domingo, 6 de septiembre de 2009

Histeria fujimorista

El jueves por la mañana los peruanos observamos indignados cómo los congresistas fujimoristas intentaron convertir en un show de cinismo el minuto de silencio en homenaje a los tres militares de la FAP muertos en el rescate a los soldados heridos en una emboscada en el VRAE.
Martha Moyano inició el show fujimorista. “Este es un acto de hipocresía y no nos vamos a quedar”, espetó. Le siguieron sus colegas de bancada apelando a los mismos términos o agregando el de “cobardes”. Lo ocurrido solo confirma que a los fujimoristas poco les importa lo que ocurre con los soldados o policías en el VRAE o en el Alto Huallaga. Solo les interesa sacar provecho político de los atentados que se dan en la zona para llevar a Palacio a su candidata y lograr el indulto del sentenciado ex presidente Alberto Fujimori Fujimori.
Lo que los fujimoristas no dicen es que la ametralladora con la que los terroristas se tumbaron el helicóptero de la FAP y mataron a tres oficiales, es la misma con la que en octubre de 1999 los senderistas derribaron en la selva de Junín el helicóptero en el que iba el general EP Eduardo Fournier, supuestamente para lograr la rendición del cabecilla senderista “José” y su banda. El hecho intentó ser ocultado por Fujimori y Montesinos, pero La República presentó las evidencias y al final tuvieron que aceptar lo ocurrido.
Los fujimoristas tampoco hablan de los millones de dólares robados en la compra de armas y aviones. En cinco años el régimen de Alberto Fujimori expidió decretos para el desembolso de unos 1,500 millones de dólares –provenientes del remate de las empresas públicas– para utilizarse en la compra de armas y aviones. Parte de esos millones fueron a parar a manos de Fujimori, Montesinos y de la cúpula militar. Algunos de ellos han aceptado su responsabilidad para aminorar su pena de carcelería. Si ese dinero se habría utilizado correctamente las tropas tendrían hoy mejor capacidad de fuego.
El fujimorismo se ha vendido como el vencedor del terrorismo y los hechos demuestran lo contrario. Nada tuvieron que ver con la caída de los mandos senderistas desde 1991, a manos de la Policía, en una labor de inteligencia ajena al SIN de Montesinos, y que alcanzó, con la captura de Abimael, su trofeo más preciado. Cuando Fujimori fugó los terroristas seguían en el Vizcatán y en el Alto Huallaga, en alianza con el narcotráfico, y con el armamento robado a las patrullas militares.
Lo que los fujimoristas tampoco dicen es cómo el régimen del recluido ex dictador protegió al narcotráfico. El general Ketín Vidal recordó, en el proceso seguido al ex presidente, la llamada que recibió de AFF tras la denuncia del narcotraficante Demetrio Chávez Peñaherrera, “Vaticano”, de que mensualmente entregaba US$ 50 mil a Montesinos. Fujimori le pedía que saliera a la prensa y hablara a favor de su ex asesor. “Me dijo que era importante mi palabra, yo sabía que querían usar mi credibilidad para limpiar la imagen de Montesinos”, recordó el jefe del equipo del GEIN que capturó a Guzmán. La orden la cumplió, en cambio, de buena gana y en forma inmediata la ex fiscal Blanca Nélida Colán.
Algunos de los fujimoristas que están sentados en el Congreso fueron los que en su momento, con su líder a la cabeza, denunciaron que lo de “Vaticano” era “un invento” de la oposición contra el “honestísimo doctor Montesinos”. Los hechos están ahí y dejan como lección que la dictadura de Fujimori fue una de las que más daño hizo a las FFAA. No lo olvidemos.
Por Carlos Castro

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