Los decretos de urgencia que permiten la concesión-privatización de 33 proyectos de la infraestructura estratégica del país saltando con garrocha los procedimientos legales son una muestra de que el presidente García está muy apurado en entregar, quizá a sus allegados, puertos, carreteras, centrales hidroeléctricas, redes de banda ancha, fibra óptica en todo el país, etc., etc..
García dice que no hay nada oscuro en sus decretos. Pero ya sabemos de qué pie cojea. La lista de sus mentiras es más larga que la relación inflada de sus obras. Quiere irse entregándolo todo como si los bienes del país le pertenecieran. Hace mérito de su línea entreguista y es posible que por entregar también reciba.
¿Por qué tanto apuro en concesionar lo que no es de él? ¿Acaso alguien le dice: apura, pues, gordo, esa carretera, ese puertito, lo quiero para mí?
Un presidente de la República que se respete usa los decretos de urgencia para situaciones realmente de emergencia a fin de agilizar un gasto, una compra, algo que pueda salvar a los ciudadanos, por ejemplo, de las consecuencias de un terremoto u otro desastre natural.
¿Cuál es la urgencia para concesionar 33 megaproyectos de nuestra infraestructura? ¿Cuál es el apuro, doctor García? El legislador Víctor Mayorga cree que podría tratarse de megacoimas.
Los escandalosos decretos tienen sus defensores. Hubo aplausos de aquellos que creen que el desarrollo y la modernidad del país se logrará entregándolo todo al mejor postor.
Es imprescindible que el presidente del Parlamento, César Zumaeta, convoque lo antes posible a una legislatura extraordinaria, a fin de analizar los decretos y, si es preciso, discutir la posibilidad de derogar ambos dispositivos de García, el rematador de bienes ajenos. El nacionalismo y Alianza Parlamentaria presentarán sendos proyectos de ley para derogarlos.
La aspirante a presidenta Keiko Fujimori aplaudió los decretos y puso ese rostro de orgullo al saber que alguien está siguiendo los pasos de su padre, el reo Alberto Fujimori, su jefe de campaña.
Ollanta Humala y Alejandro Toledo sí tomaron distancia de las pretensiones de García y coincidieron en que hay un intento de rematar la infraestructura del país. ¿Qué dirá el gringo PPK? Si se pronunciara contra los decretos seguramente sería porque los beneficiarios de los grandes negocios de las concesiones no serían sus amigos, sino los de García.
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