martes, 5 de octubre de 2010

PPKK

Unos días atrás, PPK, Pedro Pablo Kuczynsky, dijo, insistió, juró y rejuró que los mercados financieros estaban nerviosos por el avance de la candidatura de Susana Villarán a la alcaldía de Lima. Hubo una discusión entre analistas y medios de comunicación, pero la cosa quedó allí.

Hoy, que ya ganó Susana Villarán, la consecuencia lógica es que los financistas debieran estar mucho más nerviosos. Si la posibilidad de un triunfo izquierdista en Lima generaba intranquilidad, el triunfo mismo debiera generarles mucho más miedo.

Como no hay ninguna estadística del estado sicológico de los inversionistas, pareciera que nunca podríamos saber si lo que dijo PPK era verdad o no. Pareciera que debemos quedarnos en el terreno de la especulación.

No es así. Veamos porqué.

“No hay animal más cobarde que un millón de dólares”, es la frase que mejor grafica el comportamiento de los financistas. El dinero grande quiere ante todo seguridad. Por eso, cuando los financistas están nerviosos, el dinero sale del país.

¿Se puede saber si los capitales están saliendo al exterior? En el Perú no hay estadísticas rápidas y certeras al respecto. Pero si puede saberse analizando si se producen las consecuencias que tendría una fuerte salida de dinero.

La realidad puede conocerse y medirse de manera directa o a través de sus consecuencias conocidas. Por ejemplo, podemos saber si en un refrigerador hace más o menos de 0 grados con un termómetro; pero otra forma de saberlo es poniendo agua en una cubeta. Si el agua se congela, quiere decir que hace menos de 0 grados; si el agua no se congela, es porque hace más de 0 grados. Aunque no hayamos puesto un termómetro, podemos saber a ciencia cierta si hacía más o menos de 0 grados centígrados por las consecuencias del frío sobre el congelamiento del agua.

¿Qué consecuencias trae una fuga de capitales? Para que los capitales salgan, tienen que convertirse a dólares; es decir, los que tienen acciones deben venderlas y los soles deben cambiarse por dólares. Pero si se venden masivamente acciones, la Bolsa de Valores debe caer; y si se compran grandes cantidades de dólares, el precio del dólar debe subir (salvo que el BCR contrarreste vendiendo dólares de sus reservas). Simple ley de la oferta y la demanda: a más oferta de acciones, precio más bajo; a más demanda de dólares, precio más alto.

En síntesis, cuando hay inversionistas nerviosos y fuga de capitales, cae la bolsa de valores y sube el precio del dólar. Pero eso no ha sucedido. No ha sucedido durante la campaña electoral reciente: en setiembre el dólar bajó 5 por ciento y la Bolsa subió más de 15%. Tampoco ha sucedido tras los resultados electorales. El día de ayer, ni el dólar se ha disparado ni la bolsa se ha derrumbado. Mientras tanto, el BCR no ha vendido dólares.

Las mentiras tienen patas cortas. Los únicos nerviosos eran los lobbies trasnacionales a los que él es tan cercano. PPK debiera hacer como el papá de Mafalda: tomar Nervocalm.

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