La Noticia
(1) Fujimori es el gran operador de la candidatura de su hija a la presidencia. (2) Keiko es una pieza importante en el engranaje de la mafia.
A la luz del análisis del fenómeno Fujimori, resulta difícil y tedioso describir el cúmulo de atrocidades e ilicitudes que caracterizan la personalidad de Alberto Fujimori como hombre y gobernante. La cantidad de fechorías que durante diez años cometió este siniestro personaje contra los habitantes del Perú y la conciencia y dignidad nacionales, solo son explicables en la medida que las clases dominantes, pese a que ya sabían de su entraña maligna las pocas semanas después de tomar el poder, le concedieron su aquiescencia, y, por otro lado, contó con la permisividad del pueblo peruano.
Como objeto de un perfil de poder, Fujimori resulta un caso único y atípico. Durante los primeros 50 años de su vida fue un don nadie, pero en los restantes años de su existencia, dejaría una huella imborrable de dictador del Perú (ya como hechura de Vladimiro Montesinos), instigador y autor de la latrocinios, genocidios, y traiciones a la patria y a su esposa, que marcaron los momentos más bajos de los valores de la civilización.
Todo cambió cuando, en los primeros meses de 1990, se realizó en Huachipa una reunión política de un pequeño número de personas que querían auspiciar una candidatura de senador de la República, y precisamente, a instancias de Máximo San Román, su antiguo amigo y socio en un negocio de venta de pollos, devino en candidato a la presidencia de la República de un insignificante movimiento político llamando “Cambio 90” con el lema de “honradez, tecnología y trabajo”.
El poder de Fujimori plantea una serie de problemas muy complejos. ¿Cómo fue posible Fujimori? Inquietaba ya a los que en su tiempo se opusieron al Fujimorismo, o sea la burguesía que apoyaba a Mario Vargas Llosa como seguro defensor del orden establecido del neoliberalismo. Pero he aquí que el cazurro Fujimori, después de viajar a EE.UU y Japón, regresó para aplicar la misma receta económica de Vargas Llosa.
Cuestiones todavía más complejas, más allá de cómo Fujimori pudo alcanzar el poder, se refieren a la naturaleza, al alcance y el ejercicio de su poder. Muchos de sus coetáneos, desde todos los sectores del espectro político, estaban Seguros de que el poder de Fujimori iba durar sólo 5 años, como estipula la Constitución, pero la burguesía ciega y obtusa se consustanció con Fujimori hasta enlodarse con él. Esta decisión resultó un fatídico error de cálculo, ya que Fujimori, aliado íntimamente con Vladimiro Montesinos, trocó el poder compartido con la burguesía a la función de servidumbre, pero siempre cuidando sus intereses de clase.
Por eso es que sus representantes más conspicuos como Dionisio Romero y muchos empresarios importantes comienzan a colaborar activamente y ser parte del proyecto mafioso. Durante los años que Fujimori gobernó en Perú, la burguesía fue la mayor beneficiaria de la política económica que aplicó Fujimori. Por eso no es extraño que las actuales clases dominantes del país se hayan aliado como una entidad orgánica y estén dispuestos a desplegar todo sus esfuerzos, para entronizar en el poder a Keiko Fujimori, heredera política de su mafioso padre Alberto Fujimori.
Pero aquí es necesario recalcar que nuevamente la burguesía y sus plumíferos a sueldo están obnubilados al creer que apoyando descaradamente a la candidata de la década nefasta, los capitales internacionales vendrán a borbotones y que gracias al triunfo del mal y el crimen en nuestro país, se instaurarán la paz social y la estabilidad política. Pero la verdad maciza es que actualmente se están agudizando los conflictos sociales y, si no se solucionan estos problemas, es previsible que en el corto y mediano plazo el país sea ingobernable.
Si la burguesía no tiene el tino y la inteligencia de abrir las válvulas de escape con medidas de corte reformistas, como la opción de Gana Perú, el futuro del Perú es de pronóstico reservado.
Haciendo una digresión, quiero recordar a los lectores lo que el Dr. Raúl Linares Ocampo publicó, en un suplemento contratado del diario “LA PRIMERA”. En ese escrito llamado “Manifiesto desde el Perú profundo”, el Dr. Linares escribe lo siguiente: “el régimen de corrupción y terrorismo estatales que implantó el binomio Fujimori –Montesinos, se repartieron–, según cálculos del procurador Pedro Gamarra, seis mil millones de dólares a una red de interesados”. Y prosigue. “Los Fujimoristas robaron como quisieron, por donde pasaron y donde se metieron. Robaron las donaciones japonesas (Keiko sabia completamente que su familia robaba las donaciones japonesas porque su mamá lo denunció públicamente), robaron en las compras de armas en plena guerra con Ecuador, robaron en las privitatizaciones, robaron también en los salvatajes bancarios para sus amigos, robaron la compra de cuatro mil tractores y medicinas chinas, robaron en los desayunos escolares, robaran en la caja de previsión civil militar que dejaron quebrada. Nunca se robó tanto en el Perú como en la época del fujimorato” (Dr. Raúl linares Ocampo: Manifiesto el Perú profundo, 23 de noviembre de 2010).
sábado, 14 de mayo de 2011
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