domingo, 31 de enero de 2010

Más espeso que lodo de huaico

Este viernes se me ocurrió hacer un programa ligero en radio Capital, inspirado en el ingenio popular. Debo decir que fue un éxito, gracias a la participación de los oyentes. La idea era pedir comparaciones del tipo “más perdido que pulga en perro de plástico”.

Los teléfonos estallaron. De todos los barrios de Lima la gente competía con ocurrencias que iban desde el humor amable –“más preocupado que gasfitero del Titanic”, “más seco que cañería de pirámide”– pasando por un tono escatológico –“más difícil que sacarse un moco con guante de box”, “más perdido que pedo en jacuzzi”– hasta algunas con su cuota inconsciente de prejuicios y discriminación: “más perdido que cholo en ópera”, o, más chocante aún, porque la contó una niña: “más falso que menstruación de cabro”. Pero la mayoría se mantuvo en un registro callejero divertido e inteligente que ayudó a relajar el estrés de la tarde, cosa nada desdeñable en una ciudad con problemas de seguridad, salud o transporte tan acuciantes como la nuestra.

La alegría y el entusiasmo de las llamadas me dejaron pensando en el ánimo de los habitantes de Lima (aunque hubo una llamada desde Nueva York, creo que para aportar “más duro que poto de muñeca”).

Vamos, lo que suele percibirse en las diarias llamadas es una inmensa desesperanza respecto de la clase política. Una sensación de hartazgo y resignación respecto de la corrupción omnipresente. Un descrédito de la palabra de nuestros líderes, “más falsos que beso de suegra”. Una falta de fe en un cambio conducido por dirigentes con sentido del Estado y proyecto de sociedad. Pero ese panorama desolador no está exento de confianza en las propias energías para salir adelante, a pesar de lo anterior. Solo que esta visión del Perú realmente existente apuesta por realizaciones personales, a lo sumo en compañía del grupo más íntimo, no como colectividad.

Mientras compartíamos esas perlas del ingenio urbano, recordé la entrevista que le hice el día anterior al presidente regional del Cusco. El señor Gonzales me increpó por la falta de objetividad de los medios al difundir el caos y la desorganización nacional, regional y municipal ante la catástrofe natural-cultural en el Sur. Aparte de señalarle su alarmante incapacidad para la autocrítica –proporcional a su capacidad de coordinación– acuñé mentalmente la comparación que da título a esta nota. Él no es el único, sin embargo, que reacciona negando la brutal evidencia: es la norma en quienes ocupan cargos de alta responsabilidad en nuestro país.

Por eso no sorprende que la población los ignore –asunto grave para la democracia– y esté “más cansada que galán porno en función doble”. Quizás este ánimo escéptico y lúdico explique el impacto mediático de la jocosa candidatura de Bayly, pero nada bueno augura para las complejas decisiones electorales que se avecinan. El humor puede canalizar cierta dosis de la violencia contenida en el malestar social, pero tarde o temprano llega un punto en que el caudal exasperado rebasa los desfogues precarios e improvisados. Entonces la cosa se puede poner “más movida que maraca de brujo” y “más difícil que hacer gárgaras con talco”.


Por Jorge Bruce

“La transición inconclusa” y Humala

La semana pasada comenté el reciente libro de Alberto Adrianzén, La transición inconclusa, y terminaba diciendo que es inevitable relacionar los planteamientos del mismo con el reciente respaldo del autor, junto a otros profesionales de izquierda, a la candidatura presidencial de Ollanta Humala.

Si el diagnóstico es que de lo que se trata en el Perú de hoy es de romper con la continuidad neoliberal y de refundar la política mediante una asamblea constituyente plenamente soberana; si es que se piensa que la candidatura de Humala es la única opción “realmente existente” y viable después del fracaso de las candidaturas de izquierda en 2006; y si es que se confía en que esta vez se superarán los problemas de una candidatura improvisada, entonces ese respaldo parece lógico.

Lo que suena extraño para mí es que muchos de quienes apoyan hoy a Humala antes trabajaran en los gobiernos de Valentín Paniagua y de Alejandro Toledo (haciéndolo muy bien, dicho sea de paso). ¿Cómo se entiende esto? En su libro Adrianzén señala que con Paniagua habríamos vivido la posibilidad de una “refundación republicana”, un pacto antiautoritario que expresara la “nueva mayoría política” forjada en el combate al fujimorismo; mientras que con Toledo habríamos tenido la continuidad tanto del modelo económico como de viejas prácticas políticas (p. 187-189). Así, de las potencialidades de la transición se justifica el apoyo a Paniagua o Toledo, y de las limitaciones aparecidas conforme avanzó el gobierno de Toledo se justifica el alejamiento de este y el actual apoyo a Humala.

Sin embargo, ¿no suena ingenuo el haber pensado que Toledo haría el tipo de cambios que ahora plantea Ollanta Humala? No me parece justo acusar a Toledo de “traicionar” un programa radical que nunca fue suyo. Esto solo es posible mediante la construcción, un tanto artificiosa, de un “programa de la transición”, respaldado por una ‘mayoría política” que me parece solo existió como proyecto en la cabeza de algunos, pero no en la realidad ni en las intenciones de Paniagua o Toledo. En realidad, me parece que el respaldo a Humala no se deduce de la “transición inconclusa”, sino de la radicalización que han experimentado algunos en los últimos años, al calor de la oposición al actual gobierno de García.

El problema con esto es que parece confirmar un patrón según el cual la izquierda, incapaz de crear partidos propios mínimamente viables, según las coyunturas ingresa y trata de controlar e imponer sus agendas a liderazgos y grupos ajenos, pero los abandonan cuando se debilitan, para buscar nuevos. ¿No sería mejor para la izquierda apostar por un proyecto propio, aunque fuera de largo plazo? Y si no, ¿no habría sido más consecuente integrarse y apostar por fortalecer el Partido Nacionalista? Respaldar una candidatura, pero no un partido, no contribuye a reducir el caudillismo ni a fortalecer nuestras precarias instituciones.


Por Martín Tanaka

Lo que el desastre nos deja en el sur

El 15 de agosto de 2007, horas después del terremoto de Pisco, el presidente Alan García dijo a los peruanos que “afortunadamente no ha traído como consecuencia un gran número de víctimas”. Una inaudita declaración que los hechos lo desmintieron después: el sismo en el sur chico dejó como saldo más de 500 muertos.

Hace dos días el primer mandatario volvió a sorprender con una frase que resulta chocante a los peruanos y en especial a las familias del sur. Frente a la magnitud del desastre de Cusco, ha pedido no caer en el alarmismo. No ha especificado a qué se refería cuando hizo este comentario, pero suponemos que encierra el pedido: no me espanten a los turistas.

El asunto es que el desastre en Cusco, sí es para alarmarse: 25 mil damnificados, 3,000 viviendas han colapsado, 4 mil casas afectadas, 17 mil hectáreas de cultivos perdidas, 24 mil toneladas de producción pecuaria se han ido igual al tacho, barrios enteros inundados, once puentes destruidos. En cifras los daños bordean los mil millones de soles. El desastre dejado por la naturaleza se ha extendido a otros pueblos de Puno, Huancavelica, Apurímac, Ayacucho. ¡Y no hay por qué alarmarse!

Lo trágico es que, como ocurre en estos casos, los más afectados son los pobres. Son ellos los que han perdido todo y hoy duermen a la intemperie en carpas. Algunos han escapado a las partes altas de los cerros ante el temor de nuevos huaicos. En el sur la pobreza y extrema pobreza siguen siendo una extensa mancha. Los porcentajes negativos llegan hasta 82% en Huancavelica, bajan a 69% en Apurímac, mientras en Cusco, la región que recibe más turistas, la pobreza está en el 55%.

El desastre en Cusco y en las otras zonas nos revela la ausencia de una política de prevención ante los efectos del calentamiento global. En junio pasado Agronoticias, la revista que dirige Reynaldo Trinidad, dijo que se venía El Niño. En ediciones sucesivas se advertía que las condiciones serían distintas y hasta más severas por razones del calentamiento global. Tradicionalmente El Niño se extendía entre Lima y el norte del país, pero el 2007 el fenómeno cambió y llegó hasta Ica. En Cusco llovió en tres días lo que ocurre normalmente en 10. La publicación planteaba además alternativas que deberían tomarse para enfrentar las lluvias, entre ellas zanjas de infiltración en los Andes y plantaciones forestales.

En diciembre la organización Predecan (Prevención de Desastres en la Comunidad Andina) convocó a las autoridades del Ejecutivo y a representantes de los organismos del Estado para dar cuenta de su informe final sobre las zonas de vulnerabilidad en el Perú. El informe, elaborado con el apoyo de la UE, recoge además experiencias valiosas, como la de la comunidad de Calca, en Cusco, que ha podido vencer los embates del Vilcanota. Todo indica que ningún ministro o funcionario gubernamental vinculado al tema tomó en cuenta las importantes recomendaciones de Predecan. Y hoy sabemos lo que pasó.

El tiempo apremia y es hora de que el gobierno no se duerma más. Urge una autoridad que coordine las medidas de prevención ante los nuevos desastres que se anuncian. Que no ocurra con los damnificados de Cusco lo que pasó en Pisco y que los agricultores reciban financiamiento crediticio y apoyo para desarrollar una campaña complementaria. No olvidemos que por mandato de la Constitución, el Estado debe apoyar de manera preferente al agro. Y una vez más, señor presidente, sí hay de qué alarmarse y preocuparse.


Por Carlos Castro

Los peruanos y la actitud crítica

No estaba muy seguro de que al hablar sobre la actitud crítica como necesidad que el alumno debe asumir, al terminar sus estudios secundarios, podía generar desacuerdos. Varios correos me lo han dado a entender. Hay quienes me recuerdan que no tengo experiencia escolar, y que por eso digo lo que digo. Sí, mi escueta experiencia escolar se reduce a los dos años que tuve que asumir la supervisión de cursos de Lengua en el colegio de Aplicación de La Cantuta. Pero mi experiencia mejor me la aseguran los 61 años en que, en la universidad, he trabajado, en los años iniciales de Estudios Generales, con cientos de muchachos que acababan de terminar su Secundaria y podían ofrecerme espontáneo testimonio de cómo habían aprendido lo que habían estudiado. Y por lo pronto, niego que la ‘actitud crítica’ sea una convocatoria exclusiva de la vida universitaria. Ahora, en este siglo, y en esta hora, no lo es.

He leído en la semana muchas páginas de propaganda periodística dedicadas a la universidad, al examen de ingreso, a las diversas opciones, y he tropezado con advertencias y promesas. Y me ha sorprendido leer alusiones a ‘carreras superiores’. Es un error. Terminados los estudios secundarios, se inician los estudios superiores. Esos estudios superiores se pueden realizar en Escuelas, Universidades o Institutos. Las Escuelas ofrecen formación en una profesión determinada, y sus egresados obtienen un título profesional. Las Universidades ofrecen también un título profesional, y grados académicos de Magíster y Doctor. Los institutos están dedicados exclusivamente a la investigación; los profesionales que siguen en ellos sus tareas obtienen Diplomas específicos.

