.
A nivel internacional, pese a lo polémico que resultó la guerra monetaria también tuvo éxito, pues era una constatación de las diferencias ocultas entre los dirigentes de las mayores economías del planeta, las que exportan en grandes cantidades (China, Alemania y Japón) y las que quisieran hacerlo más (Estados Unidos y los países de la zona euro).
En esta coyuntura, el Banco Central de China decidió dejar flotar más libremente el yuan, medida muy esperada por algunos países del G20. No obstante, el efecto fue casi nulo, pues no calmó el pedido del Congreso estadounidense de aplicar sanciones económicas contra Pekín.
“Solamente una legislación clara hará cambiar a China y frenará el flujo de empleos y riqueza que se escapa de Estados Unidos”, manifestó en su momento el senador demócrata estadounidense Charles Schumer.
Por el momento la guerra cambiaria –para ver quien devalúa más su moneda y así buscar que sus exportaciones encuentren mercado en el exterior- entre las monedas más fuertes del mundo continuará
crisis en Europa
El otro gran factor que caracterizó a la economía mundial este año, es la fuerte crisis económica que hasta ahora enfrenta la Eurozona, a tal punto que dos de sus miembros, Grecia e Irlanda, se vieron obligados a solicitar sendos rescates financieros y a aplicar drásticas medidas de austeridad.
La austeridad rige tanto para Grecia e Irlanda, con una reducción de las prestaciones sociales, una baja de los sueldos de los funcionarios y un alza de los impuestos; es el pago que estos países deben hacer por vivir más allá de sus posibilidades.
Grecia e Irlanda tuvieron que recurrir este año a una ayuda financiera por parte de la Unión Europea (UE) y del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el primer caso, el plan de rescate ascendió a 110 mil millones de euros, mientras que para el segundo, los préstamos totalizaron 85 mil millones de euros.
Sin embargo, los esfuerzos para salvar a dichos países de las crisis en que están inmersos son insuficientes, peor aún la debacle financiera amenaza expandirse a otros países de la Eurozona. España y Portugal serían los próximos, aunque como sucedió en un inicio con Grecia e Irlanda sus respectivos gobiernos niegan padecer problemas fiscales.
Por ello, especialistas prevén que la recuperación de la Eurozona no será tan rápida como se espera. Aseguran que la disciplina presupuestaria común se endurecerá. Así, a partir de 2011, los países europeos deberán presentar a la Comisión Europea en Bruselas sus proyectos de presupuestos nacionales antes de aprobarlos en sus parlamentos.
Hasta el momento, en la zona euro, los países inmersos en la recesión como Grecia o Irlanda, sufren porque tienen la misma moneda que Alemania, país en plena expansión. Por ello, solo les quedó recurrir a la ayuda de sus socios y del FMI.
Pero también influye significativamente en esta situación el papel de Estados Unidos como banquero central mundial, pues cuando las autoridades estadounidenses así lo requieren, se procede con una emisión ilimitada de dólares.
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorín, recordó que cuando un país que posee la moneda que es reserva de valor en todo el mundo hace una política monetaria muy liberal, ello crea problemas en el equilibrio monetario mundial.
Antecedentes y causas
Cuando la crisis financiera estalló en Estados Unidos allá en el segundo semestre 2008, en el otro lado del Continente, en Europa, abrigaban la esperanza que dichos problemas económicos no los afectarían gravemente. Algunos países, incluso, presumían que la debacle de las hipotecas basura en NorteAmérica podía hasta beneficiar relativamente a Europa y a su modelo de organización regional.
Pronto, sin embargo, resultó evidente que los bancos europeos estaban tan cargados de activos tóxicos como los norteamericanos.
Pero la crisis europea tuvo su origen dos años atrás (2008). Inicialmente afectada por la crisis financiera importada de Estados Unidos tras la quiebra de Lehman Brothers; Europa pasa por una fuerte recesión presupuestaria y social este año que desencadenó elevados déficits públicos.
Según el sociólogo y vice presidente de Stratfor –agencia de inteligencia privada estadounidense- en un informe a la mencionada agencia, la crisis en Europa se ha dado en tres fases:
En primer lugar, como en EEUU, como consecuencia de la intoxicación de instrumentos derivados en los que sus bancos habían invertido; tal vez con el agravante de que, en muchos casos, ni siquiera sabían dónde quedaban las ciudades donde se ubicaban las inversiones inmobiliarias cuyas hipotecas respaldaban.
Una segunda fase tuvo una causa más propiamente europea, las colocaciones en el sistema financiero de los países de Europa del Este. Así, por ejemplo, el sistema financiero checo resultaba un acreedor muy significativo de los bancos austriacos y de los italianos. Y en Europa del Este (en aquellos países aún no integrados al euro), muchos préstamos fueron denominados en yenes, francos suizos o euros, y no en sus monedas respectivas, por la ventaja de reducir las tasas de interés nominales y volverlos más atractivos, pero al costo oculto de transferir el riesgo cambiario a los clientes. Cuando tales monedas empezaron a devaluarse, el descalce generó una explosión de moras en cadena. Y la Comunidad Europea –liderada por Alemania– se resistió a apoyar a los sistemas financieros de tales países. Convocó más bien al FMI, para que con dinero no sólo europeo sino también proveniente de EEUU y China, se impidiera una cesación de pagos.
La tercera fase ha sido consecuencia de la natural preocupación por la solvencia de la deuda soberana en países ya integrados al euro: Grecia, en primer lugar, pero también eventualmente Portugal y España. Y, en estos casos, el gobierno alemán volvió a arrastrar los pies hasta que pudo nuevamente comprometer al FMI en el acuerdo.
Ello porque si bien la élite alemana acepta como inevitable el auxilio a Grecia, el alemán promedio está en contra. Así como la mayoría de la élite en Grecia probablemente reconozca la inevitabilidad del ajuste, pero la población menos enterada y educada lo considera resultado de un intervencionismo de fuera y un atentado contra la soberanía griega. En estos países del Mediterráneo en problemas, la Comunidad Europea puede empezar a ser vista como el problema más que como la solución.
Piden rescate preventivo para Portugal y España
El economista jefe del Centro de Política Europea, Fabian Zuleeg, considera que la Unión Europea (UE) debería ofrecerle un rescate preventivo a Portugal y España, para evitar la propagación de crisis de deuda soberana. Esta sería una estrategia adecuada para tranquilizar un poco a los mercados y contrarrestar la especulación, añade.
Zuleeg recordó que desde principios de año cuando se implementó la ayuda a Grecia, se dice que España y Portugal serán las próximas víctimas del efecto dominó generado por los problemas de deuda.
En mayo, la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) establecieron un mecanismo de rescate valorado en 750 mil millones de euros, destinado a otras naciones de la Eurozona con dificultades similares.
Seis meses después hubo que activarlo ante los crecientes problemas de deuda de Irlanda.
Zuleeg opinó que ese mecanismo tiene algunas incoherencias, pues el sistema no puede obligar a ningún país a pedir ayuda, además de que solicitarla no garantiza su obtención.
Analistas estimaron que la zona de la moneda común sigue amenazada por la desconfianza de los operadores, debido al alto nivel de endeudamiento y las desigualdades económicas de sus miembros.
Advirtieron que aunque Portugal podría convertirse en el tercer país en pedir asistencia, los temores se centran en España, que al ser una economía mayor, requeriría mucho más dinero para el auxilio.
También cuestionan la suficiencia de las gestiones de la UE para evitar el contagio hacia otros miembros de la Eurozona, a solo medio año del rescate a Grecia.
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