jueves, 25 de agosto de 2011

NUEVA VISION DE LA GUERRA

Carmen Mc Evoy y la nueva visión de la Guerra del Pacífico
Alejandro San Francisco, profesor del Instituto de Historia de la PUC Chile y especialista en la Revolución de 1891, ha publicado un interesante artículo en la revista chilena Capital, en el que elabora un balance de las nuevas publicaciones sobre la Guerra del Pacífico y cómo estas han permitido un replanteamiento de dicho episodio respecto a las visiones anteriores.

Y en este revisionismo, San Francisco destaca los estudios de nuestra compatriota Carmen Mc Evoy sobre el tema, especialmente su artículo “De la mano de Dios: el nacionalismo católico chileno y la Guerra del Pacífico, 1879-1881″, publicado en el n. 5 de la revista Bicentenario. Revista de Historia de Chile y América (vol. 5, n. 1, 2006) y reeditado en Histórica (vol. 28, n. 2, 2004).

La nota hace especial referencia a la nacionalidad peruana de Mc Evoy y su aporte al debate sobre un tema de permanente actualidad. El texto incluye asimismo una bibliografía muy útil de la producción historiográfica chilena sobre la Guerra del Pacífico.


“Ciento treinta años despues de su inicio, el conflicto belico que enfrento a Chile con Peru y Bolivia inspira nuevos ensayos y libros de historia, que entregan perspectivas diferentes y dan luces sobre aspectos poco conocidos de la contienda y sus derivados sociales. La efemeride es una buena oportunidad para revisar los principales aportes recientes sobre un tema que aun saca chispas. Por Alejandro San Francisco.

Un notable artículo de Carmen Mc Evoy, publicado en Bicentenario. Revista de Historia de Chile y América, ilustra muy bien las nuevas aproximaciones que se han producido en el estudio de un tema tan controvertido como clave. De la mano de Dios: el nacionalismo católico chileno y la Guerra del Pacífico, 1879-1881 es el título de la investigación, cuya autora, curiosamente para muchos, es de nacionalidad peruana. En su texto aborda el papel de la Iglesia Católica y de algunos de sus sacerdotes en el conflicto bélico, a través de la movilización de la sociedad mediante el discurso patriótico. En su interpretación, una de las motivaciones de la Iglesia era defender su preeminencia como referente cultural, frente a otros actores que buscaban disputar “su hegemonía”, a pocos años de la aprobación de las leyes laicistas de 1883-1884, aprobadas bajo el gobierno de Domingo Santa María, de matrimonio civil, registro civil y cementerios.

Dentro de la misma disputa entre la Iglesia y el Estado de esos años se inscribe también el estudio de David Home sobre Los huérfanos de la Guerra del Pacífico: el ‘Asilo de la Patria’, 1879-1885. La institución de dicho asilo surgió con el fin de acoger y educar a los hijos de quienes habían muerto por Chile en los campos de batalla; una iniciativa marcada por el espíritu de unidad, que terminó con una fuerte división: administrado por la Iglesia, el Asilo dejó de recibir subvención estatal, en una nueva consecuencia de las disputas secularizadoras.

No es la única línea novedosa en la investigación reciente sobre el conflicto internacional. Desde variados puntos de vistas, el tema ha dado origen a diversos ensayos e investigaciones que vale la pena revisar, sobre todo cuando aún hay aspectos derivados de la contienda que marcan las relaciones entre los países involucrados.

Así, por ejemplo, los autores Julio Pinto, Verónica Valdivia y Pablo Artaza publicaron en 2003 un texto interesantísimo en la revista Historia, de la Universidad Católica: Patria y clase en la identidad pampina (1860-1890). El estudio argumenta que tanto la nación como el sentimiento de clase de los obreros del salitre permitieron configurar la identidad en una dualidad que a veces coexistía con tensiones. Durante la Guerra del Pacífico, las autoridades chilenas procuraron generar una verdadera lealtad nacional, para lo cual la propaganda presentó la civilización (Chile) como contrapunto de la barbarie (sus adversarios). En la misma línea se habló de una superioridad racial chilena; finalmente hubo un discurso democratizador, para que los peones fueran parte de la construcción nacional. Después de la guerra llegó “el pago de Chile”: los que lucharon no fueron retribuidos como correspondía y ello dio lugar a un eclipe del nacionalismo, en favor de lo que podría denominarse un “internacionalismo obrero”.

