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Túnez: Fin de la “nueva era” y “efecto dominó”
.Por Humberto Campodónico
Túnez ha tenido, desde hace años, resultados superiores a su nivel de ingresos, comparado con sus vecinos del Medio Oriente y Africa del Norte. Lo mismo sucede con los rankings de gobernabilidad e índices de desarrollo. Túnez es de lejos el más adelantado en términos de eficiencia gubernamental, imperio de la ley, control de la corrupción y calidad regulatoria. Túnez también ha tenido un progreso remarcable en el crecimiento con equidad y la lucha contra la pobreza, lo que le ha permitido alcanzar buenos indicadores sociales.
El párrafo que antecede proviene de un informe del Banco Mundial del 2010. Con esos calificativos, dice la prensa europea, ¿quién podía imaginar que la gente saldría a las calles en movilizaciones de decenas de miles de personas para derrocar al régimen de Ben Alí, en el poder desde 1987? ¿Acaso la Unión Europea, desde 1995 a la fecha (con la Iniciativa Barcelona) no le había otorgado préstamos por más de 2,800 millones de euros así como asistencia financiera por un monto de 1,700 millones?
¿Acaso Túnez no tiene un alto ingreso per cápita de US$ 9,500 anuales (que duplica al peruano y, ojo, Túnez no depende de las industrias extractivas) superando a los demás países de su zona (el per cápita de Libia de US$ 13,800 está inflado por los ingentes ingresos petroleros)? Además, la población es de las mejor educadas de la Región y solo alcanza los 10 millones de personas.
Si esto es así, ¿por qué nadie vio lo que se venía? Con la leche ya derramada, ahora se dice que no se estaba mirando el problema del desempleo, que alcanza el 14%, una de las cifras más altas de los países árabes. Otros apuntan a la corrupción generalizada del régimen de Ben Alí, donde su esposa jugó un rol importante (la consigna del régimen era: “lo que es tuyo, es mío”).
También se dice que había un gran deseo por la democratización de las instituciones y la búsqueda de la alternancia en el poder. Claro. Ben Alí subió al poder en 1987, inaugurando la llamada “Nueva Era” y se quedó 23 años, lo que implicó dos cambios en la Constitución. Primero, para prolongar sus mandatos de dos a tres. Y, segundo, para cambiarla de tres a cinco mandatos. Agreguemos que durante 25 años su Movimiento Democrático Constitucional fue el único partido legal, dominando todos los resquicios de la vida política.
Debido a los problemas de desempleo, corrupción y falta de democracia en toda la zona podría haber un efecto dominó. En efecto, Hosni Mubarak ya lleva 30 años como Presidente de Egipto, mientras que Gadafi gobierna Libia desde 1969. Buteflika está en Argelia desde 1999 y Hafez Assad, Presidente de Siria desde 1970, murió en el 2000 “pasándole tranquilamente” el poder a su hijo Bashar. En Marruecos y Arabia Saudita –como en otros países de la Región- hay monarquías constitucionales.
Lo que Túnez tiene ahora por delante es saber si “la revolución” llevará a verdaderos cambios políticos (lo que exige una relación con el movimiento islámico, hoy ausente del juego político). Por lo que se sabe, si bien Ben Alí se fugó, el nuevo gobierno más parece un “continuismo” con algunos “adornos de cambio”. También se pone a prueba la política europea y norteamericana de “realpolitik” frente a muchos sátrapas autoritarios de la zona (salvo en el caso de la invasión gringa a Irak para apoderarse del petróleo).
Pero en fin de cuentas son los pueblos árabes quienes deben decidir su propio destino. Parece que ya han comenzado y les deseamos alas y buen viento para llegar a feliz puerto en el mar encrespado y supertormentoso que tienen por delante, en gran medida por el entorno geopolítico en que se encuentran.
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