jueves, 25 de agosto de 2011

Y DESPUES DE LA CRISIS



Jueves 25 de agosto del 2011 | Columna del Director | Imprimir | Compartir | 1100 Lecturas


¿Y después de la crisis, qué?



César Lévano

Eric Hobsbawm, el gran historiador, ha publicado un libro en el que reflexiona sobre las perspectivas de la actual crisis. “La posibilidad de una desintegración, incluso de un desmoronamiento, del sistema existente ya no se puede descartar”, escribe.



El libro, titulado Cómo cambiar el mundo, adelanta previsiones basadas en hechos e ideas realmente existentes. Señala, por ejemplo, que “el riesgo de un acusado desplazamiento de la política hacia una derecha radical demagógica confesional o nacionalista es probablemente mayor en los antiguos países comunistas de Europa y Asia occidental y del sur, y menor en América Latina”.

La agudeza del juicio se ve confirmada en varios escenarios del mundo. El semanario estadounidense Newsweek incluye en su edición del 15 de agosto un amplio informe con un inquietante titular de portada: “¿Rusia fascista?”.

No sólo el epígrafe es perturbador. El texto refiere que grupos ultranacionalistas rusos aplauden a Anders Breivik, el terrorista que el 22 de julio asesinó a decenas de jóvenes socialistas en Oslo, Noruega. Los extremistas rusos rinden culto a Hitler y se distinguen por su odio a los inmigrantes, a los que asesinan mientras gritan: “¡Rusia para los rusos!”. Son gente armada, que dispone de fondos de origen inexplicado.

Sergei Markov, diputado de la Duma (Parlamento), compara la escena rusa con la que reinaba en Alemania antes del ascenso de Hitler al poder: “La situación es similar a la que existía durante la República de Weimar: una ideología estatal cero, profundo desequilibrio social y una debilidad general de las instituciones del Estado”, expresa.

Las autoridades rusas no parecen decididas a luchar contra la amenaza fascista. Los autores del informe, que han relatado crímenes y entrevistado a criminales, señalan que Vladímir Putin, quien es el poder detrás del trono en Rusia, ha establecido una norma respecto a las bandas ultras: “trátenlos con respeto y busquen ganarlos”.

Frente a un panorama tan turbio, Hobsbawm precisa que el puro colectivismo y el puro individualismo no han sobrevivido a la manifiesta bancarrota de la economía soviética y a las crisis del fundamentalismo del mercado. Ninguno de esos absolutos puede volver.

Los socialistas, considera Hobsbawm, se han quedado sin su tradicional alternativa al capitalismo, “a menos que o hasta que reflexionen sobre lo que querían decir con el término “socialismo” y abandonen la presunción de que la clase obrera (manual) será necesariamente el principal agente de la transformación social”.

Desde la altura de sus 94 años de edad, el historiador indica que el liberalismo político y económico no pueden dar solución a los problemas del siglo XXI. “Una vez más”, concluye, “ha llegado la hora de tomarse en serio a Marx”.

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