En cualquiera de estas instituciones es condición indispensable, al iniciar sus tareas, asumir una actitud crítica frente a los textos, para lograr, más tarde, asumirla ante la realidad. Esta es condición indispensable para garantizar un estudio provechoso. Hay que corregir y reemplazar el divulgado error de que toda crítica es negativa porque consiste en oponerse a todo. Basta abrir un diccionario para percatarse de la confusión. Leemos en el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, esta advertencia: “Examen a que la razón somete algo o alguien para determinar su verdadero valor o calidad”. Y el Diccionario de autoridades, que inaugura en 1726 la tarea lexicográfica de la Real Academia Española define crítica así: “La facultad de hacer juicio y examen riguroso de escritos, obras, sugetos”. Aclara que viene del griego Crino, que significa ‘juzgar’. Aclarado el punto, insistiré en que la escuela debe entrenar al estudiante, en sus últimos años secundarios, a asumir una actitud crítica, enfrentándose a las dudas, a los dilemas, para estar listo a sus estudios superiores.

Claro que hay quienes se confunden ante la presencia de gente arrogante que pretende establecer juicios inconmovibles, carentes de todo examen reflexivo. Eso nada tiene que ver con la ‘actitud crítica’, que supone una predisposición del ánimo para no privarse de someter a análisis todo cuanto se ofrezca en la lectura o en la realidad. La escuela debe defender esta tarea porque ha quedado esclarecido que la “crítica es una actividad cultural y pedagógica”, como lo explica hoy el rumano Adrián Marino, en cuya obra descubrimos que “todas las operaciones reconocidas como críticas no son sino diferenciaciones y especializaciones siempre más complejas del enseñar y aprender a través de la lectura”. Si la escuela debe formar ciudadanos para este mundo globalizado, y entrenarlos para que puedan moverse en un medio cultural interdisciplinario, donde ya no es tan fácil reconocer todos los recovecos del conocimiento, la actitud crítica mantiene alerta la inteligencia, arma indispensable para la búsqueda del conocimiento.

He leído con simpatía, en una propaganda periodística, la afirmación de “la naturaleza de las ciencias y la tecnología de la innovación”. El texto reconoce en seguida que “la velocidad de cambio se relaciona directamente con la intensidad de la investigación”. Esa es la información y la propaganda que esperamos ver en la prensa relacionadas con los estudios superiores.

Estudio e investigación: ese es el horizonte al que hay que prepararse para enfrentar. No la facilidad, no el éxito.


Por Luis Jaime Cisneros

Gerontosaurios

Un gerontosaurio no es un animal en extinción. En realidad, es un homus politicus, que debido a la incapacidad o desidia de sus coetáneos, que no contemporáneos, resuelve quedarse en el puesto político que desempeña como líder por los siglos de los siglos. Un gerontosaurio no es un político antiguo ni un setentero necesariamente: un gerontosaurio es alguien que no busca renovar su espacio político ni renovarse personalmente: un ex adolescente militante que vive mirando las luchas anteriores a la Asamblea Constituyente del 79. Alguien que cuando se ve en el espejo espera encontrar al joven barbudo que fue, aun cuando ya no tenga solo entradas sino calvicie franca y redonda. El gerontosaurio es un ser que tiene miedo a la renovación, porque él fue la renovación radical en un momento de su vida, y si para una mujer es complejo aceptar la vejez, para un gerontosaurio es casi un laberinto de intensidades viscosas. Por este motivo muchos gerontosaurios tienen cierta deficiencia de tolerancia a los saurios jóvenes, sobre todo si tienen pasta de líderes.

Yo pensaba que los gerontosaurios eran de izquierda: ¡ahí están tantísimos para demostrarlo! Aquellos líderes que a los 25 años ya militaban y enarbolaban banderas, y eran grandes oradores y hoy, percudidos por la cultura autoritaria, ni siquiera se atreven a escoger a un delfín… Pero estoy completamente equivocada: una ex compañera de la universidad y militante pepecista me comentó que en la derecha peruana el gerontosaurismo llega a niveles peores que en la izquierda: “la misma vejez que opina, organiza, manda, hace caja para sus bolsillos y ¡apaga cualquier intento de renovación!”. ¿Y en el aprismo? Hay manadas de gerontosaurios que alucinan que sus contendores son los “cuarentones” como si esta edad fuera una etapa de la juventud. La verdad que si alguien sostiene que Aurelio Pastor o Carlos Arana son jóvenes, entonces, es un irredento gerontosaurio con briznas de Alzheimer.

Un líder de la tercera edad no es necesariamente un gerontosaurio: por ejemplo Haya de la Torre nunca lo fue. Precisamente porque sabía que lo imprescindible para mantener la política en ebullición es la carne fresca, la mística de los jóvenes, las apuestas por mentes aún no contaminadas por las sumas y restas de los reacomodos electorales. Hoy en día un militante viejo y sabio de izquierda, cuyo nombre no menciono porque estoy segura de que no le va a gustar, pero que para dar ciertas pistas diré que es sociólogo de vocación y no de título e intenta diálogos con los jóvenes permanentemente, es en realidad más muchacho que aquellos que no se enlodan las manos; tiene canas y muchos años a cuestas, pero no pertenece a ninguna familia de reptiles.

Como bien dice el poeta Frido Martin, “el gerontosaurismo es un estado mental”, no una condición temporal. Lo más triste de todo es que hay gerontosaurios-bebés, que con las justas han participado de una asamblea, pero ya llevan las escamas a cuestas y están cambiando por enésima vez de camiseta. Son los más peligrosos.

Por Rocío Silva Santisteban

Las aguas calientes

Hace unos días por estos pagos celebraban “La Semana del Chilcano” –trago de abolengo y solera limeña, piscos y borracheras– y supongo que la ‘cuchipanda’ duró más de 7 días. El 5 de febrero está decretado festejar “El Día del Pisco Sour”, cóctel amanerado que suele tomarse para abrir los esfínteres más fieros antes de que el bolo alimenticio penetre el virginal ‘tonjore’ gracias al huevo y el limón. Acabo de leer que en esa fecha, Ocrospoma, alcalde del distrito de Jesús María, ya decretó “El día del Cebi-Pisco”. El aquelarre se realizará en el Parque de Los Próceres y sale con retreta, lisonja y francachela.

No estoy en contra de la juerga. Es lo mío. Pero párenla ya. El otro día preguntaba en mi Facebook cuándo celebramos el “día de la caca peruana” y me dijeron de marica para abajo. No es dable. Reclamaba que en mi país, donde dramáticamente este gobierno no puede detener el crecimiento de la extrema pobreza, el asunto no está para jaleos y jaranas. Advierto que es una paradoja que en el Perú, que tiene niveles de miseria muy cercanos a los de Haití, la comida peruana vive desde un tiempo en el “boom de una cocina superlativa”. No quiero recordar que un grupo de ayayeros propuso al atosigante Gastón Acurio –lo veo hasta en la sopa– a ser candidato presidencial como el estólido de Jaime Bayly. No, señora, no se preocupe. No quiero ser aguafiestas ni estoy en contra de la política del señor Martín Pérez del Mincetur. No, él tiene su negocio.

Pero la “Marca Perú” de la señora Aráoz suena más bamba que el “Perú avanza” y como dirían en la combi: “avanza pa’ atrás”. Lo ocurrido en el Cusco con los 2,000 turistas es una vergüenza. En CNN, esta semana, saltaban de la tragedia de Haití a la de Machu Picchu. Y aquí, América Noticias no salía del tema Abencia Meza. Y así como el digitalizado paladín de la PCM, Velásquez Quesquén, salió en la foto entregando una Kola Real al presidente de Haití, el presidente del Congreso, Alva Castro, quiso ser solidario y por un pelo no se embarcó a Puerto Príncipe para el respectivo figuretismo obsceno. Qué pasó. Lo mismo de siempre. Mucha farra y falta de previsión, escasa reacción y alucinante torpeza, hija natural de una soberbia diseñada por el líder del partido de gobierno.

La cultura de la previsión, dicen por ahí. Yo observo la continuidad de los conflictos sociales y la chilla generalizada sin interlocutores. Ese libre mercado contra los recursos naturales, los derechos comunales y regionales versus las concesiones y privatizaciones. Pregunto, qué nos convierte en cebicheros y pisqueros y de dónde, tanta algarabía y batahola.

Sé que hay varios Perús en mi Perú. Que hay emprendedores y nuevos ricos. Pero sé también que Romero, los Brescia y los Galsky siguen siendo los dueños de mi país como decía Carlos Malpica. No envidio a uno que tiene su 4x4, su casa en ‘Eisha’, mira como un bobalicón el “Canal Fem” y lo retratan toneando en la revista Cosas. Lo que me jode es la insensibilidad del ‘alpinchista’ y el ‘quechuchista’. Ese que festeja a Bayly y revende entradas de Metallica. El pendejo, el vivazo. Aviso, Vargas Llosa era fijo en 1990 y la turba asqueada de esa prédica neoliberal lo tumbó y creó un monstruo que hoy felizmente está en la cárcel. Pero cuidado que sale otro.


Por Eloy Jáuregui

J.D. Salinger

Para hablar de Jerome David Salinger habría que separar arbitrariamente el hombre y la obra. El primero, nacido en 1919 de un padre judío poco ortodoxo y de una madre irlandesa, comienza a escribir desde los 15 años y logra publicar sus relatos iniciales justo cuando estalla la Segunda Guerra Mundial. Llamado a filas, participa del desembarco de Normandía y se queda un año en Europa. Hemingway, que lee sus textos, no duda en calificarlo de ”genial”, admiración no correspondida.

A su retorno, Salinger ingresa a The New Yorker, revista que será su segunda casa y en la que estrena casi todos sus relatos. Cuando El guardián entre el centeno aparece en 1951, su repercusión es inmediata. Tiene por protagonista a un adolescente, Holden Caulfield, que es expulsado del colegio y pasa tres días en Nueva York antes de retornar a la casa familiar. Sin embargo hay algo en su modo de enfrentar el mundo de los adultos que hace de él un entrañable prototipo de rebeldía en el que se han visto reflejados 60 millones de lectores. Salinger disfruta inicialmente de su éxito, y en 1953 publica Nueve historias, entre las cuales la magistral ”Día perfecto para pescar pez banana”, pero ese mismo año adquiere una casa rural en Cornish y se retira.

Otros dos libros de relatos saldrán en 1961 (Franny y Zooey) y 1963 (Levanten carpinteros la viga del tejado) en los que presenta a los miembros de la disfuncional familia Glass.

A lo largo de 50 años solo da dos entrevistas y se dedica a proteger su enclaustramiento y privacidad de toda mirada intrusa. No es que fuera un solitario, pues se casó y separó dos veces y tuvo un hijo y una hija, pero llevó a los tribunales cualquier intento de abordarlo, en una lucha titánica de la que acabó vencedor. ¿Siguió escribiendo? Es el último enigma que nos deja.

Por Federico de Cárdenas

Auschwitz

Hace 65 años fue liberado el campo de Auschwitz-Birkenau, en Polonia. No fue el más letal, pero es el que simboliza los horrores del Holocausto.

El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas liberaron Auschwitz -Birkenau.

