martes, 16 de agosto de 2011

RAYMI

INTI RAYMI O FIESTA DEL SOL
Culto a la identidad
A la peregrinación
del Señor del Qoyllur
Rit'i, que ya se vive en
el Cusco, le sucederán
el Corpus Christi y el
Inti Raymi. Una fiesta
donde reivindican la
cultura Inca.
ESCRIBE: JESÚS RAYMUNDO TAIPE
La primera vez que Cusco evocó el Inti Raymi fue
desbordante. A pesar de que el programa oficial
se difundió en apenas 29 días, la concurrencia
fue masiva: más de 20 mil personas, de las 40 mil
que habitaban la ciudad, se ubicaron alrededor de la
explanada. Se presentaron incluso danzas y conjuntos
de comunidades alejadas como Canas y Paucartambo,
a donde solo se podía llegar cabalgando por caminos
de herradura.
El impacto de la recreación del Inti Raymi en los
cusqueños fue inédito. "Nadie podía detenerse a pensar
en la mayor o menor exactitud de la evocación, puesto
que el efecto logrado puede sintetizarse en el recogimiento
netamente religioso y en la emoción suprema
que reflejaban los semblantes", anotó el diario El Sol en
su edición del 26 de junio de 1944.
Con el tiempo, el Inti Raymi no solo conserva su
colorido y fastuosidad, sino también la gran acogida de
los cusqueños, especialmente de los sectores populares.
Se trata de un espectáculo que entretiene y sensibiliza, a
pesar de que los espectadores podrían ser extranjeros.
Al culminar la celebración, en los alrededores de Sacsayhuamán
los asistentes continúan con los festejos
durante varias horas.
FIESTA. El Inti Raymi forma parte de la
tradición inca. Los cusqueños lo han
asumido como uno de sus símbolos.
Lunes 20 de junio de 2011 􀁴􀀁􀀁13
CUSCO
EVOCACIONES
¿En qué circunstancias se creó el Inti Raymi moderno?
El sentimiento regional de los cusqueños siempre ignoró al
23 de marzo de 1534, fecha en que los españoles fundaron
la ciudad. Incluso la conmemoración del cuarto centenario
de la fundación española, en 1934, fue rechazada por artistas,
estudiosos, intelectuales y profesores universitarios
de la ciudad, por lo que el Gobierno central fue el único en
organizarla.
Ante la ausencia de un día conmemorativo para la ciudad,
los socios del Instituto Americano de Arte acordaron, en
enero de 1944, crear el Día de Cusco y recrear una de las
festividades incaicas más importantes. Eligieron el 24 de
junio porque en aquella época se denominaba Día del Indio
y se encontraba cerca del solsticio de invierno, fecha en
que los incas celebraban la fiesta del Sol. Así ratificaban la
relación del pueblo cusqueño con su pasado inca.
Karina Pacheco Medrano, autora de Incas, indios y
fiestas, asegura que la reactivación del Inti Raymi respondía
a los objetivos del Instituto Americano de Arte,
conformado por la élite intelectual cusqueña. Significaba
la reivindicación de la cultura inca, de la que los cusqueños
se sentían herederos, y un homenaje al Cusco, al que todos
se encontraban ligados. Además, se concibió como un eje
de atracción turística a la región.
Aunque atribuyen al gran Pachacutec como el creador
del Inti Raymi, hay opiniones que indican que no es posible
conocer con exactitud cuándo se estableció la fiesta del Sol.
Lo cierto es que él reconstruyó el gran Templo del Sol o Coricancha
y lo adornó con oro y plata. Su hijo, Inca Yupanqui,
edificó en el Cusco la casa del Sol y puso mayor énfasis en
los ritos, ceremonias y fiestas. Por eso, hay quienes creen
que sería el autor del Inti Raymi.
CON EL TIEMPO, EL
INTI RAYMI NO SOLO
CONSERVA SU COLORIDO
Y FASTUOSIDAD, SINO
TAMBIÉN LA GRAN ACOGIDA
