domingo, 13 de junio de 2010

Exposición de Héctor Béjar

ENCUENTRO DE LAS IZQUIERDAS POR LA REFUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA


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Queridas compañeras, queridos compañeros:


Nuestro pasado inmediato


Esta reunión es resultado de un prolongado período de actividades que ha pasado por la formación del Frente Amplio contra Fujimori en 1995, el Frente Amplio Cívico Nacional en 1996 con Gustavo Mohme y la resistencia contra el fujimorismo, la Marcha de los Cuatro Suyos el 2000, la Coordinadora Nacional de Izquierda y Fuerzas Progresistas en 2001, el Frente Amplio de Izquierda en 2003, la Coordinadora Político Social en 2005, el Frente por la Vida y la Soberanía en 2009 y ahora el I Encuentro de Izquierdas por la Refundación de la República el 2010. Durante este proceso nos hemos venido relacionando partidos políticos, personalidades, movimientos sociales, movimientos de los pueblos originarios y amazónicos, organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil y partidos políticos. Hemos hecho las grandes jornadas del 29 de junio de 2007, el paro de julio de 2008, las movilizaciones de junio de 2009. Hemos participado en una innumerable serie de protestas, manifestaciones, paros regionales y nacionales. Desde el movimiento popular hemos presentado propuestas y suscitado diálogos sobre los problemas sociales más acuciantes. Hemos ido limando asperezas, venciendo desconfianzas, acostumbrándonos a respetar las diferencias de opinión y entendiendo que tenemos objetivos comunes que son mucho más importantes para nosotros y para el país que las diferencias que podamos tener.


Nuestra historia


Sin embargo nuestra lucha es mucho más antigua. Se remonta a los Lévano, Barba y Fonkén y los líderes anarcosindicalistas que formaron los primeros sindicatos, la primera central obrera CGTP de Mariátegui y Portocarrero, la revolución universitaria de 1930, el Partido Socialista después Comunista de José Carlos Mariátegui, los indigenistas como Luis E Valcárcel e Hildebrando Castro Pozo quienes desde el arte, el estudio y la política defendieron a los pueblos originarios los partidos de la nueva izquierda en la generación de los años 70, las luchas seculares de los campesinos por la tierra, de los maestros y maestras por la educación y la dignidad y de los obreros por mejor salario, la lucha democrática contra las dictaduras de Sánchez Cerro, Benavides, Odría y Fujimori, la labor creativa de los cientos de narradores, artistas, pintores y cineastas como Ciro Alegría, José María Arguedas, César Vallejo, Manuel Scorza, Gustavo Valcárcel, Juan Gonzalo Rose, César Calvo, Edgardo Tello, Adela Montesinos, Rosa Alarco, José Sabogal, Julia Codesido, Teodoro Núñez Ureta; los sacerdotes que se identificaron y se identifican con el pueblo en la teología de la liberación como Gustavo Gutiérrez, los filósofos como Augusto Salazar Bondy, los militares que lucharon por la soberanía nacional durante el proceso liderado por el General Velasco entre 1968 y 1975, o que denunciaron crímenes contra los derechos humanos como el General Robles; demócratas socialistas como Alfonso Barrantes; empresarios como Gustavo Mohme, parlamentarios como algunos de los compañeros y compañeras presentes que supieron enfrentarse a los grupos de asesinos que desde el poder atentaban contra los derechos humanos. Nuestros compañeros que murieron en acciones armadas de diversos tipos contra el sistema imperante como Luis de la Puente Uceda, Guillermo Lobatón, Javier Heraud, Máximo Velando. Cientos, miles de peruanos y peruanas. Es nuestra obligación recordarlos siempre y también lo hacemos hoy porque nos enorgullecemos de ellos y de nuestro pasado.


Quiénes somos


La izquierda que se reencuentra es una izquierda plural y democrática, no es ni pretende ser monolítica y está fuertemente enlazada con el movimiento popular y social de nuestra patria. Debemos entender para empezar que lo que llamamos izquierda es la protesta contra el actual sistema y la confianza en que podemos generar con nuestra acción colectiva un cambio fundamental, no de maquillaje ni superficial, sino de bases económicas y de la forma en que las bases sociales están relacionadas con el poder, es decir un cambio de sistema y de poder. En ese sentido, la izquierda es mucho más que nosotros quienes estamos reunidos en esta ocasión, pero nosotros somos el núcleo inicial de algo mucho más grande, numeroso y potente.