Las tropas de la SS habían destruido, antes de retirarse, las cámaras de gas y los crematorios de Auschwitz para tratar de borrar las huellas de su infamia, y dejaron intacto el resto del campo. Por eso Auschwitz sobrevivió y se convirtió luego en el símbolo de la barbarie nazi y del Holocausto, del asesinato de seis millones de judíos (Naciones Unidas ha establecido el 27 de enero como la fecha conmemorativa).

Los nazis no pretendían ocultar los campos de concentración pero sí los de exterminio. Auschwitz fue concebido, al principio, como un campo de concentración.

La solución final

La llamada solución final, el exterminio de todos los judíos de Europa, no estaba en la mente de los líderes nazis desde el principio.
El periodista británico Laurence Rees, que entrevistó a muchos nazis y judíos sobrevivientes del Holocausto, describe cómo fue modificándose el pensamiento nazi –siempre teñido de un brutal antisemitismo–, desde la idea de deportar a todos los judíos a Madagascar, en África, hasta la de acabar físicamente con el pueblo judío. (“Auschwitz. Los nazis y la solución final”, Crítica, 2008).

Heinrich Himler concibió primero Auschwitz como un cam-po para mano de obra esclava y suscribió un contrato con la empresa I.G. Farben para producir caucho sintético. Esa y otras funciones cumplió el campo, hasta que a mediados de 1941, luego
de comenzada la guerra con Rusia, se desata el frenesí nazi para liquidar a los judíos. Auschwitz también entró a la maquinaria de aniquilación.

Pero la mayor cantidad de judíos murió en tres pequeños campos de exterminio, Belzec, Sobibor y Treblinka, donde se asesinaron a 1’700,000 personas.

Belzec era un campo de 300 por 300 metros, y allí se mataron a 600,000 personas. (Rees, 215)

Esos eran lugares destinados exclusivamente al asesinato en masa. Los judíos llegaban de diferentes lugares de Europa e iban directamente a las cámaras de gas y a los hornos crematorios. Esos campos funcionaron entre 1941 y 1943 y luego fueron completamente destruidos.

En Auschwitz se asesinó por lo menos a 1’100,000 judíos, aunque recientemente el historiador ruso Vladímir Makárov sostiene que fueron 4 millones.

Polonia

Los campos de exterminio estaban en Polonia. Polonia tenía la mayor población judía de Europa, en términos absolutos (3’325,000) y relativos, el 10.3% del total de habitantes. (“Para que lo sepan las generaciones venideras. La recordación del Holocausto en Yad Vashem”, Jerusalem, 2005).

Y en Polonia, además, reinaba un antisemitismo feroz.

El escritor israelí Amos Oz cuenta cómo su madre tuvo que ir a estudiar a Viena a principios de la década de 1930, porque ya no se permitía a los judíos asistir a las universidades. (“Una historia de amor y oscuridad”).

Sin remordimientos

El primer jefe de Auschwitz fue el comandante de la SS Rudolf Höss (estuvo 4 años allí). Cuando el psiquiatra norteamericano León Goldensohn lo entrevistó en la prisión de Nüremberg, en 1946, le preguntó cuántas personas fueron ejecutadas en Auschwitz. Él respondió que creía que se asesinaron a dos millones y medio de judíos.

Goldensohn le pregunta entonces “¿y eso qué le parece? Höss se queda impávido e indiferente”. (“Las entrevistas de Nü-remberg”, León Goldensohn, Taurus, 2008).

Antisemitismo vivo

Lo que muchos no saben o no quieren admitir hoy día, es la fuerza y la persistencia del antisemitismo.

Laurence Rees recorrió en 1991 los países liberados después del derrumbe del comunismo y la desaparición de la Unión Soviética: Lituania, Ucrania, Serbia, Bielorrusia y otros y lo que más le chocó fue toparse con “un feroz antisemitismo”, a pesar de que en esas zonas ya no había prácticamente judíos.

Un anciano de los países bálticos que entrevistó, le contó que en 1941 había ayudado a los invasores nazis a matar judíos, y sesenta años después seguía pensando que había hecho lo correcto.

El antisemitismo sigue vivo entre nosotros también. Hoy día Hugo Chávez se ha convertido en uno de sus abanderados y ha introducido en América Latina a Mahmud Ahmadineyad, el presidente iraní. Ahmadineyad, que encabeza una dictadura teocrática y ferozmente represiva, niega la existencia del Holocausto y proclama la necesidad de destruir Israel y echar a los judíos al mar.

Muchos chavistas de América Latina y el Perú están felices con Ahmadineyad, porque les ha permitido reciclar su antisemitismo y esconderlo bajo una bandera antiimperialista.

Por Fernando Rospigliosi

Un comercial y no regreso

La pretensión de Crousillat de recuperar América TV.

La solidez de los argumentos legales que desbaratan la pretensión del indultado José Enrique Crousillat de recuperar el control de América TV, contrasta con la puerta principal del canal que la semana pasada fue tapiada con unas planchas de metal que inmediatamente traen el recuerdo de la tremenda trompeadera que se armó a dos cuadras de ahí, hace unos años, en la otra esquina de la televisión.

Seguramente algún problema ‘técnico’ podría explicar la clausura de la puerta normal de ingreso en el jirón Mariano Carranza, pues las cosas no parecen estar como para que tengan que aprovisionarse de pintura amarilla como la que se arrojaron entre las huestes de Ernesto Schütz y Genaro Delgado Parker. Pero todos, empezando por los que trabajan en televisión, saben que una imagen siempre vale más que mil palabras.

La especulación del regreso de Crousillat al canal la lanzó él mismo cuando anunció que evaluaba tomar medidas legales para recuperar América TV –“es lo que correspondería”, dijo–, cuya línea editorial prostituyeron él y su hijo a favor de Vladimiro Montesinos y Alberto Fujimori por la simbólica suma de S/.69 millones que salieron del erario con rumbo a sus bolsillos.

Como se suele decir, “no soy abogado” pero a veces entiendo lo que estos dicen. En este sentido, la explicación ofrecida por el presidente de la junta de acreedores, Gonzalo de las Casas, me parece una respuesta contundente que permite coincidir con su conclusión de que “no existe posibilidad de que ninguna autoridad judicial pueda interferir el proceso concursal” en el que se encuentra el canal, el cual es, de paso, uno de los casos más exitosos de reflotamiento empresarial realizados en el marco de los procesos supervisados por Indecopi.

El asunto no está en el terreno judicial pero sí en el político pues el run run del regreso de Crousillat se inició con las insinuaciones del presidente Alan García apenas lo indultó y fue criticado –con razón– por algunos medios y la opinión pública. “¿Será que tienen miedo de que este hombre hable?”, dijo.

García practica eso de que la mejor defensa es el ataque, y entonces lanza amenazas para amedrentar a los medios que lo critican, lo cual va de la mano con su voracidad actual por desprestigiar a las encuestadoras, como la señora del cuento que rompió el espejo porque no le decía que ella era la más bella.

El problema de fondo para García es que el indulto a este forajido se recordará como una de las expresiones más vergonzosas y claras de su escaso compromiso con la lucha anticorrupción, lo cual se agrava por la estupenda fotografía que Inés Menacho le tomó a Crousillat rozagante en la playa, algo que avergüenza a no pocos apristas

Por Augusto Álvarez Rodrich

Armando el Apra de 2010/2011

Quienes han venido siguiendo el estallido de propuestas electorales en enero harían bien en prestarle algo de atención al congreso aprista convocado para inicios de marzo, sin duda el principal evento partidario de la temporada. Podrán ver una gran confrontación democrática, y además obtener claves importantes para los dos próximos procesos electorales.

Un dato interesante es que cuatro años como partido de gobierno no han producido una unidad de criterios o ambiciones, sino más bien una fuerte competencia entre dirigentes. Esto se viene percibiendo desde las tempranas pugnas por la conformación de las delegaciones regionales, antesalas de las candidaturas para este octubre.

Las principales tendencias con alcance nacional son la del actual Comité Ejecutivo (Mauricio Mulder), la de Jorge del Castillo, y la de Omar Quezada. Sin embargo no se descartan tendencias-sorpresa. Los 500 delegados no están definidos, de modo que no han comenzado los pronósticos sobre un posible ganador.

Es poco probable una reelección de Mulder. Las bases del partido sienten que sus líderes partidarios en Lima no han logrado que el Ejecutivo le haga caso suficiente a la militancia. Además Mulder, parlamentario, está tocado por la atmósfera que cubre a todo el Legislativo. No se sabe cuán endosables serían sus votos si se retira.

La pugna Del Castillo-Quezada no llega a ser un match de tíos vs. jóvenes, o uno de Lima vs. provincias, pero se les parece. El ex premier encarna un deseo de volver a una autonomía partidaria frente a la derecha. El ex presidente regional encarna una segunda oleada de renovación generacional en el partido histórico.

¿Qué dice Alan García? Parece que en este caso no mucho. La experiencia de pasados congresos partidarios sugiere que su influencia, enorme como es, opera mejor como “poder suave” a la distancia que como abierta toma de posición. Después de todo, un congreso así es también una ventilación de reclamos y un memorial de agravios.

Si bien la tarea central del congreso es elegir directiva, el meollo de la cuestión es ganar municipios, regiones y, si se ofrece, la presidencia en el 2011. Lo cual va a significar que los 500 delegados tendrán que votar por las figuras que perciban con mayores posibilidades, un complicado ejercicio de vaticinio político.

Probablemente Quezada como secretario general y Del Castillo como candidato presidencial sean las mejores opciones para el Apra. Pero más importante que las figuras mismas será el grado de consenso que se obtenga para ir a las campañas electorales mismas. En ese redondeo final García ciertamente tendría mucho que decir.


