martes, 28 de julio de 2009

Horizonte perdido

Hace medio siglo, Jorge Basadre ubicó los males medulares del Perú republicano: el Estado empírico y el abismo social.Bajo el régimen de Alan García, esos estigmas se han agravado. La matanza de Bagua, la represión contra los líderes nativos, la irresponsabilidad frente a Pisco y toda la zona afectada por el terremoto del 15 de agosto de 2007, al abandono del agro de consumo interno: todo indica que padecemos un gobierno inepto.Hemos señalado antes el cúmulo de promesas incumplidas, no en relación con las iniciativas del Apra inicial (antiimperialismo, agrarismo, justicia social), sino con las modestas de la campaña electoral 2006.La brecha social, por otra parte, se ha ensanchado. La disminución de la pobreza es una ficción de la estadística, es decir, del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). La política laboral sigue siendo la de Morales Bermúdez y Fujimori.Las más diversas encuestas señalan que la mentira, la corrupción y el desempleo son las plagas más notorias de los tres últimos años. La corrupción es hoy casi sinónimo de aprismo. El desempleo sólo ha disminuido en los escalones gubernamentales, donde el carné del partido es garantía de sueldo.Sería bueno que el mensaje presidencial informe sobre cuánto y dónde ha crecido la burocracia estatal.José Carlos Mariátegui señaló que el Perú es todavía una nación en formación. En un ensayo memorable, Ventura García Calderón escribió que somos un ser in fíeri, lo cual en latín significa en vías de hacerse.A la luz de esa comprobación, Mariátegui propuso una descentralización y una regionalización que no rompieran la unidad peruana, sino que la asentara sobre bases más justas.La rebelión de la Amazonía, que suscitó la solidaridad activa de las poblaciones urbanas en la selva y fuera de ella, indica hasta qué punto tenemos olvidada, amenazada y ofendida, a una región que ocupa más de la mitad del territorio nacional. El Perú, lo hemos dicho ya, tiene hoy un gobierno de los ricos, por el Apra y para los ricos. Debe de ser porque la cúpula gubernamental se compone de nuevos ricos (el presidente García, el ministro Enrique Cornejo, el flamante presidente del Congreso, Luis Alva Castro, etc., etc.).El avance económico, dictado por la coyuntura mundial y aprovechado sólo por una delgada capa de privilegiados, no autoriza un mensaje optimista. En los cinco primeros meses de este año, el Producto Bruto acusa apenas un crecimiento de 0.83 por ciento. Y eso, según el INEI.Los métodos autoritarios, la desigualdad creciente, la intolerancia no van a servir para salir del atolladero.El jefe del Estado debería escuchar la voz mayoritaria del país: cambie de rumbo, no amenace, reconozca errores, pida perdón por los abusos. Abra el diálogo, cierre los discursos.

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