Por la deuda de Estados Unidos, China ha lanzado un grito de alarma y exigido un cambio radical en las finanzas del mundo. En un editorial de la agencia oficial de noticias Xinhua, Beijing plantea que se necesita una nueva divisa de la reserva mundial.
Lo digo Pedro para que lo escuches Julio: el Banco Central de Reserva del Perú no debe seguir manteniendo el 81.3 por ciento de sus reservas en dólares estadounidenses. Antes de que desaparezca la canasta, hay que diversificar su contenido.
No se trata de temores coyunturales y remedios efímeros. La divisa norteamericana está minada por males estructurales que van desde los gigantescos gastos militares –recién incrementados por Barack Obama, cediendo a la presión de la ultraderecha– hasta la rebaja de impuestos a los multimillonarios.
Son factores inherentes al capitalismo en su etapa imperialista. Como lo es también la abismal diferencia en los ingresos de los ciudadanos. La revista The New Yorker señalaba el 12 de octubre de 2009 que en 1965 el ejecutivo empresarial estadounidense promedio ganaba 24 veces más que el obrero promedio; en 2007, el múltiplo era 275 veces. El informe exhibía el ejemplo de Aubrey McClendon, de Chesapeake Energy, que ganaba 112 millones de dólares anuales en momentos en que las acciones de su compañía bajaban 40 por ciento en la bolsa.
Otro factor importante es la especulación financiera en bancos y bolsas. Se vio en 2008 con la quiebra inmobiliaria, causada por la codicia de prestar dinero para que compraran viviendas quienes no podían garantizar el pago del crédito.
No es un aspecto circunstancial. Las finanzas representan hoy en Estados Unidos el 21 por ciento del Producto Bruto Interno y la industria manufacturera apenas el 12 por ciento. Estados Unidos padece actividades parasitarias.
En la tragedia global desempeña decisivo papel el abuso estadounidense de su poder político, económico y militar. Washington se endeudaba como le venía en gana, mientras dictaba al mundo entero órdenes de austeridad.
Xinhua expresa que China, el mayor tenedor de deuda estadounidense (con 1.6 billones de dólares invertidos en bonos del tesoro estadounidense), tiene todo el derecho de exigir que Estados Unidos aborde sus problemas estructurales de la deuda y garantice la seguridad de los activos en dólares de China.
Preocupación parecida plantearán sin duda los ministros de Economía y los presidentes de bancos centrales de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en la cita que tendrán el jueves próximo en Buenos Aires.
En lúcido análisis publicado ayer en nuestro diario, Carlos Alonso Bedoya sostiene que, para una respuesta contrahegemónica peruana, el mayor peligro está en mantener a Julio Velarde en el BCR.
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