El Perú de hoy


No han sido fáciles estos años. Nuestro país es distinto al que teníamos en los setenta cuando existía la Izquierda Unida. Somos casi el doble de peruanos y peruanas. Un nuevo proletariado compuesto por millones de microempresarios, campesinos parceleros, pequeños agricultores, trabajadores y trabajadoras eventuales en la ciudad y en el campo, niños y niñas trabajadoras, pequeños comerciantes, mineros, pueblos originarios amazónicos y andinos, trabajadores y trabajadoras que la tecnocracia denomina informales, explotados de todas las ramas de la producción y los servicios, se ha incorporado a la antigua sociedad que era habitada solamente por los campesinos, los obreros y los empleados de la clase media y la oligarquía. Nuestra sociedad es más compleja, más numerosa, necesita un mayor estudio y comprensión, tiene más y más profundos problemas. Nuestra sociedad es más grande que antes, más múltiple que antes, pero también más injusta que antes. Tenemos que hacer un reencuentro con esa sociedad así como nos reencontramos entre nosotros.


Hemos vencido obstáculos


Hemos vivido la división, el enfrentamiento entre nosotros mismos, el liquidacionismo, el sectarismo, las conductas oportunistas de todos los tipos. Hemos visto desplomarse el gran campo socialista. Hemos vivido un cambio mundial de paradigmas en que el dinero, el egoísmo, la competencia y no la solidaridad son antivalores promovidos por los grupos que dominan el mundo. Hemos vivido diez años de terrorismo con la muerte de miles de compañeros y compañeras de las organizaciones sociales y políticas a manos de gente que los ha matado a nombre de supuestos ideales revolucionarios o a nombre del Estado.


Y sin embargo, aquí estamos. Aquí está la izquierda. No han podido liquidarnos. Mantenemos frente a las circunstancias del pasado una actitud crítica que no ignora los errores para no repetirlos ni en el presente ni en el futuro pero que no arría banderas en nombre de la crítica del pasado. Y mantenemos en alto nuestras banderas de siempre, que son las banderas del socialismo, de la liberación de las cadenas imperiales, de una democracia ampliada por y para el pueblo, de una soberanía nacional recuperada. A esas banderas se agregan ahora las de la inclusión de los pueblos originarios, la reivindicación de los derechos de las mujeres y los jóvenes, la lucha por defender el medio ambiente infectado por las empresas transnacionales, la lucha contra toda forma de discriminación por razón de género, orientación sexual, etnia, color de la piel, idioma o situación económica.


Tenemos que preguntarnos por qué hemos podido supervivir. Y la respuesta es: lo hemos hecho porque representamos una necesidad nacional. La izquierda existe porque tres de cada diez peruanos sufre hambre, seis de cada diez peruanos supervive con un trabajo semiesclavo, cuatro de cada diez peruanos sufre pobreza. Existe porque hay millones de personas que, de diversas maneras, haciendo huelgas, bloqueando carreteras, manifestando en las calles, haciendo propuestas de diversos tipos, pidiendo diálogo con los poderes existentes, desde la calle o desde el Parlamento, demandan un cambio. Existe porque la riqueza se concentra más y es más insolente y discriminadora.


¿Por qué la riqueza se concentra más y es más discriminadora? ¿Por qué tenemos explotación de los trabajadores y trabajadoras, semiesclavismo, tráfico de mujeres y niñas, hambre y pobreza? Porque desde agosto de 1975 vivimos la restauración del poder oligárquico que culminó implantando a espaldas del país en agosto de 1990 algo que denominamos modelo neoliberal.


El “modelo”


El modelo neoliberal no es modelo, no es nuevo y no es liberal. No puede ser modelo para nadie. No es nuevo sino una resurrección de lo más reaccionario, lo más obsoleto en ideas y prácticas económicas y políticas. No es liberal, porque está contra la libertad. Es un sistema de saqueo, de extracción del trabajo de nuestros pueblos y la riqueza de nuestros países.


Ese modelo de succión de riqueza para acumularla en los centros imperiales de poder tiene varios tentáculos.