Por Mirko Lauer

martes, 26 de enero de 2010

Y las corvinas, sobre las olas, nadarán fritas (con su limón)…

Por Nelson Manrique
El verso que encabeza esta columna pertenece al vals “Parlamentomanía” de la inolvidable Serafina Quinteras (por algo madre de nuestra gran poeta Blanca Varela). Habla de las promesas electorales de un candidato a congresista y (hasta donde recuerdo, la canción salió en vísperas de las elecciones de 1962) sirve para recordarnos que hay cosas que nunca cambian.
Metidos ya en la campaña electoral, esta semana destaca el lanzamiento de la candidatura presidencial de Jorge del Castillo, realizada por él mismo. Reconociendo que Del Castillo tiene todo el derecho, ha sorprendido a algunos que se lanzara por su cuenta, sin esperar a que el Apra defina un candidato. Sin embargo su decisión es lógica, si se considera que para él es ahora o nunca. Si no postula ahora, el 2016 no podrá, pues el puesto está separado desde ya por Alan García, y el 2021 será demasiado tarde. Dada la tibia acogida que su lanzamiento ha suscitado Del Castillo tiene muy pocas posibilidades, pero si no se lanza simplemente no tiene ninguna.
Hay una cuestión previa: ¿habrá un candidato aprista? Es difícil, si nos atenemos a los hechos. Quienes pudieron abrigar ilusiones de serlo cuando el gobierno empezaba –Alva Castro, Del Castillo y Cabanillas– han salido incinerados de su paso por el Ejecutivo. Puede discutirse si esto fue el resultado de su mala suerte, corrupción o ineptitud, o si fue producido por una maquiavélica maquinación de García, pero el hecho es de que el gabinete ministerial no fue la plataforma electoral que creían sino su Waterloo.
Si nos atenemos a los cálculos de Alan García (que piensa la campaña electoral del 2011 en función de la del 2016) el Apra no debiera presentar candidato propio ahora, por una razón elemental: es poco probable que los electores vean con buenos ojos tres gobiernos apristas seguidos, y tener un aprista en el poder el 2011 le reduciría a él las posibilidades de ser elegido el 2016. Si García puede decidir, en esta elección el Apra debería llevar al poder a un candidato no aprista. Pero esto choca con la demanda de bases apristas –y de posibles candidatos al Parlamento– de ir con candidato propio, y ese es el margen de juego que les queda a quienes sueñan dentro el Apra con una candidatura presidencial. Si esta corriente se impone, y el Apra opta por el candidato propio, tampoco el suelo estará parejo. El peso de García es demasiado grande y ningún candidato va a ser viable si no tiene su bendición, lo cual abre el escenario a un muy complejo proceso de negociaciones. Si es inevitable contar con candidato, posiblemente Velásquez Quesquén sea quien mejor posicionado se encuentra en este momento para recibir la bendición papal, pues ha demostrado ser capaz de obedecer órdenes, sin generar complicaciones.
El otro hecho destacable de la semana es la campaña encaminada a convencer a Lourdes Flores de que acepte la candidatura a la alcaldía de Lima, como premio consuelo, renunciando a sus pretensiones presidenciales. La presión es tan grande que ella ha optado por consultar a sus admiradores a través de Facebook. De aceptar postular a alcaldesa, culminaría su carrera política realizando un camino inverso al que en su momento recorrió Luis Bedoya Reyes, que inició su carrera como alcalde electo de Lima, para luego terminar como el candidato presidencial derrotado. Lourdes pasaría de candidata presidencial derrotada, a alcaldesa de Lima.
Si Lourdes Flores opta por la alcaldía podría despejar el camino a una candidatura fuerte de Luis Castañeda Lossio respaldado por el Apra; capaz, en un escenario ideal, de unificar un frente de derecha en que se encuentren los pepecistas y fujimoristas, lo cual no les vendría nada mal a estos últimos, dado el desplome sufrido por Keiko Fujimori en el respaldo electoral que le otorgaban las encuestas (50% en dos meses, según Datum), luego de la sentencia definitiva a 25 años de prisión a Alberto Fujimori y el desinfle del punto único de su programa, el indulto a su papi.
Quizás no tengamos corvinas fritas –con su limón–, pero que va a haber circo, lo va a haber…

lunes, 18 de enero de 2010

JAIME BAYLE SE DESNUDA

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Cabrones de mala entraña
Autor: Jaime Bayly
CompartirEnviar.Soy un hombre rencoroso y a mucha honra. Recuerdo minuciosamente a los que me humillaron. Olvido con facilidad a los que fueron amables conmigo.
De joven crees ingenuamente que todos deben ser buenos y amables contigo y cuando te encuentras con un cabrón de mala entraña que te insulta, te hace pasar un mal rato, te traiciona o te humilla, te resulta extraño, sorprendente.

Tal vez sería prudente suponer que todos somos unos cabrones de mala entraña y que lo excepcional, lo infrecuente, lo inhumano, es que te encuentres a alguien que sea leal y amable y buena gente contigo.

Mi familia está llena de cabrones de mala entraña (incluyéndome, por supuesto). Es mi familia, pero no por eso me impide ver las cosas con claridad y reconocer a un cachafaz, a un crápula, a un gaznápiro, a un memo mentecato, a un fantoche o facineroso.

Mi padre fue un cabrón de mala entraña. Al menos lo fue conmigo y no se tomó vacaciones para joderme la vida. Me insultó, me humilló, me pegó, vengó en mí todas sus amarguras y frustraciones. No digo que fue un cabrón de mala leche con todos los demás. Para mi sorpresa, hay gente que lo recuerda como un hombre risueño, caballeroso y encantador. Pero conmigo fue un cabrón de cuidado, un cabrón armado y un cabrón lisiado y ya se sabe que los cojos son todos malos o a punto de ser malos.

Mi tío Bobby es uno de los tipos más miserables, avaros, despóticos y malvados que conozco. Se parece al viejo millonario tacaño de los Simpson, sólo que en su versión amariconada. Disfruta humillando a sus empleados del servicio, humillando a cualquiera con poco dinero o poder, burlándose de los que tienen que soportar sus bromas crueles e hirientes a riesgo de ser despedidos. Recuerdo cómo lloraba Mario, mi amigo, el jardinero, contándome que había ido desde su casa en los arrabales hasta la casona cochambrosa de Bobby y que el calvo mala leche de Bobby se había negado a pagarle lo que le debía (una cantidad ínfima, desde luego). Es un cabrón cosmopolita y profesional, un cabrón de lengua afilada y venenosa, un chismoso vocacional (podría decirse que se parece a mí o que yo me parezco a él). Además es un adulón de los poderosos. Por ejemplo es amigo servil de Alan García (en esto, por suerte, no nos parecemos). Menudo dúo de cabrones retorcidos y genios del mal que se reúnen semanalmente a engordar sus panzas oceánicas.

Mi tía Lucy, enana, mala como casi todas las enanas, vieja ya, amargada como casi todas las viejas, es una mujercilla intrigante, chismosa, envidiosa, siempre sembrando cizaña y deseándole desgracias a los demás. Cuando mi hermana mayor enfermó de cáncer, su esposo, un panzón con nombre heroico, tuvo el gesto heroico de llamar a mi madre para decirle, tan atinado él, que no se hiciera ilusiones, que mi hermana era ya un caso perdido, que moriría pronto. Lindo gesto el de mi tío heroico. Amorosa su llamada. Mi hermana sigue viva. Y ese par de cizañeros envidiosos también, que yo sepa. Si hay un Dios y ese Dios me escucha ahora (alabado seas), ruego que ese par de enanos cuyes rastreros mueran antes que mi hermana. Sería lo justo.
Mi padrino, mi tío Carlos, es o ha sido ginecólogo y se ha pasado media vida metiendo sus manos en vulvas y matrices vaginales (membrana femenina que juraría que Bobby no ha tocado nunca) y es naturalmente un buen tipo, aunque su verdadera vocación es la del alcohólico consumado y amante de las conspiraciones y golpes militares. Trataba a mi padre con gran cariño y eso lo adecenta en mi recuerdo. Se ha peleado con el avaro de Bobby por unas acciones de la minera y eso lo enaltece. No me saludó en el funeral de mi padre y eso lo menoscaba en mi memoria. Fue ministro de Fujimori y eso le da una dimensión cómica, esperpéntica. Sus hijos son todos ambiciosos, trepadores, vulgares y matones, algunos parecen subnormales o contrahechos o fallas genéticas. Mi prima se casó con un magnate griego y luego con un magnate peruano ya algo veterano. Que ambos fueran magnates fue, desde luego, una casualidad, una cosa azarosa, puramente fortuita, no debemos ser suspicaces. Que no me invitara a su boda no fue, claro está, una casualidad.

Yo tuve un tío que extrañamente no era un cabrón de mala entraña. Era encantador, divertido, guapísimo, un playboy mítico, idéntico a Julio Iglesias. Se llamaba John Bayly. La última vez que lo disfruté de su desbordante simpatía estaba en un restaurante de San Isidro con su novia y me llamó a la mesa y me invitó sangría y abundantes pizzas y me trató con un cariño infrecuente entre mis tíos. Era un gran tipo el legendario John Bayly: seductor profesional, risueño, alegre, jodedor, listo para el dinero y las mujeres, amante de la buena vida, siempre riendo, bebiendo y alegrándole la vida a la gente mustia y pusilánime. Era un ganador en toda la línea. Nunca olvidaré la noche que me dejó conducir su auto rojo deportivo último modelo (un Alfa Romeo, creo) y me dio la confianza que nunca me había dado mi padre. Murió joven, de cáncer. Le salió un hijo idéntico a él (aunque levemente menos guapo) que, de pura casualidad, de pura buena suerte, se casó con una millonaria heredera de un grupo minero.

Yo a los mineros les tengo cierta hostilidad. Destruyen la ecología, envenenan los ríos, intoxican a los pobladores vecinos, se apropian de la riqueza que se esconde en el subsuelo de las tierras de los campesinos (cuando esa riqueza debería ser del dueño de las tierras, de los campesinos), tratan a los obreros que malviven en los lóbregos socavones con los pulmones envenenados como animales y uno se pregunta, hechas las sumas y las restas, cuál es la contribución que hacen al mundo estos mineros codiciosos como el vil tacaño de mi tío Bobby: venden minerales, pagan impuestos (menos de los que debieran) qué bien, gran trabajo artístico, ecológico, intelectual. Todos los empresarios mineros podrán tener mucha plata (mucha más de la que tengo yo), pero yo respeto más a un poeta, a un cantante, a un pintor, a un cineasta o a un escritor. Mi tío Bobby tendrá mil millones de dólares pero moralmente me parece una sanguijuela porque no sabe tratar con una mínima humanidad a la gente pobre, desvalida. Por supuesto, si viene Alan a su casa, ya está Bobby enjundioso, jacarandoso, bailándole una zarzuela con Carlos Raffo, el otro pusilánime adulón de Alan que se cree chef cuando sólo es un solícito mayordomo.

Mi hermano Miguel es un cabrón de mala entraña y además es un subnormal, un oligofrénico, un loco maluco, un macho vacuno castrado. De niño le dieron tantas pastillas y palizas que ahora es un asno que rebuzna o un buey que arroja saliva espumosa. Ha robado todo lo que ha podido hurtar, tiene una larga carrera en el mundo del hampa (una vez me llamó una chica en Miami diciéndome llorosa que Miguel le había robado su colchón). Ahora dice que es empresario. Dice que alquila autos. Dice que se ha reformado. Además le dice a mi madre (y ya se sabe que mi madre se cree todo lo que le dicen) que es fervoroso creyente del Opus Dei y luego lo encuentran en discotecas patibularias con señoritas que se ganan la vida posando en calendarios eróticos que cuelgan los mecánicos en sus talleres para hacerse una paja fugaz, aceitosa, mientras están echados debajo del auto averiado. Menudo cleptómano y cachafaz es mi hermano Miguel, que además, siendo gordo como una foca, dice que quiere pegarme. Que intente pegarme: yo llevo conmigo una pistola israelí Jericó con silenciador y ocho proyectiles en la recámara y además me acompañan dos escoltas armados. Nada me gustaría más que regalarle una lluvia de plomo a ese jabalí acojudado.

