Nunca la veremos en clase….
Juan Gargurevich
Opinión Columnista
Como ayuda para los cursos de periodismo y en particular para los de historia de la profesión, los profesores echamos mano de una extensa filmografía que muestra distintas épocas del ejercicio de nuestro oficio y que han construido una imagen popular del periodismo y los periodistas.
Pero hay un título que no podremos ver jamás en el aula y que no es otro que “Garganta Profunda”, el film que dio su nombre al entonces misterioso informante que hizo posible que los periodistas del “Washington Post” persiguieran de manera implacable al gobierno de Nixon y que provocaron finalmente la renuncia del Presidente de los Estados Unidos.
“Deep throat” se llama en inglés, no sabemos si se consigue en Lima pero nos consta que varios colegas la tienen pero hasta ahora, que sepamos, ninguno se ha atrevido a exhibirla pese a que su fama la logró precisamente el periodismo de investigación. Y viene a cuento porque en unos meses más se cumplirán cuarenta años de su estreno en salas neoyorkinas.
La solemne Wikipedia la describe así: “La protagonista no consigue llegar al orgasmo, por lo que acude a la consulta de un sexólogo. Éste, después del reconocimiento médico, le dice que, por una mutación genética, tiene el clítoris en la garganta…”. Un guión bravazo, sin duda.
Pero el film no es interesante por sus escenas de sexo explícito sino por la enorme influencia que tuvo en su tiempo y al extremo que provocó que el FBI iniciara una investigación por lo que significaba, aseguran los expertos, de auténtica revolución cultural.
“Esa historia es la del último grito de las fuerzas conservadoras contra la revolución sexual y el advenimiento de la entrada de la pornografía…” dijo un profesor de la Universidad de Rutgers que siguió el fenómeno de transición de la elaboración y exhibición clandestina de escenas grotescas a la elaboración de películas como las otras… pero pornográficas. Desde entonces su producción se ha convertido en una importante industria que moviliza mucho dinero.
La actriz principal del film, Linda Lovelace, se hizo famosa aunque después se arrepintió y se retiró del oficio. Su director Gerard Damiano hizo el negocio de su vida porque los 50 mil dólares de inversión inicial se convirtieron en cientos de millones en recaudación pues fue exhibida en cines convencionales, como los de la calle 42 en Nueva York y con enorme éxito.
Total, “Garganta Profunda” hizo la fama de Woodward y Bernstein, de Linda y Damiano, de Mark Felt el informante secreto, etc., y pasó a la historia del periodismo. Pero que me disculpen los estudiantes porque nunca la veremos en la clase…
miércoles, 21 de septiembre de 2011
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