La suerte de los veteranos del 79 ha sido precisamente la línea de trabajo que ha seguido ya por muchos años Carlos Méndez Notari, reflejado en dos estudios complementarios del mayor interés: Héroes del silencio. Los veteranos de la Guerra del Pacífico y Desierto de Esperanzas. De la gloria al abandono. Los veteranos chilenos y peruanos de la Guerra del 79. Como se puede apreciar en los títulos, el segundo libro amplía la investigación, pues el historiador chileno decide incursionar también en el caso de Perú, con una revisión de archivos en el país vecino y comparando las experiencias de la posguerra para ambas naciones. De esta forma concluye en que los dos casos presentan interesantes coincidencias a pesar de los disímiles resultados del conflicto. El trabajo de Méndez se inserta dentro de la historia social e ilustra las dificultades que vivieron los que quedaron postrados o inválidos por su patria, además de los esfuerzos –no siempre consistentes ni generosos– realizados por los gobiernos para ir en auxilio de sus veteranos.

El interés por conocer la Guerra del Pacífico desde perspectivas diferentes se aprecia en otros acercamientos muy originales. Por ejemplo, el excelente esfuerzo de Cristián Gazmuri y Rafael Sagredo por presentar la Historia de la Vida Privada en Chile, en tres volúmenes, considera también el tema que comentamos. Al respecto, los historiadores Ricardo Couyoumdjiam y Carlos Donoso escribieron De soldado orgulloso a veterano indigente. La Guerra del Pacífico, que aborda numerosos aspectos de la vida cotidiana: los enganches, la preparación y disciplina, la presencia femenina, la vida en el desierto, los suministros, la asistencia espiritual, la vida en territorio enemigo (incluida la ocupación de Lima), hasta el regreso y, una vez más, “el pago de Chile”.

Y la lista continúa con visiones focalizadas del conflicto, como demuestran los estudios de Paz Larraín sobre la presencia de la mujer en la Guerra del Pacífico; la edición de un anecdotario por parte de ella misma y de Angel Soto; y un segundo volumen de Anécdotas preparado por Mauricio Pelayo y Rafael Mellafe; la recuperación de la labor de los capellanes castrenses realizada durante mucho tiempo por Joaquín Matte Varas; sin mencionar otros trabajos de Carmen Mc Evoy sobre el discurso republicano en la Guerra del Pacífico o el interesante ensayo de Michel Cluny titulado Atacama, referido a las causas y consecuencias del conflicto internacional.

Todo lo anterior demuestra la existencia de una interesante vitalidad de los estudios sobre la Guerra del Pacífico. La lista no es definitiva, pero evidencia la actualidad de un asunto histórico que sigue causando interés entre los escritores y los lectores.

Dos historias generales nos sirven para concluir esta sucinta exposición. Rafael Mellafe y Mauricio Pelayo, han presentado La Guerra del Pacífico en imágenes, relatos… testimonios, que ya va en la tercera edición. Se trata de una obra muy completa e informada, que puede servir de introducción al tema desde una perspectiva amplia y abarcadora, además de servir como referencia para solucionar dudas, recabar datos, orientar cronológicamente y ordenar la información existente. El otro libro es del historiador norteamericano William Sater: Andean tragedy. Fighting the War of the Pacific, 1879-1884, aparecido en los Estados Unidos. El texto presenta una visión de conjunto, que sigue a los estudios previos de Sater sobre la misma guerra y acerca de una de sus figuras fundamentales, Arturo Prat. En este trabajo, fruto de una consulta en archivos, prensa de la época y conocimiento de la voluminosa bibliografía existente, el autor presenta un análisis riguroso de las campañas militares y navales de la guerra. El libro, dedicado a “los hombres y mujeres que sacrificaron su salud, sus vidas y su juventud protegiendo sus respectivas patrias”, merece una pronta traducción al español, para hacerlo accesible a un público más numeroso en Chile y en América hispana en general”.

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