Álvaro Vargas Llosa, con su cara de intelectual sabihondo y estreñido que se ha nombrado presidente moral del mundo y Dalai Lama del liberalismo global, es el cabrón de peor entraña que conozco. Mal bicho, culebra escamosa, desleal, traidor, rencoroso, fariseo, vengativo, creo que no le cae bien a ninguno de los amigos que fuimos sus amigos y ahora lo recordamos como si fuera la viruela, el sífilis o la gonorrea. Es la confirmación de que dos primos hermanos tal vez no deberían tener hijos: por mucho que se amen y se calienten sobándose los susodichos primos, al final te sale una criatura no del todo humana, un fanático enjuto y avinagrado que quiere gobernar el mundo y que sólo es amigo de los que le pagan y que ha de tener una cola enroscada de porcino como en los cuentos de Gabo o un aguijón de alacrán o veneno letal de tarántula en los testículos colosales. Álvaro es con seguridad uno de los bichos más torvos y desleales que conozco y no hay en el Perú una sola persona que lo extrañe, que yo sepa.

Mario Vargas Llosa es también un cabrón de mala entraña (o lo ha sido conmigo hasta un punto en que colmó mi paciencia) pero se le disculpa porque tuvo un padre que fue un maldito resentido perdedor abusador y porque ha hecho una carrera amorosa en el incesto, primero con la tía, después con la prima hermana, lo que me parece que humaniza sus rasgos de cabrón de mala entraña y demuestra que al menos ama a su familia, o a la parte de su familia que se puede montar. Sólo por eso (y por algunos de sus libros) le tengo simpatía. Yo siempre quise montarme a una prima y una tía (no a la tía enana malediciente) y no lo conseguí (aunque a una prima lejana me la monté en un hostal de Miraflores y fue como montarme a un bufeo).

Naturalmente, y como es público y notorio, yo también soy un cabrón de mala entraña y cultivo el rencor como una forma de arte incomprendido y cuando sea presidente o monarca o dictador vitalicio me ocuparé de vengarme de todos estos cabrones de mala entraña que son mis enemigos porque eligieron dicha senda innoble que les costará la vida o lo que les queda de ella. Mi padre ya está muerto, pero los demás (a saber: el tío Bobby amariconado y avaro y cruel y mamón de Alan; el tío Carlos macerado en vino y todos sus hijos pendencieros, soeces, chocarreros, de quijadas como cuchillos; la tía Lucy y su esposo de nombre heroico, enanos imperceptibles al ojo humano pero dotados de secreciones venenosas, capaces de matarte de un salivazo certero; el Gandhi de nuestro tiempo, Álvaro Vargas Llosa, predicador de la virtud y la sabiduría y tan leal como un cuervo o una hiena hambrienta; el Premio Nobel del Incesto, Mario Vargas Llosa, preclaro pensador liberal y matón aficionado que le zampó un puñete a García Márquez en un teatro mexicano, haciendo un paréntesis o hiato creativo en su flemática tolerancia liberal: si él se había cepillado a su tía y a su prima hermana, ¿no podía comprender que Gabo deseara a la mujer del prójimo?) se las verán conmigo cuando sea presidente: a Bobby lo haré vivir en un socavón y lo obligaré a tocar una vagina; al tío Carlos le daré de beber sólo agua; a sus hijos los mandaré a pelear con una tribu africana antropófaga (puede que ellos se coman a la tribu entera); a la enana y su esposo heroico los encerraré en su mesita de noche; al Gandhi de nuestro tiempo, predicador peripatético y un tanto patético, lo nombraré embajador en Puerto Príncipe y a su padre lo someteré a un combate a doce asaltos con Kina Malpartida, alias “La Vengadora de Gabo”. Cabrones de mala entraña: están avisados.

domingo, 17 de enero de 2010

El Vaticano Tiembla por Avatar.

CIUDAD DEL VATICANO (AP) - El periódico y la radio del Vaticano calificaron "Avatar" como simplista y criticaron el filme por acariciar doctrinas modernas que promueven el culto a la naturaleza como sustituto de la religión.

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L'Osservatore Romano y Radio Vaticana dedicaron amplia cobertura al taquillero espectáculo tridimensional de James Cameron. Pero las reseñas fueron poco entusiastas, pues llamaron la película superficial en su mensaje ecológico, pese a los innovadores efectos visuales.


L'Osservatore dijo que el filme "está inundado de un espiritualismo vinculado al culto a la naturaleza". De manera similar, Radio Vaticana dijo que la cinta "ingeniosamente le guiñe un ojo a todas esas seudo-doctrinas que convierten la ecología en la religión del milenio".


"La naturaleza ya no es una creación que defender, sino una divinidad que adorar", dijo la radio.


El vocero del Vaticano, reverendo Federico Lombardi, expresó que mientras que las reseñas del filme son sólo eso _ críticas cinematográficas, sin peso teológico _ sí reflejan la visión del papa Benedicto XVI sobre los peligros de convertir la naturaleza en una "nueva divinidad".


Benedicto ha hablado a menudo sobre la necesidad de proteger el medio ambiente, pero a veces ha equilibrado ese argumento con una advertencia contra el neo-paganismo.


En un mensaje reciente por el Día Mundial de la Paz, el Pontífice volvió a advertir contra cualquier noción que equipare a un ser humano con otros seres vivos. Dijo que tales ideas "abren el camino a un nuevo panteísmo matizado de neo-paganismo, que vería la fuente de salvación del hombre en la sola naturaleza".


El periódico del Vaticano ocasionalmente comenta en sus páginas culturales sobre películas o iconos de la cultura popular, como lo hizo recientemente con "Los Simpson" o U2. En un ejemplo famoso, varios funcionarios del Vaticano se pronunciaron en contra de "El código Da Vinci".


En este caso, las reseñas se produjeron tras una función de gala de "Avatar" en Roma, cerca de la Plaza de San Pedro. La cinta se estrena el Italia el viernes.

"En el Perú la remuneración mínima vital es miserable"

Entrevista a Jorge Bernedo Alvarado. El analista en política laboral asegura que subir S/. 30 la RMV no afecta a las empresas ni al Estado. Lo razonable es superar los S/.1,000 al mes.

Omar Mariluz.

¿El sueldo mínimo en el Perú es suficiente para que una familia viva en condiciones adecuadas?

La respuesta es obvia. Ninguna familia puede vivir con S/.550.00, es bajísimo, incluso en la región. En términos comparables, la Remuneración Mínima Vital (RMV) es miserable en comparación con otros países, y si hay países que también tienen sueldos miserables es porque son países muy pobres.

¿En el Perú hay la capacidad de incrementar la RMV?

Yo creo que sí, porque hay muy pocos países en el mundo donde las remuneraciones sean un quinto del total del producto. Creo que ni Bolivia está en esa situación. Que los salarios sean un quinto de toda la renta es muy desigual. Sueldos y salarios son la mayor parte de la renta en la mayoría de los países.

¿Cuánto es el sueldo mínimo que debería ganar un trabajador en el Perú?

Lo que debería ganar un trabajador depende de la canasta mínima. Difícilmente una canasta familiar, aun básica, puede estar debajo de los S/.2,000, es decir, la RMV debería ser S/.1,000, porque se supone que en la familia hay dos aportes: el padre y la madre. Pero estamos lejos de eso.

Puede ser un objetivo a corto plazo...

Obviamente eso tendría que ser una meta progresiva. Lo que no debería haber es pérdida de poder adquisitivo. Tiene que haber sucesivas recuperaciones en un plazo mediano. Es la recomendación de la OIT hacerlo cuando la inflación lo justifica, pero aquí no hay ningún sistema y el acuerdo que se asumió no fue cumplido.

¿Entonces el gobierno sí puede aumentar lo que la inflación les quitó a los trabajadores?

Cuando se aumentó a S/.550 no pasó nada, entonces los S/.35 que deben tampoco afecta (a los empresarios). Deberían poner la RMV por lo menos en S/. 580. Yo supongo que no es difícil, es lo mínimo que podría hacerse. S/.30 es un sol diario, es una cosa miserable.

Dicen que no se podría pagar en las provincias...

Pues entonces entremos en un sistema serio de reajustes periódico con estudios de canastas, quiénes son los que tendrían que irse nivelando mientras que en Lima y otras ciudades donde se puede debería aumentarse.

Hace poco la ministra de Trabajo dijo que no se pudo elevar la RMV en el 2009 porque fue un año de crisis...

Pero la crisis es para los trabajadores y empleadores y de seguro más para los empleados. Cuando hay una crisis el dueño de la empresa está más protegido que los que trabajan para la empresa. El argumento debería ser de los trabajadores. No me parece un buen argumento.

También dicen que golpeará a las mypes...

Las pequeñas empresas son un gran pretexto para muchas cosas, son sobre todo un pretexto de las grandes empresas para disminuir costos laborales. Siempre dicen ‘la pequeña empresa no resiste’, ‘la pequeña empresa no puede pagar pensiones’, pero no es así.

Hay empresas que no pueden asumir ese gasto en salarios...

Entonces, empresas tan pequeñas que no puedan pagar una remuneración más o menos decente no merecen existir, porque tú no puedes hacer una empresa fijándote que pagarás miseria a tus trabajadores. Si es así, mejor entonces regresemos a la época de la esclavitud.

¿Este gobierno quiere crecer a costa de sus trabajadores?

No creo que haya un programa de desarrollo que tenga que basarse en la sobre explotación. Incluso los chinos subsidian a sus trabajadores. Tienen seguros, vivienda, y si sumas la RMV sale más que en el Perú. Si a la gente la explotas no estás desarrollando, estás generando utilidades. Si quieres desarrollar tienen que subir los salarios.

Pero de eso no se habla...

Las remuneraciones no son un tema. Ese liberalismo a la peruana –que ni siquiera es un liberalismo real porque es una especie de rentismo asociado al poder– no lo permite.

“Un consejo que no cumple los acuerdos no sirve”

¿Cree que el gobierno no tiene el menor interés de mejorar la situación de los trabajadores?

Al inicio el 2006 para el 2007 subieron de S/.500 a S/.550, subieron 10% con una inflación baja, ahí tuvimos un saltito real, pero ese salto se ha perdido en los dos años siguientes. En el 2008 la inflación ha sido muy fuerte, y al comenzar el 2009 debía cumplirse el acuerdo del Consejo Nacional del Trabajo.

La cláusula gatillo...

Sí, pero no lo cumplieron. Los sindicatos se retiraron, y creo que está bien porque qué sentido tiene un incumplimiento así. Pudieron haberse mantenido en términos políticos, pero la cuestión es cuál es la garantía de un consejo donde se toman acuerdos que después se incumplen.

¿Qué evidenció ese incumplimiento?

Una alianza entre el gobierno y los empresarios. Si el gobierno se hubiese puesto fuerte simplemente hubiese aumentado el salario mínimo más allá del acuerdo. Pudo hacerlo si quería, si tuviera una política laboral positiva, si tuviera planes de mediano y largo plazo para asegurar que el sector laboral vaya recuperando las enormes pérdidas que ha tenido en los últimos 30 años.

¿Sirve de algo un Consejo del Trabajo en esas condiciones?

El consejo es un espacio de diálogo que está bien que exista, pero debería dársele alguna institucionalidad para cosas como esta. Si se incumple lo que se acuerda, no tiene sentido.

