Moderato cantábile
Los analistas coinciden en calificar de moderado el Mensaje inaugural del Presidente Ollanta Humala. El programa, moderado. Las promesas, moderadas.
El Presidente presentó principios decisivos. En primer lugar, al declarar que dedicará toda su energía para eliminar de nuestra historia “el lacerante rostro de la exclusión y la pobreza” y prometer que exigirá “el mismo compromiso y la misma energía” a todo el equipo que lo acompaña en el Ejecutivo.
Otro rasgo positivo es su promesa de establecer una nueva relación entre Estado y mercado, alejándose de las “recetas extremas del Estado intervencionista o del Estado mínimo y excluyente”. Buscará, dijo, que el Estado “sea promotor del desarrollo y la inversión”.
El jefe de Estado ha querido sin duda reafirmar lazos con las amplias mayorías que votaron por él en atención a su propuesta de cambio.
Positivo es que haya reiterado la promesa de cambios, pero en casi todos los casos se trata de formulaciones generales y ofertas recortadas. También hubo silencios penosos.
En dos sectores fundamentales se produjeron éstos: en el agrario y en el laboral. Hay en el agro problemas de toda índole: desde la reaparición del latifundismo hasta las amenazas contra las comunidades de sierra y selva; desde el abandono de la producción alimentaria de consumo interno hasta la protección excesiva de la agroexportación.
En el sector laboral hay abusos crispantes. Mario Huamán, secretario general de la CGTP, señaló ayer, después del Mensaje presidencial, problemas que no merecieron ni unas cuantas líneas del discurso: amenazas a la libertad sindical y a la negociación colectiva, la existencia de dos millones de trabajadores contratados bajo sistema de tercerización, subcontratación, services, honorarios profesionales y otros.
El Presidente ofreció establecer la jornada de ocho horas de estudio en todo el sistema educativo. Muy bien. Hubiera sido bueno también que propusiera restablecer la jornada de ocho horas de trabajo, conquista que se logró en 1919, hace casi un siglo.
Entre los reclamos nacionales que Humala asumió durante su campaña electoral está el de un impuesto a las sobreganancias mineras. El Mensaje moduló la demanda, remitiéndola a una contribución.
No fue preciso el primer mandatario al aludir al sector salud. Como ciudadano suscrito a Essalud y como periodista preocupado por los retos que existen en toda el área, pediría al jefe de Estado que recomiende a su inesperado ministro de salud que se entere de los problemas y consulte a los que sí saben.
Su propuesta contra la corrupción política merece aprobación ciudadana.
Las referentes a Marina Mercante, línea aérea de bandera, ferrocarriles son asimismo positivas y prometedoras.
Ojalá que el gradualismo propuesto por el Presidente no se vuelva postergación.
viernes, 29 de julio de 2011
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