domingo, 30 de agosto de 2009

Los Brescia


Son los únicos empresarios peruanos que acaban de ser recibidos en el Palacio de la Moneda, de Chile. La magnitud de la inversión lo amerita, pues han adquirido la cementera más grande de ese país.

Es el único grupo empresarial que ha sido recibido en el Salón Azul del Palacio de la Moneda, en Chile, donde los gobernantes de ese país se reúnen con otros presidentes. Aun así, a pesar de su magnitud, los Brescia todavía son una celebridad desconocida. Son tan reservados que su principal excentricidad es el silencio. Las personas que son entrevistadas para un artículo sobre los Brescia solicitan de antemano el anonimato, por un temor casi generalizado entre sus allegados a perder su amistad o su trabajo.
Su carácter, modesto para la vanidad y conservador para los negocios es un tema recurrente entre empresarios que admiran su habilidad para multiplicar la riqueza, economistas que intentan explicar el éxito de su modelo, y periodistas que buscan sin fortuna aproximarse a su intimidad.
Los Brescia acaban de comprar Lafarge Chile, la cementera más importante de ese país, a la matriz en París. Han invertido US$555 millones en la adquisición, que equivale a 12 veces la inversión histórica del Perú en Chile, e invertirán US$600 millones más hasta el 2010. A pesar de que ya habían extendido los brazos del grupo a Brasil (Minera Taboca), Colombia (Soldaduras Wast Arco y Megriweld) y Venezuela (Comelven), su última compra los convierte en protagonistas de la economía en América Latina.
Esa parece ser la paradoja que define a los Brescia: sumamente herméticos, pero que el alcance de sus operaciones hace que se desempeñen en los negocios con la discreción de un canguro atrapado en una cristalería.
EL MIGRANTE ITALIANODicen que los Brescia son ese modelo de dinastía que se origina con la llegada de un humilde inmigrante a América Latina, pero con un instinto animal para hacer dinero. Fortunato Brescia Tassano, el patriarca, desembarcó en el Callao a fines del siglo XIX. Natural de Cogorno, Génova, Brescia huyó de la crisis laboral en Europa, determinada por el crecimiento industrial. Trabajador, prudente y disciplinado, para 1930 ya había adquirido fundos en el Callao, Lima, San Borja y San Isidro, que empezaron a urbanizarse a partir de 1940, capitalizando liquidez para diversificarse en otros sectores. Hoy, más de 50 años después, sus herederos Pedro y Mario han transformado su apellido en el holding más poderoso del Perú, con más de 40 empresas en diversos sectores estratégicos de la economía, como finanzas, pesca, petroquímica, seguros, minería, turismo, agroindustria y salud, con ventas anuales por encima de los US$2.500 millones.
PEDRO Y MARIO, HEREDEROSPedro nació en 1921, durante el primer centenario de la independencia. Mario en 1929, en pleno crack internacional. Su padre les inculcó amor por la tierra, no solo por la gratitud que desarrolló con el Perú, sino por su valor intrínseco: para el patriarca, la propiedad, primero para su desarrollo agrícola y más tarde por su potencial urbanístico, representó su principal fuente de acumulación de capital.
Pero a lo largo de su trayectoria, tanto el patriarca como los herederos, los Brescia han sido capaces de desprenderse estratégicamente de sus propiedades. En 1943, Fortunato Brescia aceptó que le expropiaran parte del fundo, para que se construyera el terminal aéreo de Limatambo, porque consideró que sus terrenos adquirirían más valor una vez que se construyera el aeropuerto.
Pedro y Mario imitaron el ejemplo. A principios de 1990, cuando la Bolsa de Valores de Lima estuvo a punto de mudarse de su sede principal —propiedad de los Brescia— por falta de pago de la renta, los Brescia le remataron el edificio a la Sociedad de Agentes de Bolsa: de esa manera el grupo no perdió los alquileres de otras propiedades cercanas donde operaban otros agentes del mercado de valores. Como dice un alto ejecutivo del grupo: “No les gusta vender propiedades, pero si lo hacen es solo para ganar más valor”.
EL ESTILO PROPIOEs difícil identificar un patrón de inversión de los hermanos Brescia. Pero a la luz de sus adquisiciones se podría decir que su estilo consiste en la compra de participación —total o parcial— en empresas en funcionamiento, de las que saben desprenderse también por negocios: como no todo ha sido éxito en su carrera, en los noventas se deshicieron de Tejidos la Unión y de los supermercados Scala, antes de su inminente crack.
A pesar de que existen analistas que dicen que los Brescia son sumamente prudentes para hacer inversiones, un abogado que trabaja cerca de sus empresas confesó que los hermanos son capaces de asumir riesgos si el sector representa un valor a largo plazo: acaban de comprar Lafarge en plena recesión de la construcción en Chile. Pasó lo mismo con las compras del BBVA Banco Continental (recesión de 1995), el Sindicato Pesquero S.A. (veda 2005-2006) y con la construcción de los hoteles Libertador en Lima, Cusco y Paracas (crisis del turismo 2008-2009).
Quienes los conocen coinciden en su meticulosidad para leer las comas y las letras chicas en los contratos, recordar al detalle problemas legales de sus empresas y hacer apuntes durante los directorios en los que participan en papelitos sueltos, a los que más tarde le harán su respectivo seguimiento. “Te sorprendería la importancia que les dan a problemas casi inexistentes, si los comparas con el tamaño de sus empresas”, añade un ejecutivo del holding.
BRESCIA: LA SUCESIÓNPedro y Mario Brescia han señalado que no piensan en la sucesión. Pero también dijeron “no” en mayo del 2008 (en América Economía) cuando les preguntaron si invertirían fuera del Perú. Según uno de sus abogados, si bien aún no existe un protocolo familiar —hasta donde él sabe— la dirección del grupo se mantendrá tal como se planteó desde que Pedro y Mario asumieron la presidencia: en equipo.
Pedro no tuvo herederos. Los hijos de Mario —Fortunato, Mario y Pedro Brescia Moreyra— se desempeñan en los sectores minería, pesquería y turismo, respectivamente. Alex Fort Brescia, hijo de Rosa, está en seguros. Pero como familia supervisan a todos los altos ejecutivos de las empresas.
Lo que queda claro es que el despegue del grupo, si bien fue liderado por Pedro y Mario, será desarrollado por la tercera generación. “Ellos trabajarán hasta el último minuto, pero las utilidades de la inversión en Chile, y quizá más tarde en Colombia y Brasil, la verán los hijos”, señaló una fuente.
Ni los más conocidos, ni los más poderosos, ni los más influyentes. Rótulo que difícilmente se ajustará a su tamaño. Por: Luis Felipe Gamarra

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