domingo, 13 de junio de 2010

BODAS DE PERRO

Por: Luis Repetto Málaga*


El 12 de junio de 1985, el Kennel Club Peruano presentó ante la Federación Cinológica Internacional —con sede en Thuin, Bélgica— la propuesta para que el perro peruano sin pelo sea reconocido como raza oriunda de nuestro país. Hoy es considerado un perro de compañía, de raza pura, cariñoso, atlético, buen vigilante y amoroso con los niños.

Nueva mirada
Ocurrió hace 25 años cuando el perro peruano sin pelo fue reconocido finalmente como raza cuyo centro de origen es nuestra patria. Como todo logro tiene nombre propio: por ciencia y por pasión, el ingeniero Ermanno Maniero se fajó para esta inclusión, determinando las características físicas del animal en un completísimo e irrefutable expediente técnico.

El reconocimiento contribuyó con una nueva mirada frente a este can llamado por la fuerza de la tradición perro viringo, calato y chino, entre otras acepciones todas estudiadas y debatidas. La presencia del “sin pelo” fue constante en la costa norte del Perú, sobre todo en el bajo Piura, Sechura y otras localidades donde, en años posteriores a la conquista española, la comunidad empezó a relegarlo hasta el desprecio y el desamor. Felizmente, los tiempos han cambiado y el precioso animal —con su variedad de tallas, colores y otras especificaciones— es reconocido en el ámbito nacional e internacional y hoy es motivo de orgullo para todos los peruanos, especialmente los norteños. Los ciudadanos de a pie conocen, reconocen y valoran sus virtudes. El perro peruano sin pelo posee atributos como su inteligencia, su porte, su altivez. Tienen otras bondades como mascota, aparte de su docilidad: la ausencia de pelo los hace antialérgicos, no se ven afectados por pulgas o ácaros y al tener una temperatura mayor que la del cuerpo humano se le atribuyen propiedades medicinales y sanadoras de dolores.

Esfuerzos de crianza
Desde hace más de veinte años, el criador Alfredo Jeaneau se dedica por entero a la reproducción de esta raza en el distrito de Chaclacayo. Anualmente se dedica a organizar el tinkuy de perros peruanos sin pelo, en el club Chaclascamp. La finalidad es propiciar el apareamiento, que los ejemplares se conozcan y también sus propietarios. Hay intercambio de direcciones y datos, presentan a sus canes con sus mejores galas, todo para evitar el cruce entre parientes y con ello la degradación de la raza por cuestiones genéticas.

Compañeros
Desde los albores de la humanidad, el perro fue siempre amigo fiel. Los testimonios arqueológicos demuestran su presencia y evolución desde tiempos inmemoriales, su domesticación, su inteligencia y su lealtad. Las investigaciones concuerdan en que todos los perros que hoy pueblan la tierra tienen su origen en el lobo gris que fue domesticándose y transformándose, a través de selección y de cruces, hasta convertirse en otra variedad. Así el “Canis lupus” se convirtió en el “Canis familiaris” (con todas las variedades de raza que conocemos actualmente).

Presencia constante
En el caso del Perú, los testimonios son abundantes y se han realizado investigaciones que demuestran la presencia de perros desde hace alrededor de 2.800 años con testimonios desde la cultura Chavín. Hay evidencias posteriores en la cultura Moche (600 años d.C.), Chimú (1.110 años d.C.), en la cultura Chancay (1.400 d.C.) hasta llegar al período Inca, entre los años 1470 y 1532.

Las representaciones de perros se evidencian tanto en las formas escultóricas y en la iconografía, particularmente en las culturas del norte, como la moche. En algunos casos, se han hallado también evidencias en las tumbas del Señor de Sipán de otra variedad de perro peruano con pelo. Fueron sacrificados según las creencias de la época para señalar a su amo el camino hacia la eternidad o la nueva vida. Caso aparte son los entierros de perros no como ofrenda sino más bien sepultados con honores, respeto, en el seno de la cultura Chiribaya. Se trata de una variedad de espeso pelaje, por cuyas características se considera un perro pastor. El hallazgo es de la doctora Sonia Guillén, en la zona de El Algarrobal, Ilo, Moquegua, y los restos han sido analizados también por el destacado cinólogo Ermanno Maniero.

Otras razas
Investigaciones recientes de la arqueóloga Rocío Villar sostienen que: En algunas escenas representadas en ceramios pictóricos moche, participa un perro con pelo de talla pequeña, similar al fox terrier, blanco con negro (overo); se le encuentra junto a un personaje de alto rango con quien comparte rasgos de agresión dirigidos a individuos de menor jerarquía sometidos a castigos; en otras escenas participa en cacerías de venados, sin mostrar contacto con la presa que es capturada con un dardo de estólica o un golpe de mazo. En otras, menos explícitas, participa como jugador principal de “bádminton ceremonial”, contra un oponente lagartija, mientras otros animales disfrazados de humanos, esperan su turno.

[*] Director del Museo de Artes y Tradiciones Populares del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

De Asia a América
Todo apunta a que los perros ingresaron a territorio americano desde Asia, acompañando a los pretéritos inmigrantes.

En su desplazamiento se dieron mutaciones y cruces en diversas partes del nuevo territorio americano, empezándose a crear las primeras razas.

Las actividades comerciales y de intercambio, así como las exploraciones a lo largo de nuestro continente, son milenarios, así se explica el descenso de los perros desde Norteamérica hasta la región andina y específicamente a la costa norte del Perú.

El doctor Pedro Weiss, hace más de treinta años, elaboró un recuento del perro peruano sin pelo. Desde entonces, no ha vuelto a publicarse un documento que ilustre sobre su presencia y contribución en el Perú prehispánico.

Las investigaciones del doctor Weiss están vinculadas a su evolución biológica y propiedades, así como a sus particulares características dermatológicas.

Investigadores que han realizado excavaciones arqueológicas lo encuentran —otros muy similares— no solo en la costa norte del Perú sino también en Lima, en el sur e incluso en otros países como Ecuador, Paraguay, el norte argentino y México.

Por ley
Declarado Patrimonio Cultural en enero del 2000 mediante Resolución Directoral Nacional N° 001-2000 del INC, que reconoció su condición de ejemplar canino peruano y dispuso su crianza en todos los monumentos arqueológicos de la costa.

Posteriormente, el Congreso de la República promulgó la Ley 27357, el 22 de octubre del 2001.

El 10 de agosto del 2005, se promulgó el reglamento de la ley a través del Decreto Supremo 036-2005 AG que dispone que el Ministerio de Agricultura se encargue de su cuidado, promoción, conservación y difusión

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