DE LOS CUSQUEÑOS,
ESPECIALMENTE
DE LOS SECTORES
POPULARES. SE TRATA
DE UN ESPECTÁCULO QUE
ENTRETIENE Y SENSIBILIZA,
A PESAR DE QUE LOS
ESPECTADORES PODRÍAN
SER EXTRANJEROS.
Según los cronistas, la fiesta que se realizaba en junio
duraba de 15 a 20 días. Las ceremonias eran encabezadas
por la familia real y los nobles de sangre, quienes en la plaza
mayor entonaban cánticos y oraciones desde los primeros
rayos solares del día principal. Además de las procesiones de
ídolos y animales a las huacas sagradas, en la fiesta del Sol
se ofrendaban sacrificios de animales y seres humanos.
Delly Zegarra Alfaro, coautora de Cincuenta años de Inti
Raymi, afirma que los ritos y las ceremonias que realizaban los
incas tenían el propósito económico. Además, lograban unir a
todo el pueblo y reafirmar la lealtad y obediencia. "La sociedad
inca ofrendaba, regalaba y pagaba a la suprema deidad (Sol)
por los favores recibidos especialmente en la cosecha. Era un
medio de inculcar al pueblo la veneración al Sol".
TIEMPOS MODERNOS
De la primera evocación de 1944 quedan muchos recuerdos,
como la visita del presidente Manuel Pardo, quien
participó en las celebraciones del 23 y el 24 de junio. De
aquella fecha data también el primer guión, inspirado en la
obra del Inca Garcilaso de la Vega, quien ha detallado las
secuencias de la ceremonia incaica. Sin embargo, el guión
siempre ha sufrido variaciones, incluso cuando se usaba
varias veces de un mismo autor, porque su propósito siempre
es captar el interés del público.
Cada año, la escenificación comienza en la explanada
del templo del Coricancha, luego pasa a la plaza de Armas y
culmina en el Sacsayhuamán, donde se realiza la ceremonia
central y un espectáculo de danzas que se prolonga hasta la
noche. Solo en tres oportunidades ha dejado de celebrarse:
en 1950, a causa del terremoto que asoló al Cusco; en 1970,
por el desastre en Huaraz; y en 1977, por la crisis económica
que vivió el país.
En Sacsayhuamán desfilan los que barren el suelo,
los soldados y las escogidas del Sol. Los sacerdotes se
ubican junto al inca, quien es conducido en hombros de los
cargadores. La emotividad llega al clímax cuando luego del
brindis con la sagrada chicha, se recitan oraciones al Sol y se
realiza el sacrificio de la llama blanca. Sus vísceras permiten
conocer el futuro. Al final, las ofrendas se incineran para que,
a través del humo, asciendan hasta las divinidades.
En las presentaciones modernas se observa también
que cada año surgen debates en semanas previas al 24 de
junio. No solo se discute sobre la fecha en que debe evocarse
la fiesta y el significado que tuvo en el Tahuantinsuyo, sino
también sobre la elección de quienes representarán al inca, la
coya y el sumo sacerdote. El intérprete del inca, por ejemplo,
debe ser un cusqueño de prestigio intelectual y que domine
el quechua. En el aspecto físico, debe ser alto y robusto.
Aunque las visiones de los intelectuales cusqueños sobre
la evocación tampoco coinciden, ninguna de las dos posturas
consigue gran respaldo de los pobladores. Karina Pacheco
Medrano señala que, a pesar de que los espectadores no
asumen como propios los ritos ni sus significados, el Inti
Raymi se encuentra tan arraigado que los participantes
consideran que es una conmemoración incaica que ha
EVOCACIÓN. El colorido y fastuosidad se destacan en esta escenificación. En ella participan cientos de artistas y pobladores. llegado para iluminar estos tiempos.

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