.Por Humberto Campodónico
La reciente decisión del Indecopi de iniciar un procedimiento sancionador de oficio contra 7 cadenas de farmacias se debe a que habría habido “concertación de precios de determinados productos farmacéuticos y afines, y se habría implementado a nivel nacional” (Indecopi, 13/12/2010). La acusación es gravísima porque se trata de la salud de la población, lo que ha llevado al Ministro de Salud, Oscar Ugarte, a pedir también la intervención de la Fiscalía “para determinar responsabilidades y sanciones”.
Si bien deben continuar las investigaciones para saber si existió o no concertación de precios entre estas cadenas, existen varios estudios que nos dicen que estamos frente a un sector altamente concentrado. Vamos por partes.
En primer lugar, el mercado de medicamentos en el Perú ha crecido 250% del 2000 al 2008, pasando de US$ 314 a US$ 1,100 millones. Dice Umberto Calderón (1) que la concentración no se da tanto en la producción e importación de los fármacos ya que, por ejemplo, las primeras 20 empresas peruanas tienen una participación del 60% del mercado, lo que “da un nivel de concentración relativamente bajo”.
Agrega Calderón que el 30% de los productos corresponde al Ministerio de Salud y Essalud y el 70% restante llega al consumidor final a través de cadenas de farmacias y boticas. Es aquí que comienzan los problemas:
“Las cadenas dominan el mercado, llegando a condicionar sus compras a los laboratorios e importadoras. Se encuentran en las principales ciudades del país y manejan una gran variedad de productos con alta negociación en precios. Las farmacias y cadenas concentran el 64% de los productos farmacéuticos comercializados” (ídem).
Esta es, justamente, la denuncia de Indecopi que comprende a las más importantes cadenas del mercado peruano: Albis S.A. (Boticas Arcángel), Boticas y Salud, Botica Torres de Limatambo (BTL), (Fasa), Eckerd Perú (Inkafarma), Mifarma y Nortfarma.
Estas cadenas de boticas no solo concentran una gran parte del mercado sino que “esta alta concentración se ve distorsionada (y aún más “concentrada”) pues cinco cadenas farmacéuticas de las más importantes están estrechamente vinculadas (o son propiedad) con laboratorios o distribuidoras” (ídem).
¿Cuáles son estas 5 cadenas? Las mismas que denuncia Indecopi: Inkafarma (Chile) con Farmindustria (Chile); Boticas Arcángel con Albis/Cipa; Boticas BTL (Chile) con Laboratorios Medco; Boticas y Salud, con Laboratorios Sherfarma; y Mifarma con Química Suiza. Quizá por eso dice Calderón que un estudio de Acción Internacional para la Salud (AIS) sobre 6 países encontró que “Perú era el país que mostraba el mayor rango de diferencias entre el producto de marca y el genérico” (ídem).
En este mercado concentrado no ha servido la rebaja de los aranceles del 2006 ni, tampoco, la apreciación del nuevo sol ya que “ni los menores precios de los insumos ni de los productos terminados importados han sido trasladados al consumidor y eso representa una gran preocupación para el gobierno”.
Para terminar, Calderón nos dice que el gobierno viene haciendo esfuerzos muy positivos como, por ejemplo, la puesta en marcha del Primer Observatorio Peruano de Precios de Medicamentos “online”. También destaca el DS 015-2009, que obliga al médico a que, al lado de la medicina de marca, se recete también el genérico, estableciendo una escala de sanciones para los médicos que no lo hacen.
Dicho esto, el problema de fondo es la concentración oligopólica de comercialización de medicamentos. ¿Podrá Indecopi destruir ese oligopolio y sus ramificaciones? Veremos qué pasa.
(1) “Análisis de la industria farmacéutica peruana 2010”, de Umberto Calderón Ojeda, Centrum (PUCP) y Tulane University.
Nota: En el sexto párrafo de mi artículo de ayer, “CEPAL, luces y sombras del 2010”, dice: “moneda nacional barata y dólar caro”. Debe decir: “Dólar barato y moneda nacional cara”. Pedimos disculpas.
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