lunes, 22 de febrero de 2010

LOS NAZIS Y BANCHERO

.Por Nelson Manrique

El “caso Banchero” fue un crimen que conmocionó al país. Luis Banchero Rossi se había convertido en una figura legendaria, luego de que levantara de la nada un gran imperio económico, en base a la exportación de la harina de pescado, colocando al Perú en el primer lugar en el mundo en ese rubro. Cuando fue asesinado el 1/1/72, era el ideal de lo que debería ser un empresario nacional.

En cuanto se iniciaron las investigaciones para esclarecer su muerte se hizo evidente que existían poderosos intereses que impedirían que se llegara a la verdad. El país siguió ávidamente el juicio y al final se impuso una versión que fue cuestionada por muchos, pero que el PJ aceptó como verdadera: Banchero Rossi habría sido asesinado por el guardián de su mansión de campo, un escuálido muchacho llamado Juan Vilca, que habría actuado motivado por la envidia que sentía por su patrón, debido a su éxito económico y con las mujeres.

Banchero llevó ese malhadado fin de semana a una agraciada secretaria a su residencia de Chaclacayo para una cita romántica. Vilca habría aprovechado la situación para reducirlo utilizando una pistola Luger que Banchero guardaba en su residencia y asesinarlo a golpes con una estatuilla, violando después a la secretaria. Esta historia fue repetida en la película de Francisco Lombardi “Muerte de un magnate” (1980). Vilca sería pues el único responsable del crimen. Quien quiera revisar las inconsistencias de este relato puede remitirse al libro El caso Banchero, de Guillermo Thorndike.

En la Segunda Guerra Mundial Klaus Barbie, un oficial de la SS, jugó un papel destacadísimo durante la ocupación de Francia por el ejército nazi. Jefe de la Gestapo de Lyon, se ganó el triste sobrenombre de “El carnicero de Lyon”. Solo en Francia se le atribuye el envío de 7.500 personas a los campos de concentración, más de 4 mil asesinatos y el arresto y tortura de 14 mil combatientes de la Resistencia, entre ellos Jean Moulin, su héroe máximo, asesinado personalmente por Barbie, bajo tortura.

Luego de la derrota del III Reich, Barbie se las arregló para huir primero y, una vez que fue capturado, para ser enrolado por los servicios de seguridad norteamericanos, que reclutaron y protegieron a al menos un centenar de criminales de guerra nazis, para aprovecharse del conocimiento que éstos tenían sobre la URSS y los comunistas, al empezar la Guerra Fría.

Barbie estaba buscado por la justicia francesa. Los norteamericanos, que necesitaban esconder su asociación con criminales de guerra, le dotaron de una nueva identidad (en una broma macabra Barbie escogió el apellido del rabino que vivía cerca de su casa familiar y se convirtió en “Klaus Altmann”) y facilitaron su fuga a A. Latina a través de “la ruta de las ratas”, un canal de escape para criminales de guerra nazis organizado desde el Vaticano por el sacerdote croata Krunoslav Draganovic y el servicio secreto de EEUU. Primero vivió en Argentina y luego se radicó en Bolivia, viajando frecuentemente al Perú.

Barbie armó entonces una red de apoyo para los nazis perseguidos y durante la década del 60 se involucró en la política boliviana con la derecha militar (se preciaba de haber sido el artífice de la captura y ejecución del Che Guevara) llegando a propiciar el golpe de Estado de Luis García Meza, realizado con mercenarios y asesores nazis que se llamaban a sí mismos “los Novios de la Muerte” y cuyo objetivo era crear el IV Reich en Bolivia. Para su desgracia, sus socios militares bolivianos aprovecharon la situación para impulsar el tráfico de cocaína como negocio desde el Estado, lo que les hizo perder el apoyo de EEUU, provocando la caída del IV Reich a apenas 18 meses de su fundación. Barbie se trasladó entonces al Perú, pero su verdadera identidad fue desenmascarada en enero de 1972 y debió retornar a Bolivia. Llegado al poder el régimen izquierdista de Hernán Siles Suazo, Barbie fue entregado en la Guyana a las autoridades francesas, que lo llevaron a Francia para ser juzgado por sus crímenes en 1983.

Aquí viene la conexión con el caso Banchero: los materiales que le fueron incautados al jerarca nazi luego de su detención registraban su participación en el asesinato de Luis Banchero Rossi.

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