domingo, 2 de mayo de 2010

EL CHOLO BARATO

A horas de conmemorar el día del Trabajo no hay mucho que celebrar

Según Villavicencio la precarización de los derechos laborales y de la eliminación paulatina de los sindicatos, se inició en el gobierno de Fujimori, pues fue esta administración que sacó el decreto legislativo 728 y la ley 25993, la primera eliminó la estabilidad laboral, permitiendo la contratación temporal para labores permanentes, creo las services, entre otras. La segunda norma acabó con la sindicalización que a inicios de los años 80 andaba por encima del 50% a finales de la década de los 90 estaba debajo del 5%.


A pesar de los años de bonanza económica que ha tenido el país, la situación de los trabajadores se ha empeorado, pues en lugar de ir hacía arriba en materias de reforma laboral que permita un mayor equilibrio entre trabajadores y empleadores –como indica el proyecto de Ley General de Trabajo- con su correlato en la distribución del ingreso, nos enrumbamos a una acentuación del camino del ´cholo barato´, que se insertó en el país desde la década de los 80. Así define el especialista del Programa Laboral de Desarrollo Social (Plades), Alfredo Villavicencio Ríos, la precaria situación de los trabajadores en el Perú.

En opinión de Villavicencio, los gobiernos de Toledo y ahora el de García han fracasado en el enfrentamiento de cerrar las brechas de desigualdad en lo que se refiere a los ingresos de las empresas. Pues, mientras que en el año 2002, la enorme brecha entre salarios (de los trabajadores) y excedentes de explotación (ganancias de las empresas) era casi de 1 a 2, o sea, del dinero que ingresaba a la empresa el 58% se quedaba con los empresarios y el 25% iba a los trabajadores. En el año 2008 la distribución de ganancias se triplico a favor del capital (empresarios), siendo 63% contra 20,9% de los trabajadores. Es decir, desde el 2002 al 2008 la brecha se incrementó en poco más 4% a favor del sector empresarial.

Por ejemplo, de 100 soles que ingresan como ganancia a una empresa 63 soles van para los bolsillos de los empresarios y apenas 20 soles a la de los empleados.

“Este enorme volumen de ingresos, que pasó de un lado al otro de la balanza, está detrás de la convicción de muchos peruanos que de que la democracia no se come, quedando pendiente la enorme tarea de revindicar su relación con otros ámbitos de la vida social, como las relaciones laborales, en donde la mejora del salario sigue siendo el principal instrumento de redistribución de la renta nacional y legitimación de la democracia”, indica el especialista de Plades.

Ríos recalca la necesidad de que el Estado modifique la forma como se redistribuyen los ingresos de las empresas, teniendo en cuenta que más cuando el 80% de los ingresos de las familias peruanas tiene origen laboral, razón por la cual introducir mayor equidad en el reparto de los excedentes económicos conduce a una sensible mejoría de las condiciones de vida de la población.

No hay voluntad
Para el también profesor de Derecho de la Universidad de Sevilla, Villavicencio Ríos, no hay voluntad política para reformar el status quo laboral heredado por el fujimorismo que se ve reflejado, también, en el ámbito del salario mínimo. “Los actuales montos del sueldo mínimo no sólo son una cuarta parte de lo ganaba un trabajador en la década de los 70, también evidencia que el actual gobierno no tiene el menor intereses de redistribución, y menos de recuperar la capacidad adquisitiva de los trabajadores (tras un bienio con una inflación cercana a 10%)”, critica el analista.

Añade que los fines más básicos del Estado son fomentar el empleo, brindar un status apropiado de derechos laborales y velar porque estos se cumplan efectivamente. Sin embargo, no lo esta cumpliendo.

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