domingo, 23 de agosto de 2009

Obama: nueva cara, viejas cartas


En los últimos días, 7 bancos más han quebrado en los EEUU, demostrando que la crisis financiera no ha tocado fondo, a pesar de los 12 billones de dólares empleados hasta ahora en el salvataje de las potencias del norte. Menos aún se ha resuelto la crisis económica, más allá de la campaña mediática de la CNN y los medios controlados por el imperio norteamericano y las corporaciones. Pero un breve análisis nos ratifica que tampoco ha cambiado mucho en la política de los EEUU en relación con AL.
Envueltos en la crisis más grave de su historia moderna, los EEUU y sus socios de la UE desarrollan una desesperada batalla por preservar su poder mundial , aunque se evapora el sueño del mundo unipolar bajo dominio norteamericano, el “fin de la historia” de Fukuyama, y también los sueños de Europa. Ambos, con reglas del juego impuestas a su favor luego de la II Guerra Mundial en Bretton Woods. ¿Cómo mantener el 40% de votos de Europa occidental en los organismos financieros mundiales, o el cerca del 20% de votos, con un exclusivo derecho a veto en el FMI que tiene EEUU en las circunstancias actuales? Han reducido su peso en la economía mundial al ritmo del crecimiento de China, India, Rusia, Brasil. Ya no representan lo que eran. Su peso político ha decaído ante el grupo de los 77, el surgimiento de bloques regionales con creciente autonomía, el cuestionamiento del dólar y el hartazgo del resto del mundo.
Entonces, como lo dice la historia, el uso de la fuerza parece un instrumento al que no quieren renunciar para mantener su hegemonía y el control sobre recursos naturales y energéticos que no tienen, pero necesitan.
Mientras, los gobiernos derechistas de la UE pugnan por imponer unos TLC más duros que los mismos EEUU a AL y no vacilan en romper bloques regionales –como la CAN– para forzar acuerdos bilaterales con Perú y Colombia. Y los EEUU evidencian su afición al “big stick” y al golpismo.
El gobierno de Obama ha frustrado muchas esperanzas. No puede defender la creación de una seguridad social para todos frente a los republicanos, no cierra la cárcel de Guantánamo y mantiene el poder fáctico del Pentágono. Luego de Bush y sus fracasados intentos golpistas en Venezuela y la Bolivia de Morales hace poco, tres hechos evidencian continuismo en AL. Primero, el caso del profesor Beltrán de la Universidad Autónoma de México (UNAM), ciudadano colombiano secuestrado y trasladado a EEUU cuando hacía trámites ante el Estado mexicano, con su abogado, sin que pase nada.
Luego, el golpe de Estado en Honduras contra Zelaya –planificado y ejecutado por unas FFAA oligárquicas y sometidas incondicionalmente al Comando Sur de los EEUU– que se mantiene por el aval fáctico de los EEUU, más allá de los discursos de Obama. El golpe es una amenaza al proceso de cambios en Centroamérica (Nicaragua, Guatemala y El Salvador) y derroca a un presidente liberal por el “delito” de vincularse al ALBA, proponer si el pueblo quiere ser consultado sobre una Constituyente y aplicar limitadas reformas sociales en un país de extrema pobreza. Hoy pretenden Honduras como una base norteamericana del Plan Colombia o del Plan Mérida en Mesoamérica, como lo fue durante los conflictos de Nicaragua y El Salvador décadas atrás. Zelaya, a quien debían asesinar, estuvo retenido –antes que lo depositen en Costa Rica en pijama– en la base EEUU de Palmerola (hoy Soto Cano). Y EEUU es el principal artífice de una salida “negociada” –con el apoyo de Costa Rica, Colombia, México, Panamá, Perú, Chile y hasta Francia y Alemania– que quiere salvar a los golpistas.
Finalmente, la reciente decisión de establecer presencia norteamericana en 7 bases militares a efectos de convertir a Colombia en un gigantesco portaviones yanqui en América del Sur, dispuesto a operar contra Ecuador y Venezuela, pero también advertir a Brasil y toda Sudamérica de que los EEUU no permitirán UNASUR, Banco del Sur, Consejo Sudamericano de Defensa ni planes integracionistas que acrecienten la soberanía y autonomía de su patio trasero. Las esperanzas de algunos se esfuman, mientras se preguntan: ¿es Obama o bamba? (Javier Diez Canseco)

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