Las Barbas en REmojo

Sospecho que por estos tiempos ando peleado con la Literatura. Las últimas novelas de Jaime Bayly me están pareciendo interesantes. Digamos. Debo confesar también que “Los últimos días de La Prensa”, novelón (por la cantidad de páginas), me ha hecho reír un poco. Sin embargo, a los lectores que conozco no les agrada Bayly como escritor y como entrevistador nocturno que hace payasadas, les parece muy bueno, sobre todo a las lectoras. “No importa que la pegue de gay o de bisexual, igual lo amo”, me dijo una de ellas. Cierto día Bayly dijo en uno de sus programas:

— “Tengo tantos programas de TV que no me dejan tiempo para escribir”.

— “Hay que darle también programas de radio”, gritó un lector.

¿Qué tiene que ver Bayly y sus libros, ahora que hay gente que discute si él puede o quiere ser candidato a la presidencia del Perú? Ocurre que al señor pelucón de sonrisa chueca, que va a cumplir 45 años este 19 de febrero, le importa un pepino ser presidente del Perú o de la liga de fútbol de su barrio (sí hay liga de fútbol en su barrio); le importa un rábano que le gritén chimbombo en la calle, que le tiren huevos en una plaza pública; que le digan que usa zapatos grandes por pura finta o que la derecha le paga poco por todo lo que hace. Lo que le interesa, sobre todas las cosas, es que lo reconozcan como escritor. Ese es su verdadero sueño.

Ese es su drama. Su ilusión desde aquellos remotos años en que soñaba confundido con las novelas de Mario Vargas Llosa y quería ser tan bueno como él; desde que leía al copión Bryce Echenique en los descansos después de laborar en La Prensa; desde aquel tiempo en que publicó su primer libro en España. Lo que le interesa realmente a Bayly es seguir escribiendo y que le digan que lo hace bien. Es un camino difícil y más fácil es ponerse la banda presidencial. Que lo digan los que saben. Lo cierto es que ser presidente a Bayly le llega altamente. No me imagino cuánto le habrá dolido al pobre Bayly, cuando hace un tiempo el buen Juan Marsé se paró de la silla del jurado de un concurso literario y dijo: me marcho, estas novelas no tienen nada que ver con la Literatura. Una de esas novelas era de Bayly. No recuerdo cuál.

Sospecho que es pura chocota eso de que su madre siempre soñó con que él fuera presidente del Perú, que él desde chiquito o quizá ya cuando estaba en el colegio jugando pelota se la creyó que él podría ser presidente. Sospecho también que el oportunista José Barba Caballero, el de las preguntitas de manual para llegar a ser candidato a la presidencia, y sus amigos colgaron esas banderolas (Bayle Presidente). Son ellos los que quieren aprovecharse de la imagen de Bayly creyendo que es un tío bobo.

Está bien. Todo el mundo en el Perú puede ser presidente. Susy Díaz fue parlamentaria y Tongo fue candidato al Congreso. Pero Bayly no está para ser candidato aunque Barba diga lo contrario. Tiene otras prioridades y si remotamente llegase a inscribirse como así lo desean los parásitos que quieren vivirlo, no moverá un dedo y se lo dejará todo a Ximena, su impenitente productora de televisión.

La candidatura de Bayly es una joda que Barba y sus amigos quieren hacer realidad para que ellos vuelvan a trepar al poder. “Tú eres candidato a la presidencia y yo el número uno de la lista al Congreso”, le dice. Además, hay graves denuncias aún sin aclarar de que el partido de Barba Caballero, Cambio Radical, se ha forjado con firmas falsas.

Me faltan adjetivos, casi todo se ha dicho de Bayly. Decadente, irresponsable, reaccionario, derechista, vendido, venal, tragicómico, vago, flojo, perezoso, holgazán, chiflado, tocado, perturbado, tantas cosas más. A decir por todo lo que se dice de él, si tiene parte de las condiciones para ser presidente de la República.

Paco Moreno

Réquiem por el APRA

En la segunda administración del presidente Alan García Pérez que está por concluir, se aplicaron políticas económicas acordes con el clima neoliberal que caracteriza, salvo excepciones, al conjunto de la región. En ese sentido, fueron diametralmente opuestas a las implementadas en su primer gobierno, -1985 y 1990- como resultado de su convicción que bastaría un giro de 180 grados para evitar el desastre que preparó el camino a la dictadura de Fujimori.

Desde su primer gobierno, el entonces joven y enérgico presidente, y el ahora no tan joven y robusto mandatario, despertaron la curiosidad académica de nacionales y extranjeros. A mediados de los ochenta, un extraordinario orador cuya retórica contribuyó a que su partido llegara, luego de décadas de intentos frustrados, por vez primera al poder, planteando que se limitara el pago de la deuda externa a una fracción del valor del comercio internacional. Incluso en su desesperación final argumento en favor de la estatificación de la banca.

A inicios del nuevo siglo, una resurrección y un retorno político, luego de una larga travesía del desierto, a imagen de su mentor y guía Víctor Raúl Haya de la Torre, para alcanzar de nuevo el poder al derrotar en la segunda vuelta electoral a su contendor Ollanta Humala. Fue ayudado por el temor que los votantes tenían del retorno de los fantasmas del pasado. El mal menor y con los dedos en la nariz, en suma. Luego de imputar sus errores a su juventud, no encontró mejor alternativa que afirmar que el APRA no era responsable de ese desenlace, porque las políticas de su primer gobierno tenían la impronta del general Velasco Alvarado, y que por lo tanto eran la fuente de los errores.

¿Qué es entonces el APRA? ¿Quién fue Haya de la Torre? ¿Qué relación se dio entre el “Maestro y Guía” y su Partido?, y la pregunta más incómoda para los tiempos que corren ¿Alanismo o Aprismo? Pueden estas preguntas ser insólitas cuando se formulan a propósito de uno de los partidos políticos más longevos de la América Latina, próximo a cumplir 86 años desde su fundación en 1924, pero se explican porque se trata de una formación política todavía envuelta en un halo de misterio y de franca ignorancia, y en ese sentido en las antípodas de lo que ocurre con la vida y el pensamiento de José Carlos Mariátegui, el otro gran pensador de su tiempo cuya vida y obra es escrutada en sus más mínimos detalles, y que incluso cuenta con un espacio para esas reflexiones y para la promoción de su pensamiento.

Y no es que no existan libros, y son numerosos, a la vez sobre Haya y sobre el APRA, pero ellos son apologías de sus seguidores o de sus “compañeros de ruta”, o simplemente diatribas de los renegados. Haber abierto una ruta distinta, anclada en el análisis y en la comprensión, es sin duda el enorme mérito del libro de Nelson Manrique ¡Usted fue Aprista! Bases para una historia crítica del APRA (Lima: CLACSO/ Pontificia Universidad Católica del Perú, 2009), profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Católica de Lima, y cuyos trabajos anteriores han contribuido de manera decisiva al conocimiento de la historia rural de la sierra central del Perú en los siglos XIX y XX.

Primera aproximación
Tomado en su sentido estricto, el subtítulo del libro, Bases, indica que se trata de una primera aproximación, y por lo mismo los comentarios que suscite deben estar claramente acotados. Manrique dedica el libro a su padre, un viejo aprista, y cuyas ilusiones, se nos informa, “fueron rotas por el gobierno de Alan García”, desencanto que el autor comparte y que se evidencian en los juicios que de manera reiterada formula en múltiples pasajes del libro. Con seguridad, esa frustración la compartieron numerosos “compañeros”, aquellos que protagonizaron las grandes rupturas, desde su derecha o desde su izquierda, como las del APRA Rebelde con Luis De la Puente, o el de la fracción liderada por Andrés Townsend Ezcurra, o las sordas tensiones como las que se dieron entre Haya y Manuel Seoane.

Escribir un relato histórico como una catarsis de una frustración es un ejercicio heurístico como cualquier otro, a condición que las evidencias que se acumulen sean congruentes con la explicación de los problemas que la investigación se formule, y para eso es necesario evitar que los a priori ideológicos terminen construyendo la trama de sus argumentos. La afirmación del autor que “en períodos históricos de cambios acelerados, como los que se vivieron a partir de la década del cincuenta del siglo pasado, la imagen que los hombres tienen de las cosas suelen retrasarse con relación a la velocidad con que cambia la realidad objetiva. Las miradas suelen quedarse fijadas en la vieja realidad, impidiendo ver lo nuevo” (p. 21), es una cómoda coartada que debiera tomarse con beneficio de inventario.

Viaje ideológico
Lo que busca demostrar el autor es la tesis anunciada en el umbral del libro y que se reitera una y otra vez a lo largo del mismo, es decir, que: “Para mediados del siglo XX las fuerzas sociales y políticas más importantes de la sociedad peruana demandaban cambios radicales que permitieran al país abrirse a la modernidad. Existía el partido que podía encabezar la revolución antioligárquica, debido a su legitimidad, su envergadura nacional, su arraigo popular y su ideario antioligárquico y antiimperialista: el Apra. Pero el viraje ideológico del partido político de mayor arraigo popular de la historia peruana cerró el paso a la revolución antioligárquica que demandaban vastos sectores sociales” (p. 22).

El conjunto del libro está destinado a reunir las evidencias de esos virajes, conformados por versiones de entrevistas entre Haya de la Torre y diplomáticos estatadounidenses, escritos de disidentes como los del Mayor Víctor Villanueva, Laureano Carnero Checa, Héctor Cordero, Luis De la Puente, Alberto Hidalgo, Ricardo Luna Vargas, Roger Mercado, y cuyos textos no podían sino decir aquello que el autor deseaba encontrar. No obstante, ¿es legítimo proclamar que sólo el APRA condenó las chances del Perú, una versión opuesta al conocido y abandonado acrónimo del partido? Parece poco probable, porque las multitudes invocadas sólo estaban en la imaginación de sus gentes, porque la obsesiva centralización del poder ejercida por su líder impedía una coordinación mínima de sus actividades. Además, los regímenes oligárquicos que se suceden entre el asesinato de Sánchez Cerro y la lacónica despedida del segundo gobierno de Manuel Prado, cobijaron muchas diferencias entre ellos, lo que implica un análisis más preciso de sus políticas frente al APRA, así como la respuesta de éste frente a ellas.

El epitafio
El APRA corrió sola con esa responsabilidad, además, porque el otro agente potencial de cambio, el partido creado por Mariátegui, a la muerte del Amauta y bajo el control de Eudocio Ravines fue una inútil burocracia al servicio del Comintern. La impotencia de los partidos y de los civiles para cambiar la situación de inequidad, hizo que fueran los militares, cansados de ser los “perros guardianes de la oligarquía”, en el tosco lenguaje del general Velasco Alvarado, quienes en adelante llevaran en vilo la promesa de la liberación y de la revolución. El argumento de Nelson Manrique, expresado en un macizo libro de 439 páginas, constituye de ese modo el epitafio de una pesada lápida que entierra la tragedia de un jefe y de su partido, difícil de ser levantada por sus actuales protagonistas, para quienes el pasado del APRA o no les interesa o les fue sistemáticamente camuflada o tergiversada.

