(1) Legislador Abugattás fue el encargado de ponerle la banda presidencial al mandatario. (2) Ni bochornosa actitud de Martha Chávez pudo evitar fiesta democrática en hemiciclo.
Chávez llegó a decir que Ollanta Humala era un gobernante usurpador, golpista y lanzó una amenaza que se puede entender como una declaración de guerra: “(Ollanta) no vas a poder hacer nada”, dijo desde su curul. Testigos dijeron que Chávez invocó a las Fuerzas Armadas a dar golpe de Estado contra el nuevo presidente.
Ni los desaforados gritos de Martha Chávez pudieron empañar fiesta democrática en el Congreso. Algunos llegaron a escuchar a Chávez decir que las Fuerzas Armadas deben dar golpe a Ollanta Humala.
La juramentación de Ollanta Humala como presidente de la República, en la que invocó el espíritu, los principios y valores de la Constitución de 1979, desencadenó una furiosa reacción del Fujimorismo, principalmente de Martha Chávez, quien gritó tantas barbaridades que llegó a decir, según testigos, que las Fuerzas Armadas deben derrocar al nuevo gobierno, en presencia de la mayoría de mandatarios sudamericanos.
Chávez explotó cuando el flamante presidente del Legislativo, Daniel Abugattás, tomó el juramento de rigor al mandatario electo, quien leyó un pergamino del Congreso que enfatiza de manera expresa su respeto al orden constitucional, pero seguidamente recoge el espíritu y los principios de la Carta del 79.
Fujimoristas desbocados
Esta alusión fue respondida de mala manera, a gritos desaforados, por Chávez y otros legisladores Fujimoristas, irritados por considerar que la fórmula usada por el presidente estaba desconociendo la Constitución de 1993, actualmente en vigencia, y que fue promulgada por el exdictador Alberto Fujimori, quien purga condena por violación de los derechos humanos y corrupción.
Tras juramentar al jefe de Estado, Abugattás de inmediato hizo lo propio con los vicepresidentes de la República, Marisol Espinoza y Omar Chehade, quienes juraron por la Carta Magna del 79. Esto incomodó aún más a los Fujimoristas, que con la voz cantante de la congresista Chávez, exigían sometimiento a la Constitución de 1993.
Los congresistas de las demás bancadas, especialmente los de Perú Posible, también se quedaron estupefactos, pero en rápida reacción cayeron en la cuenta que el presidente había jurado respetar el actual orden constitucional (léase Constitución de 1993) y que la mención a la Carta del 79 era una alusión de principio que no significaba el rechazo a la actual.
Martha Chávez continuó su bochornosa actitud, mientras el flamante mandatario leía su mensaje a la Nación. La Fujimorista reclamaba a viva voz que la juramentación no era válida y por lo tanto se trataba de un presidente de facto.
La situación era tan incómoda que sus colegas de otras bancadas le pedían que se callara. En un momento, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, volteó, se puso sus anteojos y miró hacia donde estaba ella.
Los legisladores de Gana Perú acallaban sus palabras con el estribillo ¡No a la corrupción!, mientras desde las galerías le recordaban el caso La Cantuta, matanza de nueve estudiantes y un profesor de la citada casa de estudios, que Chávez avaló.
Luz Salgado llegó a subir a la Mesa Directiva, mientras el presidente leía el mensaje, y le increpó a Abugattás con la Constitución del 93 en mano. Durante el incidente, la congresista Fujimorista dejó caer el ejemplar al piso, hecho que Martha Chávez utilizó después para decir, faltando a la verdad, que el presidente del Congreso había arrojado la Constitución.
Sesión Solemne
A las 10 de la mañana, Abugattás dio por iniciada la histórica sesión solemne, la cual no contó con la presencia del presidente saliente Alan García (quien entregó la banda presidencial en el Palacio de Gobierno al jefe de la casa militar).
Minutos antes llegaron los presidentes y otros invitados, entre ellos el expresidente Alejandro Toledo, así como los titulares del Poder Judicial, César San Martín, y del Tribunal Constitucional, Carlos Mesía, así como el fiscal de la Nación, José Peláez, y otras autoridades judiciales.
En las galerías estaba Nadine Heredia, esposa del presidente, y sus pequeños Nayra, Illari y Samin, quienes dieron un toque de alegría a la ceremonia. En otra galería estaban Isaac Humala y Elena Tasso, padres del mandatario y, junto a ellos, las hermanas del jefe de Estado y Ulises, el mayor de la prole.
Apenas iniciada la sesión, Abugattás recibió la banda presidencial enviada desde Palacio por García y se la colocó por varios minutos. Después leyó la propuesta de la conformación de las tres comisiones congresales encargadas de anunciar y recibir al presidente de la República, así como a los altos dignatarios visitantes.
La “comisión de anuncio”, presidida por el congresista José Urquizo, e integrada por Pedro Spadaro, Marco Falconí, Luis Iberico y Esther Capuñay partió hacia el Palacio de Torre Tagle (sede de la Cancillería) donde se encontraba Ollanta Humala con el encargo de invitarlo a concurrir al Congreso para la Transmisión del Mando Supremo.
Para el recibimiento de los presidentes latinoamericanos se nombró otra comisión, presidida por Fredy Otárola, la cual dio la bienvenida a Rafael Correa (Ecuador), Sebastián Piñera (Chile), Dilma Rousseff (Brasil), Evo Morales (Bolivia), Cristina Fernández (Argentina), Juan Manuel Santos (Colombia) y José Mujica (Uruguay) y otros mandatarios.
Para recibir al presidente electo, el Congreso también nombró otro grupo, encabezado por la congresista Ana María Solórzano, e integrada por Kenji Fujimori –quien, a diferencia de la furiosa actitud de Martha Chávez, saludó con amabilidad al mandatario- Willyam Valle, Gabriela Pérez del Solar y Gustavo Rondón.
Durante la espera, la congresista de Gana Perú, lanzó arengas a favor de la gran transformación con Ollanta Humala, las cuales se combinaba con las frases “Ollanta honestidad” y “Ollanta presidente”.
Las vivas también se hicieron sentir cuando el presidente electo entró al hemiciclo al compás de la marcha de banderas, con cierto retraso, y saludó uno a uno a los ilustres visitantes de los países hermanos. En tanto, desde los escaños y las galerías el grito de ¡Sí se pudo! dominaba el hemiciclo.
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