martes, 28 de junio de 2011

SOMOS LO MAXIMO

César Lévano




Paraíso (no del todo) perdido




Una amiga extranjera me dijo hace un par de años: “El Perú es un paraíso mal administrado”. Se refería sobre todo a la abundancia y variedad de recursos alimentarios, mal distribuidos o saqueados por empresas foráneas. Un libro de Alan Fairlie nos recuerda la apetitosa riqueza de ese tesoro.



El libro se titula Biocomercio en el Perú. Experiencia y propuestas. Ya en las primeras páginas hallamos un recuadro sobre la biodiversidad que es un emblema de orgullo y de responsabilidad.

De las 117 zonas de vida del planeta, 84 se encuentran en el Perú.

Somos el primer país en variedad de papa, maíz, ajíes, granos andinos, tubérculos y raíces andinas.

Tiene el Perú el primer lugar en especies de peces, cerca de dos mil de aguas marinas y continentales (10% del total mundial). (Y eso, agrego yo, que políticos como Alberto Fujimori y Rafael Rey han abierto el arca del tesoro para sobreexplotar y amenazar esta riqueza, que, convertida en harina de pescado, sirve para engordar cerdos en otros países).

De los cuatro cultivos más importantes para la alimentación humana (trigo, arroz, papa y maíz), el Perú posee la más alta diversidad genética de dos de ellos, la papa y el maíz.

Somos el segundo país con mayor cobertura forestal en América Latina y el noveno en el mundo, con cerca de 72 millones de hectáreas de cobertura forestal y alrededor de 7.1 millones de hectáreas deforestadas.

Con 515 especies de mamíferos, ocupa el Perú el quinto lugar en el mundo.

Cabe considerar que hay cultivos no originarios del Perú, pero que acá han encontrado suelo propicio. Que lo digan las aceitunas de Moquegua, la vid de Ica, los ajos de Arequipa, el cacao del Alto Piura.

Caso notable es el del cacao criollo, que, por la fineza del chocolate resultante, tiene alto precio en el mercado internacional. Fairlie refiere que se quiso reemplazar a ese grano por variedades de más alta productividad. Eso se ha evitado, felizmente.

Hay productos de la tierra peruana que los peruanos prácticamente desconocen. Por ejemplo, el maíz del valle sagrado de los incas. Es un grano enorme, de superficie dorada y brillante, y cuyo interior alberga un polvo tan fino que semeja talco para bebés. Casi todo ese grano es exportado para producir palomitas de maíz en Estados Unidos o Japón.

Ahora, el valioso libro que hemos citado, cuya edición corresponde a la Maestría en Biocomercio de la Universidad Católica y a la Red Latinoamericana de Comercio, busca contribuir principalmente al comercio internacional de productos que en general son cultivados por pequeños agricultores y comunidades.

Producto de tres años de campo y academia, el texto convoca a una mayor atención a frutos de la biodiversidad como el camu camu, la quinua, la kiwicha y en especial los colorantes tara, cochinilla y achiote.

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