martes, 16 de agosto de 2011
LOS INDIGNADOS DE CHILE
Los indignados de Chile
César Lévano
El movimiento estudiantil de Chile arrastra ahora una gigantesca masa ciudadana. El reclamo de una Educación gratuita y de calidad ha ensanchado sus alcances y su base social. Frente a esa realidad multitudinaria, el régimen derechista recurre a la represión brutal. Por todo ello, el Presidente Sebastián Piñera, que hace un año tenía una aceptación pública de 47 por ciento, sólo logra hoy 26 por ciento.
Ayer, la marcha estudiantil convocada por la Federación de Estudiantes de Chile reunió 150 mil manifestantes, que incluían universitarios, colegiales, maestros y padres de familia. Las encuestas indican que 80 por ciento de los Chilenos aprueba a los estudiantes.
La derecha pinochetista, cuyo heredero político es el régimen de Piñera, ha sacado la garra. No sólo en la represión, sino también en las amenazas de muerte.
La joven lideresa de los estudiantes Camila Vallejo Dowling (23 años de edad, militante de las Juventudes Comunistas, alumna de Geografía en la Universidad de Chile) ha sido amenazada. Tatiana Acuña Selles, secretaria ejecutiva del Fondo del Libro del Ministerio de Cultura, estampó en su red social esta frase: “Se mata a la perra y se acaba la leva”. Debe de haberla leído en alguna biografía de Pinochet, quien pronunció iguales palabras en el golpe fascista de 1973, cuando le informaron de la muerte del Presidente Salvador Allende.
El ímpetu masivo de las marchas trae a la memoria el último discurso de Allende, quien, mientras caían las bombas sobre la Casa de la Moneda, dijo:
“Trabajadores de mi patria: Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo, que mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
Frente a la expresión del ministro Rodrigo Hinzpeter respecto a que “los estudiantes no son los dueños del país”, la joven Vallejo replicó:
“Claro que no somos los dueños de Chile, porque los dueños son los propios empresarios. Pero sí somos dueños de nuestro futuro”.
Los estudiantes se han tumbado ya a un exponente de la derecha “pelucona”, el ministro Joaquín Lavín, y están a punto de derribar a su sucesor, Felipe Bulnes.
La demanda estudiantil tiene un fondo de justicia. El neoliberalismo asesino de Pinochet, que destruyó la gran cultura democrática de Chile, arrasó asimismo la Educación pública del país, que fue ejemplar desde los días de Andrés Bello, en el siglo XIX.
La privatización de la enseñanza superior acarreó el deterioro de universidades que antes tuvieron alto nivel. Eso explica por qué tiene tanta atracción la protesta contra el hecho de que las familias tengan que pagar más de 500 dólares mensuales para que sus hijos tengan Educación.
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