Pero para lectores informados que no se dejaron por lo tanto embaucar con las piruetas oratorias de sus dirigentes, los argumentos desplegados por el autor tienen un aire de “déjà vu”, en el sentido que rememoran el arsenal de municiones utilizados en la crítica del comportamiento errático y oportunista de los dirigentes apristas, sobre todo en aquellas coyunturas en que el Apra se aliaba o era el soporte de quienes masacraron a sus militantes. ¿Aquellos virajes obedecieron a la mutación de la dirigencia, o fueron el resultado de las condiciones cambiantes de la realidad? Manrique advierte, con razón y desde el inicio de su libro, que sólo una mirada del conjunto de la realidad permite la comprensión de estas inflexiones, pero el conjunto que resulta está articulado sólo por la secuencia temporal, donde no se vislumbra la coherencia interna de las partes, opacada además por la reiteración frecuente de las afirmaciones del autor por el apresuramiento de su escritura, y donde, además, muchos apartados no tienen relación directa con el propósito del libro que es explicar el porqué de las mutaciones sucesivas del Apra y de su jefe. El análisis que ofrece del entorno es totalmente alusivo, y requiere el establecimiento de nexos más precisos y persuasivos. A lo mejor es pedir demasiado: la convicción íntima del Jefe, puede sugerirse, fue siempre la misma, independientemente de su retórica, y cuando las circunstancias lo colocaban al borde de forzar la historia hacia otros rumbos, optó por el compromiso, por el repliegue, por el auto exilio o el exilio interior, por servir a sus adversarios bajo la coartada de preservar la democracia y el partido, y que sólo regresó al Perú para reivindicar que las reformas de Velasco Alvarado al final de cuentas no eran sino las suyas… Con certeza, ni el más obtuso anti-aprista compartiría esta convicción.

Omisiones injustificadas
El libro está construido enteramente sobre la literatura édita del aprismo y se apoya en las investigaciones más importantes realizadas sobre el Perú del período oligárquico y del régimen militar de Velasco Alvarado, cuyas conclusiones utiliza Manrique con inteligencia porque conoce él mismo el proceso de ese tiempo. Con todo, se trata de una producción totalmente secundaria, que no conozcan los especialistas, pero es extraño que un autor de la trayectoria y de la experiencia de Nelson Manrique no haya optado por una estrategia de investigación distinta. No se entiende muy bien por qué libros importantes no fueron consultados o no se mencionan en la bibliografía, como los de Frederick B. Pike, The Politics of Miraculous in Peru. Haya de la Torre and the Spiritualist Tradition (Lincoln: University of Nebraska Press, 1986), que proyecta indicios sugerentes sobre la personalidad del fundador del Apra; el de Steve Stein, Populism in Peru (Madison: The University of Wisconsin Press, 1980); el de Jesús Chavarría, José Carlos Mariátegui and the Rise of Modern Peru, 1890-1930 (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1979); el de Jorge Nieto Montesinos, Haya de la Torre o la política como obra civilizatoria (México: Fondo de Cultura Económica, 2000). Su omisión no es sólo injustificada, sino que lo privó contar con hallazgos importantes en función de su argumentación. Lo es aún más que el análisis prescinda de toda entrevista con los actores más significativos del aprismo, y si bien es comprensible que Alan García declinara aceptarla, como consecuencia de las ácidas y pertinentes críticas que Manrique formula a las políticas de su gobierno, García ciertamente no es el único líder prominente del Apra.

Para comprender al viejo partido
Finalmente, dos acotaciones últimas. Manrique sabe muy bien que el análisis de un partido o de una formación política no puede limitarse a la historia de sus dirigentes y de sus programas y manifiestos, por importantes que estos sean, sino que se requiere una investigación cuidadosa y exhaustiva de sus bases, de sus militantes, y en ese sentido, parafraseando a Julio Cotler, lo que aún se requiere más que una historia del Jefe es una auténtica antropología política del aprismo, como la iniciada hace algún tiempo por Imelda Vega-Centeno, porque sólo así se puede llegar a una comprensión más profunda del Apra y sus avatares.

En ese contexto sería deseable igualmente un estudio sobre la construcción de la identidad aprista, proceso en el cual los espíritus y los mártires, pero también las CHAPs y las JAPs jugaron papeles decisivos. No es menos importante, el análisis del “Alanismo” y su encuadramiento a la vez dentro del Partido como de sus bases de sustentación, como también el estudio profundo de las otras coordenadas que explican el desempeño del Apra: los militares y la iglesia. No es una simple coincidencia que el nacimiento del Apra tenga como instituciones símbolo: Chan-Chan y el Corazón de Jesús. La distancia que existe entre esos hechos y el beso de García al anillo del Cardenal Cipriani, y el apoyo aprista a levantamientos que allanaran su camino al gobierno, requiere también de un tratamiento que no se limite a la crónica de las intentonas, o a la mención de la disculpa pública ofrecida por Ramiro Prialé el 23 de mayo de 1958 por la impertinencia juvenil de Haya en agravio de la religiosidad peruana (p. 217).

Heraclio Bonilla*
Colaborador

*El historiador peruano Heraclio Bonilla es catedrático de la Universidad Nacional de Colombia

“A García le conviene que gane Keiko”

Las repercusiones de las elecciones regionales y municipales de este año en las protestas sociales y las distintas opciones para el proceso electoral del 2011, son examinadas por el sociólogo y analista político Sinesio López. También opina sobre el gobierno de Alan García y lo que se puede esperar en el año y medio que falta para que culmine el régimen alanista, del cuestionado informe de la comisión investigadora del baguazo, de las protestas campesinas contra las explotaciones mineras y de otros temas.

-¿Las elecciones regionales y municipales de este año servirán para canalizar y apaciguar los conflictos sociales o, por el contrario, los potenciará?
-Este va a ser un año muy movido, con conflictividad social y política, y el motor va a ser el proceso electoral regional y municipal, que avivará no solamente la competencia política, sino también la competencia social. Los movimientos sociales van a buscar en las elecciones la puerta de salida para la solución a sus problemas. No es que las elecciones vayan a solucionar los problemas sociales, pero sí van a ser una especie de megáfono ampliado del movimiento social. Los candidatos van a tener que tomar los problemas sociales. Con el proceso electoral van a haber liderazgos de resistencia.

-¿Las elecciones van a jugar un rol unificador y de articulación de las protestas sociales?
-Las protestas sociales tienen un origen local y este año van a seguir siendo locales. El articulador político nacional de las protestas sociales puede ser el proceso electoral nacional del 2011. El Internet, que se ha convertido en el periódico de todos, puede articular a los sectores disgregados para que comiencen a apostar por una misma cosa. En el proceso electoral vamos a ver el peso del Internet rompiendo el monopolio de los medios de comunicación.

-¿Las elecciones regionales y municipales tendrán una lógica local o un carácter plebiscitario respecto a las elecciones generales del 2011?
-Las elecciones de este año serán una mezcla de demandas locales que tienen que ser resueltas y de oposición al gobierno central. Ningún partido, ni el Apra, está en condiciones de tener candidatos en todas las regiones y van a tener que hacer alianzas con los movimientos regionales. El partido que haga las mejores alianzas y gane la mayor cantidad de gobiernos regionales y locales quedará en mejor posición para ganar las elecciones nacionales del 2011. En las elecciones del 2010 se va a configurar el escenario electoral del 2011.

-¿Las elecciones presidenciales estarán marcadas por una disputa entre la continuidad y el cambio del modelo neoliberal?
-En el fondo, en el 2011 se va a elegir entre esas dos opciones. La derecha lo que va a hacer es identificar el modelo neoliberal con la democracia y decir que quién está contra el modelo neoliberal es un antidemócrata, un antisistema, lo cual es una barbaridad que no tiene ningún sentido. Según ese discurso, todos los socialdemócratas serían antisistema.

-¿Cuál es la principal opción de cambio del modelo neoliberal?
-Hasta ahora la principal opción de cambio sigue siendo Humala…

-¿Marco Arana puede convertirse en una opción de cambio con posibilidades de ganar las elecciones?
-Puede ser una opción, pero para romper la unidad del sector que propone un cambio del modelo económico. Arana tiene una aspiración legítima, pero debe entender que esa aspiración puede ser usada por la derecha para fragmentar el escenario electoral. Arana, que es una persona inteligente y honrada, debería actuar con racionalidad y jugar a la unidad, poniéndose de acuerdo con Humala para ver cómo formar un bloque amplio. De lo contrario, corre el riesgo de convertirse en un tonto útil de la derecha. Lo que van a hacer García y la derecha es intentar llenar de candidatos el centro izquierda.

-¿El comportamiento caudillista de Humala es un problema que puede convertirse en un riesgo autoritario?
-Los cuestionamientos de autoritario que se le hacen a Humala no tienen sentido. Lo que en realidad le causa miedo a los ricos es el cambio del modelo neoliberal, porque eso toca sus intereses…

-Pero el caudillismo de Humala es una realidad.
-Desgraciadamente en este momento estamos en un juego de caudillos. No hay partidos y la política se juega entre caudillos y poderes fácticos. Creo que Humala en el gobierno puede ser más flexible que García; tiene un ego menos desarrollado que García. Pero un caudillo siempre es impredecible y un riesgo. Lo que tiene que hacer Humala es garantizar que no se va a eternizar en el poder, que es el gran error de Chávez, Evo Morales y Correa, porque la no alternancia en el poder lleva indefectiblemente al autoritarismo y a la dictadura.

-¿Humala debe formar un frente con distintas fuerzas políticas y sociales o yendo solo a las elecciones le basta para tener opción de llegar a la presidencia?
-No creo que un caudillo solo, apoyándose en los pobres, pueda ofrecer una alternativa de desarrollo. Si Humala quiere ganar tiene que hacer una coalición social amplia, que incluya a las clases medias y a los empresarios...

-¿Cree posible una coalición que incluya a Humala y a los empresarios?
-Eso depende de lo que proponga Humala, de qué equipo técnico y político presente, de la confianza que dé ese equipo y de que ofrezca una apertura democrática. Si quiere darle viabilidad a un modelo alternativo, por ejemplo lo que Efraín Gonzales Olarte llama el modelo de desarrollo integrado descentralizado exportador, Humala tiene que tener una coalición amplia. Hay sectores empresariales que saben que este modelo neoliberal no los beneficia y que la industria no es el eje central de un modelo primario exportador que ha implicado un proceso de desindustrialización.

-¿Y Humala ha avanzado en tener un programa y un equipo que puedan ser la base de una amplia coalición social?
-Todavía le está faltando avanzar en ese sentido. Su programa todavía no se conoce, no hay una propuesta clara. No tiene un equipo técnico político con rostros conocidos. El equipo que hasta ahora se le conoce a Humala no da la confianza necesaria.

-¿Para formar esa coalición, Humala debe correrse al centro, o eso le haría perder identidad y votos en su principal base electoral, que son los sectores populares?
-Humala debe insistir en una ruptura con el modelo neoliberal. Debe tener un pie en los excluidos y uno en el centro, en la coalición; un pie en la sierra y la selva, donde se demanda la presencia del Estado, y el otro pie en la costa, donde la gente se articula por el mercado.

-¿A qué candidato cree que apostará Alan García el 2011?
-Esa es la gran duda que tienen García y la derecha. García se oponía a Toledo, pero por presión de los empresarios tuvo una reunión de acercamiento con Toledo. Pero Toledo y Lourdes Flores no están bien situados en las encuestas, así que la derecha y García están entre Castañeda y Keiko. Pero obviamente Castañeda no es un buen candidato. Keiko tampoco es una buena candidata, pero en su caso el verdadero candidato es Fujimori. No me llamaría la atención que García termine respaldando a Keiko. Para evitar un proceso por corrupción a García le conviene que gane Keiko.


