martes, 9 de agosto de 2011

RECAIDA GLOBAL


Todo indica que estamos en la antesala de una nueva crisis económica y financiera global. La decisión del Congreso de Estados Unidos de autorizar una elevación del tope de endeudamiento en US$ 900 mil millones (el tope era de US$ 14,3 billones) no ha despejado las nubes de tormenta.

CESAR LEVANO

El remedio puede ser peor que la enfermedad: al acordar un gran recorte de gastos, Estados Unidos profundiza su debilidad económica, pues reduce consumo y empleo. Se ha salvado de la bancarrota, pero no de la crisis.

La medida sobre la deuda eliminó por el momento el peligro de que la economía más poderosa del mundo se declarara en moratoria; es decir, en suspensión de pagos.

Pero hay demasiados factores de crisis en el horizonte. La decisión estadounidense no ha calmado los nervios de la economía mundial. A muchos ha sorprendido que, pese a esa decisión, las principales economías del mundo sigan al borde del abismo. Las bolsas de valores, incluida la de Lima, prosiguen su baja.

El Dow Jones, el principal índice financiero del mundo, ha completado ocho bajones sucesivos, lo cual es considerado como la peor racha desde octubre de 2008, cuando la quiebra del banco Lehman Brothers fue la señal precursora de la recesión que este año 2011 parecía a punto de terminar.

Se ha abierto en la economía del mundo una brecha de inseguridad e incertidumbre. Ahora hay quienes se interrogan si la quiebra amenaza más a Italia que a España. “No hay dinero para rescatar a Italia”, señalan agentes de bolsa europeos. Además, Italia tiene fuertes compromisos de deuda que se vencen este año.

The Wall Street Journal Americas recuerda que la deuda pública italiana equivale a 120 por ciento del Producto Interno Bruto. Es una carga demasiado pesada.

Las medidas de Washington no han calmado la zozobra interna de su economía, sino que parecen haber ahondado los problemas de la economía mundial.

El Perú, como todas las economías en desarrollo, puede ser gravemente afectado por la crisis mundial. La recesión desatada en 2008 afectó a nuestra economía, a pesar de que Alan García afirmaba que estábamos blindados contra ella. El ascenso constante de la economía china nos ayudó, sin embargo. Pero ahora, si toda Europa, con la excepción de Alemania, naufraga, puede ocurrir que China acentúe su política de desaceleración.

Nuestros gobernantes, y en especial los que han recibido las riendas de la economía, tienen el deber de examinar el panorama económico mundial, informar al país y recomendar las medidas pertinentes.

La recaída de la crisis reafirma que las recetas del neoliberalismo y los dictados del Fondo Monetario Internacional no sirven para capear el temporal. España, la pobre España, que acató recomendaciones del FMI en el plano social y laboral, llora hoy su fracaso.

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