domingo, 1 de mayo de 2011

SABATO VIVE

El inmortal Sábato


La Noticia


Ernesto Sábato falleció ayer a los 99 años de edad. Dejó una de las obras literarias más grandiosas de la literatura universal.




“El túnel” de Sábato es un libro esencial que nos describió las oscuras consecuencias del rechazo a un sentimiento prístino y loco como es el amor;


La madrugada de ayer, el hasta ahora inmortal Ernesto Sábato cedió al tiempo. A punto de cumplir una centuria, el autor de “El túnel” falleció, pero dejó desde hace mucho tiempo una obra imperecedera.

El final de sus días fue un caminar en un túnel oscuro, debido a la ceguera, sin poder escribir ni leer, pero acompañado de enfermeras que estaban a cargo de sus avanzados años. Ernesto Sábato murió en el año en que la Argentina y el mundo festejarían el centenario de su nacimiento, la madrugada de ayer, un día antes de recibir un merecido homenaje en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

“El túnel” de Sábato es un libro esencial que nos describió las oscuras consecuencias del rechazo a un sentimiento prístino y loco como es el amor; la confesión de parte de un pintor asesino y enamorado de su víctima es la obra maestra de este científico de la Universidad Nacional de La Plata que dejó la física en 1945 por la literatura, cuando trabajaba investigando radiaciones atómicas en el laboratorio Curie de París, porque, dijo, estaba desencadenando un Apocalipsis.

Sábato se pasó los días de su ceguera recreando esa oscuridad como Juan Pablo Castell, su personaje principal de “El túnel”: pintando. Esta era una de las formas en que pasaba sus últimos días el hombre que, siempre ligado a las causas humanas, presidió la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep) en la década de los 80 en Argentina. Años antes, el 19 de mayo de 1976, casi dos meses después del golpe de Estado de Jorge Rafael Videla, éste recibió en su casa a un grupo de escritores, entre los que se encontraban Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, quien calificó al dictador como un hombre “culto, modesto e inteligente”. Recién con los años, con un saldo de 30 mil desaparecidos, entre otros crímenes de lesa humanidad, Sábato cambió su parecer y como presidente de la Conadep, dejó un informe, llamado “Nunca Más”, que fue base del juicio a las Juntas militares en 1985. La historia le dio la oportunidad de rectificarse y lo hizo. Desde entonces, la literatura de Ernesto Sábato ha estado a la par de su obra política.

Según el escritor peruano Fernando Iwasaki, para los latinoamericanos “Sábato no sólo era el autor de novelas memorables…, sino especialmente el intelectual que recibió la misión de investigar los crímenes de las dictaduras militares Argentinas”. El periodista argentino Orlando Barone, autor de “Diálogos” (1974), donde reunió en un libro las conversaciones de los grandes argentinos Sábato y Borges, escribió ayer en su blog (orlandobarone.blogspot.com.): “Se murió mi generoso maestro de juventud. Maestro de tantos. Nada solemne para decir: así es la vida. Y la de él fue larga, peleona y profunda”. En 2010 había dicho de él en un homenaje: “De algún modo la longevidad que es un don es también una nostalgia. Y así como es una acumulación de vida, también es un vaciamiento. No hace falta decir que (Ernesto Sábato) vio demolerse hombres y demolerse sueños. Y tampoco hace falta decir que a los sueños sigue reconstruyéndolos”.

Premio Cervantes de 1984; premio a la Mejor Novela Extranjera en Francia, por “Abaddón el exterminador”; premio Medici en Italia en 1977; en los año 40 militó en las filas de la Juventud Comunista.

Apenas tres novelas (“El túnel”, 1948; “Sobre héroes y tumbas”, 1961, y “Abaddón, el exterminador”, 1974) fueron suficientes para consagrarlo como escritor y llevarse las simpatías de sus lectores que lo disfrutan en más de treinta idiomas. Fue con el ensayo “Uno y el Universo” (1945) con que dejó la física e ingresó a la literatura, y le valió el Primer Premio en Prosa de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. A este ensayo le siguieron “Hombres y engranajes” (1951), “Heterodoxia” (1953), “El caso Sábato. Torturas y libertad de prensa. Carta abierta al general Aramburu” (1956), “La cultura en la encrucijada nacional”(1973), “Diálogos con Jorge Luis Borges” (1976), “Apologías y rechazos” (1979), “Los libros y su misión en la liberación e integración de la América Latina” (1979), “Entre la letra y la sangre” (1988), “Antes del Fin” (1998), “La Resistencia” (2000) y “España en los diarios de mi vejez” (2004). Con una obra literaria solo interrumpida por la ceguera y el tiempo, el escritor padecía de una fuerte bronquitis en los últimos días. El cumpleaños número 100 de Sábato, el 24 de junio, iba a ser festejado con múltiples actos en todo el país. Se fue Ernesto Sábato, en un tiempo en que ya nos habíamos acostumbrado a esa longevidad que lindaba con la inmortalidad.

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