“El informe sobre el baguazo es ridículo, encubridor”

-¿Cómo cree que va evolucionar el conflicto entre las comunidades indígenas amazónicas y el gobierno luego del informe de la comisión investigadora del baguazo que exculpa al gobierno y a la policía y carga la culpa de lo ocurrido en los indígenas y en supuestos agitadores?
-Es una situación explosiva. Creo que no va a haber otro baguazo, pero sí se van a dar movilizaciones de protesta. Ese informe sobre lo ocurrido en Bagua es irritante, ofensivo, ridículo, encubridor, que nos quiere tomar como tontos. Para descubrir a los verdaderos y principales responsables de lo sucedido en Bagua no hay que desplazarse hasta la selva, hay que ir a Palacio de Gobierno y al Congreso; ahí están los principales responsables.

-¿El principal factor de conflictividad social este año seguirá siendo la disputa entre las comunidades campesinas y las empresas mineras?
-Sí, el centro del problema sigue siendo minero ambiental. El 50% de los conflictos se explican por esa razón. La segunda razón de conflictividad social es la corrupción en el Estado. Los denuncios para explotaciones mineras se han incrementado mucho en todo el país y va a crecer la oposición de los campesinos a que esos denuncios se conviertan en empresas. Creo que este año va a incrementarse la oposición de los campesinos a las explotaciones mineras y va haber un bloqueo muy fuerte a la inversión minera debido a la resistencia campesina.

-¿Y cómo va a responder el gobierno?
-Va responder como en el caso de Majaz o como responde a los delitos en Trujillo. Cuando haya muertos el gobierno dirá que hubo un enfrentamiento y que la policía estaba autorizada a usar las armas. Desde años anteriores el gobierno ha venido respondiendo a las protestas penalizando a los movimientos sociales y tiene las herramientas legales como para reprimirlos.

-¿Se va a agudizar el autoritarismo del gobierno?
-Creo que sí. Este año se viene una mayor mano dura contra los movimientos sociales. Alan García, que es quien decide todo, presionado por los empresarios y los medios de comunicación, cada vez está más autoritario y desgraciadamente al frente no hay instituciones que lo frenen. Este año el gobierno va afianzar su tendencia autoritaria y, por otro lado, se va a apoyar más en el Apra. Hasta ahora ha habido resistencia de García a asumir al Apra como partido de gobierno y ha gobernado solo, pero ahora está huérfano y cada vez necesita apoyarse más en el partido aprista.


“García es el presidente más desprestigiado de América Latina”

-¿Qué espera en el año y medio que resta del gobierno de García?
El gobierno de García ha sido malo porque ha reforzado un modelo excluyente que no lleva al desarrollo y ha instaurado políticas autoritarias, caudillistas, no democráticas. Su gobierno ha sido poco constructivo en términos de la democracia. Lo que viene en lo que resta de su gobierno va a ser una combinación de neoliberalismo y neopopulismo. Es lo mismo que hizo Fujimori.

-¿Estamos ante un neopopulismo que implica una farra fiscal con fines clientelistas y electorales?
-Sí, y esa es la razón del nombramiento de Mercedes Aráoz como ministra de Economía. García necesita que su partido quede más o menos bien, y para eso necesita una persona que afloje la mano.

-¿Eso le alcanzará para no terminar tan mal su gobierno?
-Eso le puede permitir ganar cierto apoyo en algunos sectores populares, pero veo a García terminando muy desprestigiado. Es el presidente más desprestigiado e impopular de América Latina. De ninguna manera va a terminar como Lula o como Bachelet.

-¿Qué opina de la propuesta del Apra de reducir el mandato de los parlamentarios a dos años y medio?
-Esa propuesta no va a mejorar la calidad del Congreso. Un Parlamento unicameral no se puede renovar cada tan corto tiempo. El objetivo central del partido aprista no es la renovación del Congreso, sino obtener el apoyo necesario, que la propuesta de renovar el Congreso por mitades no tenía, para sacar adelante el referéndum que también incluiría la anulación del voto obligatorio. Imponer el voto voluntario es el objetivo central.

-¿Cuál es el objetivo político de aprobar el voto voluntario?
-El voto voluntario lo que busca es excluir de las elecciones a quienes votan contra el modelo económico neoliberal. Está demostrado que en el voto voluntario quienes más votan son quienes tienen más ingresos, más educación y los que están más organizados.

-¿Y qué se busca la elección de los presidentes regionales en segunda vuelta
-La elección en segunda vuelta de los presidentes regionales no es una solución en términos de legitimidad y gobernabilidad. Con esta propuesta García busca fragmentar más al electorado con muchas candidaturas en la primera vuelta y cerrarle el paso a las fuerzas alternativas de cambio con una segunda vuelta en la que todos los conservadores y los mafiosos se juntan para bloquear al que presenta una alternativa de cambio.

Entrevista: Carlos Noriega

Cárceles privadas

Me parece un chiste colorado eso de privatizar las cárceles, tal como lo ha propuesto ayer el siempre bien intencionado aunque estratosférico congresista Juan Eguren.

Como el Estado peruano es un ente en trance de putrefacción, ¿las cárceles deberían pasar a manos de ese sector de las fuerzas vivas que tan bien representaron, alguna vez, los Echenique del guano, el Prado de la guerra del salitre, los Leguía de la coima, el Arana del caucho, el Manchego de los latifundios, la Cerro de la minería, los Picasso de la banca, el Romero de las asesorías en el SIN, el Joy Way de los tractores y hasta el Hermoza Ríos de la privatización –al grito de “arriba las manos”- de los dineros públicos?

¡Las cárceles para el sector privado! ¡El sector privado para las cárceles!

¿Cómo no confiar en el capitalismo de Bernie Ma-ddoff? ¿Cómo no entregarles las prisiones a liberales como nuestro Francis Allison?

Más allá de la ironía lo cierto es que el Estado peruano ha convertido las cárceles en depósitos de desdichados y ha renunciado, para todos los efectos, a la misión rehabilitadora que debería estar implícita en cada pena.

Al mismo tiempo, ese Estado dantesco que identifica punición con infierno ha exonerado de estar en sus prisiones a todos los señoritos y señorones que en la vida (y en la trafa o el crimen) han sido.

¿Estaría Allison preso en el Perú? La respuesta es obvia: ¡aquí era ministro de García!

¿Algún banquero tramposo de apellido con resonancias oligárquicas ha estado preso en el Perú? La respuesta también está cantada.

¿Habrían soltado a Crousillat el viejo en un país con mínimos de decencia vigentes?

La respuesta es no.

Y así podríamos seguir.

Lo que está claro es que un Estado atravesado por la corrupción –y el indulto a Crousillat el viejo es un ejemplo de manual- tiene las cárceles que le corresponden.

De allí a imaginar que el sector privado podría actuar como desinfectante del sistema carcelario hay, sin embargo, un inmenso trecho.

En el capitalismo realmente existente –la última película de Michael Moore es toda una lección- el negocio y la felonía, el beneficio y el crimen, han llegado a ser tan próximos y tan íntimos que ya es imposible dudar de que en la concepción de la señora Thatcher –aquella que Vargas Llosa, el intelectual con cama adentro de Piñera, alaba y repite- la rapiña y Popper son una sola cosa, Isaías Berlin y las hipotecas basura se mezclan en el mismo revoltijo.

Cuando ese capitalismo encarnado en Cheney y Bush (el hijo, el tarado) haya sido enterrado por la crisis planetaria de la energía y la rebelión global, cuando esta inmundicia actual sea historia y pesadilla (sí, tengo la esperanza de que así sea), quizá para entonces habremos de conocer a un sector privado más implicado en el interés público, quizá tengamos para esos tiempos gestionadores privados de una planificación pública vinculante y quizá sólo en esos momentos podremos imaginar cárceles administradas con limpieza y prescindentes del Estado.

Pero en ese hipotético paraíso tendremos que poner dentro de esas cárceles recreadas a quienes hicieron de la política la pestilencia que es, el negocio sucio que quiere seguir siendo, el asalto que pretende ocultar.

Me refiero, claro, al señor Crousillat y a su directo benefactor-beneficiario. Para empezar.

Haití: la otra catástrofe

Un taxista moreno me dijo ayer jueves: “¿Por qué ha ocurrido eso en Haití? A lo mejor no creen en Dios”.

La verdad es que los haitianos sí creen en Dios. Muchos practican otras creencias. Pero el problema es que uno de los católicos más creyentes, el arzobispo de Puerto Príncipe, Joseph Serge Miot, es uno de los muertos de la tragedia. La catedral de Puerto Príncipe ha sido destruida.

La catástrofe no revela la mano de ninguna divinidad. Es una manifestación de la naturaleza, que tiene un correlato humano: la pobreza.

No es casual que los más castigados sean los pobres en el país más pobre de América. Allí más de la mitad de la población vive con un dólar al día.

Al final de cuentas, la sociedad es más cruel que la naturaleza. Por eso, la ayuda, que debe ser enviada de urgencia a Haití, debería reforzarse con planes más sosegados de mediano y largo plazo, a cargo de Naciones Unidas y de los países de América.

Haití necesita reforma agraria, reforzamiento de la educación, esfuerzo vigoroso de salud, racionalización urbana. No olvidemos que es el país de América con más tuberculosos y con más pacientes de sida.

Quizás la Organización de Estados Americanos puede encontrar en Haití un lugar en donde hacer, por fin, algo eficaz y humanitario.

La cuestión previa sería que Washington no intervenga en Haití, como lo ha hecho en los siglos XIX y XX, en beneficio de sus transnacionales, su hegemonía y con la complicidad de dictadores sanguinarios y desquiciados, como François Duvalier, Papá Doc, que se inspiró en el fascismo italiano para organizar sus brigadas de tonton macoutes, asesinos, ladrones, violadores y torturadores, y que contaban con la aquiescencia de Estados Unidos.

Por si fuera poco, Duvalier emprendió una guerra racista de los negros contra los mulatos.

Papá Doc no sólo se proclamó presidente vitalicio, sino que dejó el cargo en herencia a su hijo, Jean-Claude Duvalier, Baby Doc, que a los 19 años de edad resultó presidente vitalicio, aparte de asesino impetuoso.

Los crímenes, el saqueo de los fondos públicos, la locura como doctrina económica confluyeron para hundir aún más a ese pobre país.

Hace 255 años, en 1755, ocurrió en Lisboa, Portugal, un espantoso terremoto que hizo desaparecer la capital. Voltaire le consagró un poema y una novela, Cándido. Había entonces pensadores que creían que vivimos “en el mejor de los mundos posibles”. Eran tan optimistas –y ciegos– como los neoliberales de nuestro tiempo. La catástrofe de Lisboa los desarmó.

Voltaire refutó también a quienes creían que la tragedia era un castigo de Dios: “¿Qué crimen, qué falta han cometido estos niños / sobre el seno materno aplastados sangrando? / Lisboa, que hoy no existe, ¿tuvo más vicios / que Londres, que París, que gozan las delicias?”.