domingo, 9 de enero de 2011

DEL BOLSILLO

.Por Jorge Bruce

Son comprensibles el estupor y la indignación de Jorge del Castillo. Ahora resulta que él es el apestado en un partido cuyo jefe ha admitido haber dicho que, cuando se es presidente, la plata llega sola. Mercedes Aráoz puede decir que ha ganado esta partida, pero no que ignoraba dónde se estaba metiendo. Del Castillo es el fusible que se ha hecho saltar para que los demás dirigentes apristas, con o sin juicios, queden oleados y sacramentados, de paso que la candidata se aleja un poco de la imagen de marioneta del gran titiritero que maniobra desde Palacio.

El problema de este gobierno no es su falta de entusiasmo en la lucha anticorrupción, como tibiamente señalan algunos comentaristas: ¿Cómo va a combatir la corrupción un régimen que vive de la misma? Desde que saltó el escándalo de los petroaudios, no ha habido una semana en la que no surjan nuevos cuestionamientos al copamiento de instituciones como el Tribunal Constitucional, el manejo del canal del Estado, la venta de terrenos ultrasubvaluados –ahora Omar Quesada respalda a la candidata que lo avala–, Alas Peruanas, patrulleros chinos, Banmat, la surrealista indemnización de Essalud para Barrios y un larguísimo etcétera que Carlín grafica con la maestría a las que no tiene acostumbrados, en su apunte de la edición del sábado de este diario. A lo cual conviene agregar el copamiento de cargos estatales en todo el país.

Este apresurado listado no sorprende. Todos lo sabíamos y nos resignamos pasivamente, como parte del pacto implícito que firmamos cuando elegimos, en el 2006, al mal menor: nadie puede esperar que la corrupción “madure”.

De ahí que, agradecidos por no haber repetido el desastre anterior, contentos con el crecimiento económico, hagamos la vista gorda sobre el dinero del narcotráfico y recurramos a eufemismos para autoengañarnos.

Esa es la apuesta gruesa de la candidata Aráoz, no muy diferente de aquella de la candidata Fujimori: que los peruanos sabemos ser tolerantes y perdonamos con facilidad porque nuestras expectativas son, histórica, políticamente, muy bajas. Por eso el gambito en el que se sacrifica a Del Castillo tiene posibilidades de funcionar. Todos sabemos que él no es el único, ni acaso el que más cuentas tiene que rendir a la justicia en su partido. Sin embargo fingimos creer en la firmeza de la candidata, tal como anuncian diversos medios que se inscriben en esa estrategia digitada o transada con García.

Arana et al se deben morir de risa al ver caer en llamas a la eterna segunda figura de Alfonso Ugarte. Mercedes Aráoz se debe estar sintiendo como una cuajada lideresa. El narcisismo es indispensable para sobrevivir en política, pero sus límites son los escotomas de la vanidad. Ella parece estar creyéndose la patraña de que muerto el perro, muerta la rabia, sin advertir que la jauría babea de ansias en la oscuridad de esos puntos ciegos. Armando Villanueva le augura despegar como un Sputnik y me temo que tiene razón: la lucidez política de la candidata del Apra es tan obsoleta e ingenua como la metáfora del experimentado líder partidario. ¡Solo así se explica que haya pensado en colocar a Gerardo Matute como cabeza de lista!

No hay comentarios:

Publicar un comentario