Primer tentáculo: la extracción de oro y cobre. El oro está a mil dólares la onza. El cobre a seis mil dólares la tonelada. De nuestro país en un solo año se extraen tres millones de onzas de oro, equivalentes a 179 TM, cada año se extrae una cantidad que es igual a todo el oro que los españoles se llevaron en trescientos años de coloniaje (1). Por apoderarse del cobre las empresas espían, pagan políticos, están dispuestas a pagar y matar. En la colonia existían las regalías, lo que había que pagarle al rey, el quinto de todo lo que se extraía. En el incario, la tercera parte iba al Inca para ser redistribuida en forma de caminos, almacenes de alimentos y otros servicios para todos. Si como dicen los demócratas liberales ahora el rey es el pueblo y el pueblo está representado en el Estado, habría que dejarle al rey, es decir al pueblo, el 20% de lo extraído. Serían algunos miles de millones de dólares anuales. En vez de ello nos dejan escoria, plomo, contaminación, prostitución y pretenden defender sus intereses con empresas constituidas para espiar, amenazar y asesinar a quienes denuncian y protestan. La criminalización de la protesta, la ley de dispara primero y piensa después, la ley de los mafiosos de Chicago, ha sido impuesta en el país por políticos corruptos, grupos de lobbistas mafiosos, espías telefónicos, periodistas dispuestos al asesinato mediático y ejércitos privados.


El segundo tentáculo son las AFP. Obligatoriamente, todos los peruanos que tienen el privilegio de disfrutar de un empleo formal, deben entregar el 12% de su salario a las AFP. Las AFP meten la mano al bolsillo de quienes tienen trabajo y se quedan con ese dinero. ¿A dónde va ese dinero? A financiar a las empresas que saquean el país que por supuesto no usan su dinero sino el de los peruanos y lo presentan como “inversión extranjera”. Las AFP son un impuesto forzoso del que disfrutan los saqueadores. Ese capital inagotable, que fluye todos los meses para los capitalistas, mil millones de soles anuales, es entregado en forma de compra de acciones en la Bolsa a las empresas de los señores Benavides de la Quintana, Brescia, Graña y Romero (2). ¿Significa que a cambio de esa inversión los trabajadores que cotizan son dueños de las empresas de esos señores? No. Ni siquiera se les da cuenta de dónde está su dinero. A cambio de ello tendrán una pensión mísera durante los pocos años de retiro.


El tercer tentáculo es la remisión de utilidades al exterior. Las empresas sabemos que no reinvierten en el país. Se llevan sus utilidades al extranjero sin pagar impuestos. En 2009 mil millones de dólares salieron del país en forma de utilidades.


El cuarto tentáculo son los pagos anuales por deuda externa. El Perú sigue pagando devotamente su tributo a los señores de Wall Street. Desde 1993 en que nos reinsertamos en el sistema financiero internacional, hemos pagado unos 20 mil millones de dólares a los acreedores.


Si sumamos los mil millones de utilidades más los tres mil millones que pagamos por deuda tendremos cuatro mil millones de dólares al año. Es decir 10 mil escuelas de la mejor calidad, 300 hospitales, mejores sueldos para los maestros, médicos, enfermeras, seguro social para todos.


Qué hacer


¿Por qué aceptamos este saqueo? Porque nuestro pueblo no sabe lo que está pasando. Está descontento, siente que sus salarios no son suficientes, que hay injusticia, pero no sabe por qué. Nuestra misión es explicarle por qué, desmontar junto con él, el sistema del que somos víctimas. Nadie sino nosotros, es responsable de que nuestro pueblo tome conciencia. Nuestra misión es de estudio y es pedagógica. Tenemos que hacer estudio revolucionario y pedagogía revolucionaria. Podemos hacerlo. Parte de los mejores técnicos e intelectuales del país son de izquierda. Los sindicatos que dirigimos tienen enormes locales vacíos, donde solo se hacen asambleas. Nuestros partidos tienen redes nacionales de activistas y también disponen de locales. Una red de locales en todo el Perú y una red de intelectuales, técnicos y cuadros políticos debe ser convertida en una red de escuelas políticas. ¿Quiénes enseñarán en esas escuelas? Nosotros mismos. Y para eso tenemos que estudiar. El estudio, desde el punto de vista revolucionario, no es un entretenimiento diletante de los intelectuales burgueses, sino una obligación. Pero, por supuesto, no seremos nosotros los únicos que enseñemos. Enseñará también nuestro pueblo, nuestros líderes sindicales, políticos y sociales dentro de un nuevo concepto de la educación en que todos cooperamos a construir conocimiento usando también la inmensidad de recursos que nos ofrece la nueva tecnología de Internet que nos permite mantenernos comunicados en tiempo real. Las escuelas serán también no solo centros de difusión de conocimientos sino centros de investigación y análisis de la realidad.


