.El escritor Luis Jochamowitz recrea los escenarios siniestros en los que el ex presidente crió a sus hijos. El 91 y el 92, cuando ocurrieron los atentados de Barrios Altos y La Cantuta, Keiko Fujimori vivía en el SIE, el alma máter de los perpetradores.
Por Edmundo Cruz y Jonathan Castro.
“La investigación de la relación Fujimori-Montesinos se ha centrado en los aspectos delictivos, en las pruebas judiciales y el dinero en juego, pero todo eso está montado sobre una base emocional. ¿Cuál es el secreto de esa relación? No se conoce, porque ambos han guardado silencio sobre este punto”, advierte el periodista Luis Jochamowitz, autor del libro Vladimiro, vida y tiempo de un corruptor.
Lo que sí se conoce y se ha investigado son los escenarios de convivencia donde esa relación se empezó a construir, incluida toda la familia Fujimori. Jochamowitz ha realizado el estudio más acucioso sobre la convivencia en el SIN (Servicio de Inteligencia Nacional), el escenario donde el dúo llegó a la cumbre de su poder.
¿Cómo fue ese trabajo, Luis Jochamowitz?
–Fui al SIN en el 2001. Hacía varios años que la dupla ya no vivía allí, el régimen había caído. Me sentí un arqueólogo. Los arqueólogos van a un sitio que no tiene vida, que ha sido abandonado, y de la observación deducen qué sucedió.
¿Qué encontró?
Una escalera de ingreso de una ostentación asombrosa. Con detalles demoníacos, un pasamanos tallado con incrustaciones de cobre y bronce, un trabajo de artesanía carísimo. Imaginar que el Estado peruano gastara tanto dinero en tallas de pasamanos para una oficina militar era absurdo.
¿Dónde montaron la residencia para la familia presidencial?
En el segundo piso. A la mano derecha se construyó el ala de los Fujimori y a la mano izquierda estaba el ala burocrática. Montesinos tenía oficina, dormitorio, baño privado con mayólica negra, teléfono en la ducha y televisión. Más una habitación abarrotada de maletas con ropa que compraba compulsivamente y ni siquiera abría.
¿Quién la construyó?
Ha debido ser un arquitecto militar, por el tipo de instalaciones. Pero se hizo con la participación de Fujimori. El baño era un exabrupto, un caso extraño de boato y despliegue medio romano. El cuarto de gimnasia de Kenji era el espacio más grande del segundo nivel con piso de parquet. Se hizo un solarium misterioso. El solarium es un lugar donde cae el sol y en realidad todo lo que no tenga techo es un solarium, pero en este caso fue construido ex profeso.
¿El dormitorio de Montesinos estaba distante de la habitación de la candidata Keiko?
Estaba cruzando el pasadizo a lo ancho. No deben ser más de 10 metros. Pero, la distancia no es tan significativa, lo que cuenta es la convivencia cercana, diaria.
Se sabe que la construcción se decidió el 13 de noviembre, el día que el general Jaime Salinas Sedó intentó derrocar al régimen.
Lo cierto es que el proyecto fue hecho a gran velocidad, coincidió con el traslado masivo de personal al SIN y la compra de una flota cuantiosa de automóviles, fue una cosa acromegálica. Convivieron unos 3 años. Fue el momento de mayor intensidad en la relación de Montesinos y Fujimori, pero parece ser que se produjo un hartazgo del uno con el otro, quizás más de Montesinos hacia Fujimori.
¿Qué pasó?
Habrán pensado: ya es suficiente, ya hicimos lo que teníamos que hacer. O se cansó el uno del otro. Esa es la sensación que recogí de la gente. Pero, ninguna de las dos partes ha contado los pormenores, no digamos los grandes crímenes, los desfalcos, sino los detalles. Pregúntenle a Keiko dónde almorzaban, si veía a Montesinos todos los días, si las propinas del tío Vladi eran de 100 o 20 soles.
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