domingo, 9 de enero de 2011

LA DOTE DE ROSITA

Augusto Álvarez Rodrich


Cada persona tiene el derecho de gastar su plata como le dé su reverenda gana, pero el aporte comprometido por Carmen Rosa Núñez de Acuña a la candidatura de Luis Castañeda –al menos S/.700 mil y 37 camionetas– incomoda, por varias razones, a quienes aspiramos que la política peruana se adecente en lugar de que se profundice el chiquero en el que se sigue hundiendo.

Primero, por el aspecto legal, que es importante porque la ley –aunque muchos lo olviden– debe cumplirse y el que le saca la vuelta de candidato, sin duda hará lo mismo si llega al poder. El tope para los aportes anuales de personas naturales y jurídicas es de 60 UIT, es decir, S/.216 mil. Para empezar, entonces, Solidaridad Nacional (SN) ya violó la ley.

Segundo, por la sensación de que SN está ofertando, al mejor postor, las candidaturas para financiar la campaña. Núñez de Acuña no refleja poseer la preparación requerida para la importante posición para la que ha sido invitada por Castañeda: reemplazarlo si este y el primer vicepresidente no pueden continuar.

Tercero, más allá de la constatación de que la plata es el criterio central para el reclutamiento en SN está el ‘mal gusto’ –por decirlo de alguna manera– que significa invitar a la esposa en pleito de quien casi fue su aliado electoral y hoy es su rival. Esta decisión no habla bien de Castañeda pues parece una bajeza justificada con eso de que ‘la plata llega sola’.

Cuarto, peor aún, es la reacción de los voceros de SN ante el ‘ampay’. En lugar de afrontarlo explicando por qué tomaron la decisión, los recién reclutados David Waisman, Isaac Mekler, Gustavo Pacheco o Diego Uceda, o los ‘antiguos’ Marco Parra o Walter Menchola, respondieron mintiendo con descaro y aludiendo a una supuesta ‘guerra sucia’ que solo existe en su orfandad de argumentos.

Más grave quizá sea que ellos crean –con asidero– que a más alocada sea su explicación, más méritos hacen ante su jefe Castañeda, quien entonces los vería como individuos dispuestos a todo, incluso a imitarlo en respuestas tan absurdas como la que él dio cuando ampayaron a trabajadores del municipio poniendo placas con su nombre el 1 de enero, y dijo que eso comprobaba “que estaban trabajando hasta el último día”.

Lo único que podría amenguar el escándalo de SN es que lo mismo hace la mayoría de partidos. A pesar de ello, no hay que cejar en el esfuerzo por identificar cabalmente el origen del financiamiento de todas las campañas de todos los partidos, porque ese es el mecanismo que nutre de mediocridad a la política y que canaliza la corrupción proveniente de lobbies inescrupulosos y del narcotráfico.

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