Sin embargo, hacer de la pedagogía una misión exclusiva de nosotros sería sectario. Tenemos que reconciliarnos con los intelectuales peruanos y de otros países que no son de izquierda pero que son valiosos. Uno de los males peruanos es la separación entre la gente que piensa, la gente que lucha y la gente que hace política. Muy malo para todos. Porque la gente que hace política acaba en la politiquería y la gente que piensa acaba en el oportunismo intelectual y el diletantismo. Un reencuentro de las izquierdas debe ser también un reencuentro con los intelectuales y los artistas quienes trabajan en el conocimiento y la expresión de los sentimientos. ¿Por qué muchos amigos y compañeros que deberían estar aquí no están ahora? Suponemos que nos están observando. Ver para creer. Ganaremos a la gente no solo con la permanente invitación a unirse a nuestro esfuerzo sino con el ejemplo diario de los éxitos que vayamos ganando en la reconstrucción que hemos emprendido.


Cómo organizarnos


¿Cómo organizarnos? Durante años hemos pensado en el partido revolucionario. Muchos de nosotros han entregado su vida a la construcción del partido más o menos paradigmático, más o menos revolucionario. Y, al hacerlo, creyendo que somos siempre más revolucionarios, más puros que los demás, nos hemos fragmentado. Este reencuentro significa que iniciamos el camino de retorno, de lo centrífugo a lo centrípeto. Retornamos a la formación de un gran centro y campo de acción que nos permita mantenernos siempre comunicados y coordinados. Siento que a estas alturas del mundo, ni la idea del partido único ni la del movimiento único son suficientes para llenar las nuevas necesidades de expresión y de acción que tienen los pueblos respecto del poder establecido. Necesitamos una entidad permanente. Pero como querían nuestros mayores desde Marx hasta Mariátegui, una entidad permanente en términos revolucionarios no sólo es una organización sino una emoción, un espíritu, un mito. No sólo organización entonces sino conciencia es lo que necesitamos. Y esa gran conciencia de que pertenecemos a un proyecto revolucionario común debe permitir que nos expresemos de distintas maneras, que nos agrupemos libremente en distintas organizaciones, siempre que lo hagamos en torno a objetivos comunes, para construir y no para destruir. No es el monolitismo lo que buscamos. Lo homogéneo es lo aburrido, lo conservador, lo que puede llevarnos al congelamiento y la derrota. Lo múltiple es lo que permite conciliar la libertad con la revolución, lo que permite la renovación y la iniciativa.


Esta es desde luego una actitud ética. Si algo tenemos que hacer es recuperar la relación entre ética y política que está en el nacimiento mismo del socialismo. Carlos Marx, José Carlos Mariátegui no fueron solo grandes líderes durables, clásicos, de la política y el conocimiento. Fueron ejemplos de comportamiento ético. Es decir aquél que no acepta usar la política como el camino para el poder personal sino para la conquista del poder colectivo con arreglo a ciertos valores que conocemos de sobra y que son los de la justicia, la honestidad y la solidaridad.

Esa gran organización debe ser una gran red o una gran articulación de redes que trabaje en las dimensiones de la política, la reivindicación sindical, social e indígena, que luche por los derechos de las mujeres, los indígenas y los jóvenes, que difunda y cree el conocimiento, el arte y la cultura.


Pero esa red debe ser ante todo una opción de poder. Nuestro rol es hacer que el pueblo se apropie del poder para quedarse allí. Y que nunca más caigamos en las manos de los traficantes, los inmorales, los ladrones y los estafadores que ahora nos gobiernan. Repito: lograr que el pueblo llegue al poder para quedarse. Es decir, un poder organizado y estable conseguido gracias a la previa conquista de la conciencia popular.


Antes que ganar el poder en la política es importante ganarlo en las conciencias. La política significa confrontarse con los actuales poderes fácticos cada cinco años en las elecciones. La conciencia significa lo estable, lo duradero en la vida de las personas y las colectividades.


¿Significa eso que no debemos participar en elecciones? Oscilamos entre dos polos: o somos electoreros o anti electoreros. Ser electorero significa trabajar solo para las elecciones, configurar su personalidad y su conducta al corrupto sistema de la democracia burguesa. Ser anti electorero significa alejarse del mundo del pecado, encerrarse en la estéril pureza individual. Hay también quienes piensan en las elecciones como un instrumento que escondería una verdadera táctica de toma del poder por la violencia, engañando al adversario. Ni una cosa ni la otra. Si logramos ampliar las redes que ya tenemos en el campo popular, si construimos una presencia estable en la conciencia popular, las elecciones serán apenas un incidente que debamos enfrentar cada cinco años mientras gobernamos desde abajo y ganamos poder arriba. Porque se puede gobernar desde abajo, mediante el convencimiento, la presión política, la difusión de ideas y la construcción de una fuerza moral e intelectual que por su propio peso devendrá en una fuerza política.


