domingo, 7 de noviembre de 2010

DAMA DE BAGUA

Reina de la ultraderecha




Mercedes Aráoz, la ex ministra que inspiró la matanza de Bagua, ha sido designada candidata presidencial de la cúpula aprista; mejor dicho, de Alan García.

La señora Aráoz profesa el neoliberalismo en su versión más cruda, rechazada por los pueblos de América y sufrida por los peruanos. Al aceptar el lanzamiento, ha dicho que va a aportar ideas “frescas” a la puesta electoral del APRA.

Frescura no le falta a esta amiga y colaboradora de García. Seguidora de las ideas retrógradas del Fondo Monetario Internacional, ayer sostuvo que Víctor Raúl Haya de la Torre “nunca habló de quitarle riquezas a unos para dárselos (sic) a otros, sino de creación de riqueza para distribuirla mejor”. La candidata ha oído cantar el gallo, pero no sabe dónde.

Haya dijo, al salir de la clandestinidad, en el discurso que pronunció en mayo de 1945 desde un balcón de la Plaza San Martín: “No queremos quitarle la riqueza a quien la tiene, sino crearla para el que no la tiene”.

En un país con tanta desigualdad en los ingresos, en el reino del “cholo barato”, era ése un anuncio conservador, que desengañó a muchos apristas que habían luchado desde la ilegalidad con banderas antiimperialistas y antioligárquicas.

Una fiel ejecutora del desahuciado “Consenso de Washington”, que es en realidad consenso del FMI, el Banco mundial y el imperio, no puede seducir a nadie con promesas de redistribución, en la que no cree y nunca ha practicado. ¿Acaso no se sabe que mezquinó fondos para las regiones? ¿No ha sido firme defensora de los niveles salariales más bajos de la América Latina?

A lo mejor, cuando habla de “creación de riqueza para distribuirla mejor”, quiere exhortar a que los trabajadores creen más riqueza para distribuirla mejor entre los tagarotes de la gran minería, los bancos y los agroexportadores que no se preocupan por el consumo alimentario interno.

La sumisión de Aráoz ante el imperio yanqui quedó impresa en la memoria de los ciudadanos conscientes cuando aseguró a García y al Consejo de Ministros que la derogación de los decretos legislativos contrarios a los pueblos amazónicos pondría en peligro el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

Esa falsedad fue desmentida más tarde por el mismísimo embajador de Estados Unidos. Pero bastó para que García y su ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, ordenaran una represión torpe e inmisericorde, que condujo a la muerte de 24 policías y diez nativos.

Eso indica que la precandidata Aráoz no sólo representa la continuación de la política económica entreguista, antinacional y antipopular de García, sino también la de su impulso represivo.

Dos exponentes del aprismo alanista rodearon ayer a Aráoz: Jorge del Castillo y Omar Quesada. Dos joyas que adornan el cetro de la dama de Bagua.

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