martes, 16 de agosto de 2011

YARAVIES

Me siento en la obligación de escribir sobre la
verdadera historia de nuestra canción popular,
sobre la que el gran Jorge Basadre decía: "debajo
de cada letra, adivinen una lágrima", pues, sin ninguna mala
intención, se le ha llenado de adornos y de leyendas.
En vísperas del 28 de julio, denominado el Día de la
Patria, recordamos con orgullo a nuestros precursores
indígenas y criollos, buscando la Independencia peruana
del Reino Español.
Mateo Pumacahua es un caso destacable, pues nos
demuestra que la verdad es relativa porque, habiendo
peleado a favor del opresor, cambia su rumbo y entrega
su vida por la libertad junto con los hermanos Angulo y
el joven Mariano Melgar.
Nuestro Poeta-Mártir, luego del triunfo de la Batalla
de Apacheta, en 1814, escribió:
"Marcha Patriótica"
Ya llegó el dulce momento
En que es feliz Arequipa,
Ya en mi suelo se disipa,
El Despotismo feroz.
Ya se puede a boca llena
Gritar: que la Patria viva,
Que la libertad reciba,
Que triunfe nuestra Nación.
Cayó el monstruo detestable,
Que en nuestra cerviz sentado,
Trescientos años ha hollado,
La Justicia y la razón.
Y en su lugar se levanta
La oliva de la victoria,
Que borrará la memoria
de los siglos de opresión.
Levantad, pues, hijos bellos,
Del Perú siempre oprimido,
Incrementad el partido
De esta grande Redención.
Ved que el Cielo nos protege
Y que salen los efectos,
Mayores que los proyectos
Que el Patriotismo formó.
No se encuentra un hombre solo
Que no empuñe aguda espada,
Y arroje a su negra nada
Al tiránico español.
Pues las heridas gloriosas
Que en el campo se reciban,
Harán que sus nombres vivan
Muerto el Déspota escuadrón.
Suene en fi n en todas partes
Con las voces y los hechos,
Que no vivan nuestros pechos,
Si no logran este honor.
Viva, viva eternamente,
El Patriotismo Peruano,
Viva el suelo Americano,
Viva su libertador.
En 1940, el arequipeño Manuel Castillo Chanove
–quien trabajara al lado de Benigno Ballón Farfán, Aurelio
Díaz Espinoza y Castor Vera Solano–, le puso música
de yaraví.
Recordemos que el elemento central de la llamada
canción costeña era el yaraví o triste, hoy en día es "el
valse". A su entorno sobreviven, la polca, la marinera
–en sus diferentes formas–, el tondero y el "neofestejo".
Es mucho lo que se extinguió, recordemos las primeras
grabaciones que hiciera Montes y Manrique en 1911, en
la ciudad de Nueva York, donde el género más grabado
fue el mencionado yaraví.
El criollismo nació como expresión cultural, en una
intensa búsqueda del costeño –en su mayoría limeño–
,por una identidad que no tenía. Hasta los instrumentos
que representaban a España, como la mandolina, el arpa
y el violín, fueron reemplazados para dar paso al laúd y
la guitarra.
Desde la década de 1960 venimos insistiendo en que
la canción costeña o "criolla" es el producto de un largo
proceso de mestizaje y que, si bien es posible que no
sea la mejor del mundo, es nuestra. Y que representa
el sentimiento de miles de peruanos, que en su mayoría
pasan los 60 años.
Gloria eterna a nuestros compatriotas y a los hermanos
venezolanos, colombianos, ecuatorianos, chilenos y
argentinos, que dieron su vida por la Independencia del
Perú, que defi nía la de Latinoamérica.

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