miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL 4 DE OCTUBRE


Por Antonio Zapata
El 4 de octubre se abre un nuevo capítulo para las izquierdas. El triunfo de Susana parece seguro, pero aún si Lourdes lograra recuperarse el avance de Fuerza Social la proyecta como lideresa número uno de la refundación de las izquierdas. Recordemos que Alfonso Barrantes perdió ante Eduardo Orrego la Municipalidad de Lima en 1980 y, sin embargo, fue tal el éxito de su candidatura que se proyectó como el principal dirigente de las izquierdas de los ochenta.
En primer lugar, Susana encabeza un grupo político de perfil muy definido dentro de las izquierdas. Su origen se halla en el cristianismo comprometido con los más pobres, que orientado por la teología de la liberación se jugó por la educación popular liberadora. Desde hace un buen tiempo es claro que Susana ha construido un grupo orientado a hacer la síntesis entre democracia y socialismo. Lo suyo ha sido buscar recoger lo mejor del liberalismo y del socialismo. Por ello no ha sido muy bien vista en las filas de la izquierda partidarizada tradicional, donde frecuentemente ha sido motejada de “reformista”. Así, su triunfo es personal y de una corriente en particular. Va a tener que hilar fino para hallar aliados con sentido y peso político.
Por otro lado, su caudal electoral es intransferible. Nadie puede creer que un acuerdo con cualquier candidato presidencial significa la suma del porcentaje que ella obtenga este domingo. Tampoco que lo puede transferir a otro candidato que salga de sus propias filas. El electorado de hoy registra adhesiones personales antes que programáticas o de partido.
La tentación de Susana será ir con candidato propio o apoyar a Toledo. A mi entender, ninguna de estas dos opciones es conveniente para su propio movimiento. Con candidato propio van a reducirse notablemente y se desvanecerá la sensación de un gran triunfo y de ser la candidata sorpresa del 2010. Por su parte, ir con Alejandro Toledo es disolverse como opción en una apuesta de centroderecha. Quizá haya que votar por él en segunda vuelta, pero ir con Perú Posible desde el comienzo es perder el posicionamiento que se obtendrá el 3 de octubre. Nada peor para unas izquierdas renaciendo que transformarse en un ala de la centroderecha.En este contexto, lo óptimo sería formar –desde la confluencia– una lista para el Congreso y dejar en libertad de escoger presidente. Algunos preferirán votar por la izquierda al Parlamento y por Ollanta a presidente, mientras que otros preferirán cruzar su voto con Toledo, ante el peligro de Keiko Fujimori. Pero lo esencial sería ganar una bancada parlamentaria solvente. En muchas regiones, las izquierdas tienen buenos candidatos, sobra gente seria, bien educada y con preparación política. Quizá no les da la talla para más, pero las izquierdas siempre han tenido buenos alcaldes, presidentes regionales y congresistas nacionales.
Una buena bancada permite estar en escena los próximos cinco años. Además, gane quien gane la presidencia, será un Parlamento complicado porque estará muy fragmentado y será difícil formar mayorías. Por otro lado, este domingo festejaremos con Susana a la primera alcaldesa electa de Lima. Ella debe realizar una gran gestión, resolver problemas grandes y adoptar iniciativas que definan la memoria, impactando en la ciudadanía.
Con una alcaldesa potente y una bancada respetable, la hora de la izquierda democrática puede estar comenzando. En este horizonte, el 2016 aparece como la oportunidad para tentar la presidencia con colores propios e instrumentos necesarios para acceder al gobierno. El bicentenario puede celebrarse con una presidenta centroizquierdista, una realidad muy distinta al anhelado tercer mandato del actual presidente.

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