El programa


Gobernar desde abajo no significa que no querramos gobernar desde arriba. Cuando lo hagamos, no será de manera improvisada sino de acuerdo con un programa claro procedente de las demandas populares y con personas que deben ser honestas y responsables ante el conjunto del país. Ese programa incluye la recuperación del rol soberano del Estado, la limpieza a fondo de la corrupta administración pública y de la putrefacta democracia actual. La formación de una nueva configuración social y, como consecuencia, la fijación de una nueva correlación de poder, de un contrato social, en una nueva Constitución.


Trabajamos por un contrato social y una república. En términos estrictos, nuestro país no ha tenido nunca ni contrato social ni república. No podía haber contrato social entre Pizarro y Atahualpa, entre amos y esclavos, terratenientes y siervos, oligarcas y pueblo excluido, dictadores y oprimidos. No puede haber res pública allí donde todo lo público es apropiado por las empresas privadas y nada menos que un capítulo constitucional que es el que somete al Estado a un rol subsidiario en la economía, cancela en realidad la república.


Todo ello debe ir acompañado por una reforma tributaria (los que ganan más deben pagar más) una fuerte inversión en educación, un sistema de seguridad social y de salud que cubra a todos los peruanos y peruanas sin excepción.


Conclusiones


En resumen planteamos:


Estamos contra el modelo neoliberal.


El modelo neoliberal significa el saqueo del país mediante la inversión extranjera, las AFP, el pago de la deuda externa y la exoneración de impuestos. Tal sistema es intrínsecamente inmoral y corrupto. Luchar contra ese modelo significa luchar por la revisión de los contratos con empresas extranjeras y por una profunda transformación del Estado y del gobierno convirtiéndolos en entes reguladores de la inversión privada y líderes del desarrollo del país hacia un nuevo sistema social de orientación y contenido socialista.


Postulamos la presencia de la izquierda como una presencia no sólo política sino cultural, ética y moral. Respetable por lo que dice y por lo que hace.


Imaginamos la organización de la izquierda como un múltiple conjunto de redes políticas, sindicales, sociales, indígenas, artísticas y culturales que operan en el seno del pueblo. Una organización donde mujeres y hombres, jóvenes, adultos y adultos mayores, personas de distintas culturas, criollos, mestizos, andinos y amazónicos, intelectuales y trabajadores, podamos cooperar en términos de justicia e igualdad.


Estamos convencidos de que nuestros grandes objetivos comunes pueden y deben albergar diferencias de opinión. Es en la diversidad donde está la riqueza. Y la diversidad significa democracia real.


UN PERÚ DISTINTO, DEMOCRÁTICO, LIMPIO, ORDENADO, JUSTO, ES POSIBLE. PODEMOS Y DEBEMOS AYUDAR A RECONSTRUIRLO.


NOTAS


(1). Entre los años 1503 y 1660 se transportó 181.333 kilos (181 TM) de oro y 16.886.815 kilos (16,000 TM) de plata de América a España según los Libros de Cuentas y Razón y Cargo y Data de la Casa de Contratación. Estas cifras no incluyen el transporte de contrabando de las naves que no estaban inscritas en la Casa de Contratación. En toda la historia hasta el 2008, según el National Geographic[1], sólo se han obtenido 161,000 TM de oro en el mundo. No son cifras espectaculares, sino más bien decepcionantes (hoy serían 4,500 millones de dólares aproximadamente a valores de mercado del 2008, $600 la onza) si se las compara con las cantidades de oro que extraen todos los años las minas del Perú en nuestros tiempos. Más no se podía transportar en los galeones de la época. Y era costoso hacerlo: había que desplazar flotas de guerra en protección de lo transportado. El gran mito de la dorada América se extendió sin embargo por todo el mundo. El Perú produjo en 2008 según la SNMPE 179 toneladas de oro puro y 1`200,000 TM de cobre. El oro sobrepasó los mil dólares la onza (la onza equivale a 28.35 gr). El pasado lunes 10 de abril, el precio del cobre volvió a tocar un nuevo máximo histórico en su cotización; llegando a US$ 2,68 por libra (ó US$ 5.921 x TM) según la "London Metal Exchange" (LME), principal mercado mundial de metales no ferrosos.


(2). Las inversiones locales que realizan las cuatro Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) que hay en el Perú sumaron 43,132 millones de soles al 16 de enero 2010, cifra que equivale al 86.9 por ciento de la cartera administrada por las AFP. Mientras tanto, las inversiones en el exterior llegaron en 7,523 millones de soles en el mismo período, lo que representa el 15.2 por ciento de la cartera. Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).

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