Revista Poder, febrero 2012
Álvaro Vargas Llosa
¿En qué momento se jodió la derecha peruana?
Veo en lo que está convertida, con excepciones honrosas, nuestra derecha y
pienso: en el momento en que nuestra economía y nuestra sociedad sufren
mudanzas asombrosas sin el complemento de unas instituciones que estén a la
altura de esos cambios, lo que sucede es trágico. ¿Cómo es posible que la tradición
de la derecha peruana, de la que fueron epítomes, en el siglo 19, un Bartolomé
Herrera, un Nicolás de Piérola o un José de la Riva Agüero y Osma discutibles todos
pero qué estatura esté convertida en ese detrito que afea el espacio? ¿En qué
momento el autoritarismo peruano con ideas, cultura, valor e intuición pasó a ser
esa mueca triste que dibujan en el lienzo de la vida pública cada acto y cada palabra
de nuestra derecha? En qué momento el niño Goyito perdió el barco?
En otras palabras: ¿cuándo y por qué pasó la derecha de aspirar al orden, la
salvación espiritual y las jerarquías a la pendejada diminutiva, la vileza sin vuelo, la
maledicencia embotada, única aspiración vital de esos parlamentarios cuyo norte
son las amnistías para presidiarios, esos plumíferos para quienes copiar Wikipedia,
contratar avisos del Estado y envidiar hasta el físico ajeno pasa por solvencia
profesional, esos clérigos que no saben hablar porque no saben leer y esos
mercachifles que se dicen empresarios pero están menos interesados en crear
riqueza que en evitar que otros la creen y le temen a la luz, es decir a la información,
como el búho a la mañana? ¿Cuándo y por qué la DBA bautizada por Juan Carlos
Tafur y propagada por Augusto Álvarez Rodrich fagocitó la tabla de valores de la
derecha peruana?
No puedo aquí contar esta abracadabrante historia como habría que contarla,
pero una razón de peso está en la eternal ausencia de un espacio liberal en la vida
republicana.
En el siglo 19, el liberalismo fueron cuatro gatos brillantes y a veces
contradictorios: un Manuel Vidaurre, un Francisco González de Paula Vigil o un José
Gálvez (y quizá hasta al anarquista González Prada). El militarismo (no tuvimos un
Presidente civil hasta 1872 y luego el civilismo le cerró las puertas al Partido
Demócrata) y el mercantilismo (el maridaje del guano y el Estado, del que el Partido
Civil fue expresión política) se las arreglaron para impedir, a pesar de esporádicos y
tímidos intentos, por ejemplo bajo Ramón Castilla, el desmontaje de la herencia
colonial.
En el siglo 20, a raíz del interminable enfrentamiento entre aprismo y
antiaprismo el país quedó polarizado entre dos fuerzas que nuevamente le cerraron
el espacio al liberalismo. El autoritarismo (el leguiísmo, el sanchecerrismo, el
pradismo y el odriísmo) y el mercantilismo (el azúcar y el algodón reemplazaron al
guano pero no la forma de entender la riqueza) se legitimaron en el choque
perpetuo con el partido de Haya de la Torre, con el que luego algunos de ellos
acabaron aliados. En aquel forcejeo, el socialismo y el nacionalismo que informan el
ideario del Apra ven postergado su acceso al poder hasta que Velasco hace suyo ese
programa y el primer Alan García lo remata.
Como había ocurrido en el siglo 19, en esa dinámica de autoritarios, el
liberalismo quedó reducido a ciertos chispazos (Pedro Beltrán y más tarde el
Movimiento Libertad, por ejemplo). Pero no hubo un esfuerzo de larga duración y
exitoso por traducir en las instituciones y en el orden jurídico y por tanto por
potenciar mediante los instrumentos de la igualdad ante la ley y la ausencia de
privilegios las cosas importantísimas que sucedían en la sociedad: el surgimiento
de una industria nacional, las migraciones rurales, el mestizaje definitivo y el
desborde popular del Estado, como lo llamó Matos Mar. Las agrupaciones existentes
fueron hurtando pedacitos del ideario liberal sin entender lo que esa concepción de
los derechos del individuo significaba a plenitud. El resultado fue, a la larga, una
bastardización del liberalismo. A tal punto que parte de la DBA se define como
liberal, que es como si Ceausescu se declarase progresista.
En el interín, las nuevas clases medias, y en particular sus sectores
profesionales, produjeron agrupaciones que pretendían traducir al idioma local las
corrientes extranjeras: Acción Popular (desarrollismo) y la Democracia Cristiana
(socialcristianismo), luego refundada como PPC. El partido de Belaúnde tenía en
programas como Cooperación Popular y en su lealtad al Estado de Derecho
elementos liberales, pero su evolución quedó truncada por dos golpes de Estado,
primero el de Velasco y luego el de Fujimori. El PPC, menos desarrollista en su visión
económica pero también más elitista, sufrió las consecuencias de su alianza con AP
en los 80´ y, finalmente, el devastador efecto del régimen dictatorial de los años 90´,
que lo sumió en una crisis existencial, escindido, como estaba, entre un deber ser
democrático y un querer ser fujimorista.
En el orden empresarial, la segunda parte del siglo 20 también ahogó
esfuerzos de avanzada de liberalismo empresarial, si se quiere como el que
simbolizaron, en la pesca, un Banchero Rossi y en la agricultura algunos hacendados
mejores que el resto.
La dictadura de los 90´, forzada a abrir y privatizar parte de la economía por
el agotamiento del modelo heredado, acabó de expulsar al liberalismo de la ciudad.
Vació de sustancia esa palabra, asociándola a la negación de mucho de lo que
significa; de paso, canibalizó a la derecha peruana, como un mecánico que desmonta
las partes de una máquina y construye con ellas el cacharro que se le ocurre. Esa
derecha renunció a
ser
para medrar o, casi da lo mismo, para no sentir el frío que se
siente fuera del poder (sin darse cuenta de que se hincaba ante el más frío de los
monstruos, como llamó Nietzsche al Estado). La imagen, tiempo después, en la
segunda vuelta de 2011, de la derecha encaramada literal y figuradamente en el
¿En que se momento se jodió la derecha peruana?. Por Alvaro Vargas Llosa
hatun amauta garate, aqui le dejo un link de un materia; que tambien se podria usar en clase.
ResponderEliminarhttp://otramerica.com/especiales/el-blog-de-la-ruta/500-enganos-sobre-latinoamerica/1635
http://www.larepublica.pe/11-03-2012/tengo-la-esperanza-de-que-seamos-un-solo-peru-si-es-que-no-pasa-algo-en-el-camino
ResponderEliminar