.Por Humberto Campodónico
Una vez más, está sobre el tapete la cuestión de la elevación de los precios de la gasolina, pues habría un fuerte retraso en relación con los precios de paridad de importación (PPI), lo que se estaría cubriendo con un subsidio al Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles. Este subsidio les es luego otorgado a las refinerías.
La cuestión es que, debido a la metodología del PPI, está sobrevaluada fuertemente la compensación a las refinerías. Veamos por qué.
En la columna 1 del cuadro tenemos el precio del petróleo West Texas Intermediate (WTI), que es el referente para EEUU y, también para calcular el PPI. A este precio se le deben agregar los fletes, seguros y otros gastos de importación, que suman US$ 4.83 por barril. Así, el PPI puesto en el Callao es de US$ 66 y 84 por barril en el 2009 y el 2010 (línea 3).
Pero sucede que las importaciones reales de crudo en el 2009 y 2010, de acuerdo a información de la Dirección General de Hidrocarburos (DGH), se hicieron a precios mucho más bajos (línea 4), lo que da una diferencia de US$ 7.5 y 6.8 por barril (línea 5), con respecto al PPI.
¿Por qué las importaciones reales costaron menos? Porque el 60% del total importado por las refinerías La Pampilla y Talara proviene de países de la Región, cuyos precios, de un lado, son mucho más bajos que el WTI y, de otro, los costos del flete también son menores. De Ecuador se importa el 40%, de Venezuela el 10% y el 10% restante de Colombia y Brasil, tal como lo reporta la DGH.
Así, como en el 2009 La Pampilla y Talara importaron 36 millones de barriles (MMB), según la DGH, el sobreprecio pagado a las refinerías habría sido de US$ 273 millones (línea 7). En el 2010, el sobreprecio habría sido US$ 216 millones.
A esto habría que adicionarle el hecho de que las importaciones de crudo representan el 66% del petróleo procesado por las refinerías. El otro tercio es petróleo producido en el Perú, que también es más barato que el WTI y, claro, no paga flete.
Otrosí: el sobreprecio que genera el PPI es mayor, por lo siguiente: el PPI calcula los precios de importación de los combustibles (gasolinas, diesel). Para hacerlo, el PPI se basa en los costos de las refinerías de EEUU, que son superiores a los de las peruanas.
En un próximo artículo presentaremos el sobrecosto, ya no solo del WTI importado, sino del precio de los combustibles que se pagan en el Perú.
Por lo expuesto, la “metodología” del PPI debe cambiarse por una que tome en cuenta, de un lado, los precios del crudo “realmente importado”, así como del crudo peruano y, de otro, los costos reales de refinación en el Perú, que son mucho más bajos que en EEUU. De esa manera, las refinerías no recibirían una “sobrecompensación” inaudita por los combustibles y los precios al público se reducirían sustancialmente.
Dicho esto, la verdadera solución es de largo plazo y pasa por masificar el consumo del gas natural de Camisea, que sustituye al petróleo caro. Para eso, hay que renegociar, ya, el contrato del Lote 88 para que el 100% de sus reservas se queden en el Perú.
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