La cita crucial entre Vargas Llosa y el general Guibovich
En una semana de tensión militar-policial por su reclamo legítimo al poder político por sueldos decentes, la imagen de Mario Vargas Llosa caminando con el general Otto Guibovich y el alto mando del Ejército tiene un profundo significado que va mucho más allá de la construcción del ‘Lugar de la memoria’, pues contribuye al cierre indispensable de la antigua brecha de desconfianza entre los mundos ‘civil’ y ‘militar’, una dicotomía absurda que ha sido alimentada por los prejuicios de varios políticos interesados.
El encuentro privado de Vargas Llosa y Guibovich –dos ex alumnos del Colegio Militar Leoncio Prado– permitió disipar los recelos en el ámbito castrense sobre el ‘Lugar de la memoria’ y descartar que este tuviera la intención –como quisieron hacer creer sus detractores mediante una campaña artera, malintencionada y lamentable– de revivir el terrorismo y desprestigiar y maltratar a la fuerza armada. Luego de la cita, el general Guibovich destacó que dicho proyecto “busca efectivamente una reconciliación entre los peruanos”.
De paso, ambos caminaron luego del encuentro por el ‘Cenotafio de los Héroes’ –donde se inscriben los nombres de 2,639 militares, policías y ronderos que murieron en la lucha antiterrorista–, y que algunos políticos quieren replicar en Jesús María como espacio rival y alternativo al ‘Lugar de la memoria’.
Con ello, Vargas Llosa no solo dio un paso crucial para sacar algunas piedras del camino para la construcción del ‘Lugar de la memoria’ con el fin de que sea, como él planteó, un espacio público que signifique “una defensa intelectual, política y moral contra la violencia”, sino que, además, contribuyó a la construcción de un espacio de confianza institucional de los ámbitos militar-policial y el político que es indispensable en el país.
Esta cita de tanta trascendencia realizada esta semana parecía imposible de lograr hace unos pocos meses, cuando iba viento en popa la campaña en contra de lo que entonces se llamaba el ‘Museo de la memoria’, la cual estaba dirigida, entre otros, por personas como el ministro Rafael Rey, el vicepresidente Luis Giampietri, el jefe del Comando Conjunto de la Fuerza Armada, el general Francisco Contreras, o el cardenal Juan Luis Cipriani, además de sus satélites periodísticos.
El país le debe un profundo agradecimiento a Vargas Llosa por su liderazgo para sacar adelante este ‘Lugar de la memoria’ pero, más que eso, por contribuir a la construcción de confianza con los sectores militares, acercándolos a la institucionalidad democrática, para lo cual fue necesario vencer, con paciencia, prudencia y la razón, prejuicios e intereses tan antiguos como absurdos de muchos politicastros.
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