Economista (DESCO)
La formación de seis macrorregiones, como parte de la estrategia de descentralización y reforma del Estado, ha sido parte del plato fuerte de la presentación del Premier en el Congreso. Una decisión firme, pero con información escasa, nadie sabe ¿con quién tendrá que juntarse?, ¿cuándo empieza el proceso? y ¿hacia dónde caminamos?
Con el transcurrir de los días tenemos algunas pistas adicionales, que siguen sin responder las grandes preguntas. Sabemos que el Premier se refería a cinco Macrorregiones, además de Lima y Callao, que puedan ser autosuficientes económica, política y socialmente, ubicadas en los siguientes espacios: Norte, Amazonía, Centro Andino, Centro Sur y Sur.
La base del diagnóstico, que lo compartimos en mayoría, es que el actual proceso de descentralización, con 26 gobiernos regionales, no resulta viable para los objetivos que se quieren alcanzar: mejora en la calidad de los servicios públicos de todo el país y una inversión pública de calidad, que potencie el crecimiento económico descentralizado.
En esta línea un grupo de especialistas, a solicitud del gobierno peruano, ha definido una “Propuesta orientada a la efectivización del de Plan Nacional de Regionalización” que incorpora las variables institucionales, políticas y económicas para la conformación de regiones. Su principal conclusión, que la comparte el Premier, es que la delimitación política-administrativa es la última parte de un proceso y no el inicio. No repitamos los errores, empezar por definir quién se junta con quién, ya sea desde el escritorio (como en 1989) o por referéndum (como en 2005), solo puede llevarnos al fracaso anticipado.
La segunda gran conclusión es que tenemos que empezar ya. Se tienen que definir espacios institucionales, administrativos y presupuestales para una gestión compartida y eficiente de los servicios públicos. La costumbre en la administración pública peruana es oponerse a cualquier diseño alternativo a su funcionamiento, somos resistentes al cambio y cualquier modernización es considerada una amenaza al control y el orden. Las cosas no están bien como están, el gobierno tendrá que jugarse parte de su luna de miel, colocando instancias interregionales con presupuesto y funciones, que deben ser evaluadas y perfeccionadas cada año fiscal.
Por último, pero no por eso menos importante, se tienen que definir las prioridades del proceso de regionalización. En el mismo discurso el Premier anunció la creación de un Ministerio dedicado a tiempo completo a la gestión de los programas sociales, por tanto es una función que se ha reservado el gobierno nacional, que la ejecutará con la participación y el apoyo de los gobiernos subnacionales. Entonces, la principal función de las Macrorregiones debe ser la promoción del desarrollo, entendido como la inversión pública en infraestructura básica, la promoción de la integración de los mercados y la eliminación de las barreras para el crecimiento de las pequeñas empresas, principales generadoras de empleo.
La tarea no es sencilla, una cosa es con guitarra y otra con cajón. El proceso de descentralización requiere un giro, para eso se reúnen los presidentes regionales y la PCM la siguiente semana, ¿estarán a la altura de las circunstancias? Esperamos que sí.
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