domingo, 7 de marzo de 2010

IABEL FLORES

Por: Javier Lizarzaburu*


Hace 29 años que la doctora Isabel Flores —una de las primeras arqueólogas del Perú— está a cargo del proyecto de la huaca Pucllana y en todo ese tiempo, con la paciencia que requiere el trabajo de excavación, se ha avanzado sobre el 30% de su superficie. Este año ya ha conseguido financiamiento para el trienio 2010-2012, lo que le permitirá avanzar hasta 15% en las excavaciones. En agosto se abrirán al público nuevas plazas ceremoniales y este año, también, la Municipalidad de Miraflores lanzará la construcción de un moderno museo. Conversamos con esta investigadora sobre sus logros.

¿Cómo se hace para pasar de un basural a un sitio que en el 2009 recibió 70 mil visitas?
En los años 40, el dueño de esos terrenos había lotizado la huaca. En esa época Julio. C. Tello era congresista y él, con otros promotores de la cultura, lo impidieron y declararon la huaca intangible y se suspendió la venta. Pero como aquí el patrimonio se abandona y olvida, pronto se convirtió en un basurero. En 1980, el alcalde de Miraflores, Jorge Rodríguez Larraín, invitó al Instituto Nacional de Cultura a trabajar con la promesa de que ellos conseguirían los fondos. Empezar hace 29 años ha sido no solo una experiencia sino todo un riesgo.

¿Cuál era el escenario en ese momento?
En ese entonces, la huaca Pucllana se consideraba un obstáculo, un problema social. Tenía drogadictos, prostitutas, una invasión, y era además un depósito de basura. Cuando llegué esto era un montículo horroroso. Donde está hoy el restaurante había una invasión. Mis colegas tenían pena por mí. Era una lucha diaria. Hubo que reubicar a los invasores, que no querían irse. Nosotros no teníamos agua y los vecinos nos la traían. Algunos se enfermaban de fiebre intestinal. Y así, poco a poco, debajo de la basura, encontramos lo que había construido la cultura Lima.

¿Y se involucró a la comunidad?
En 1984, se abrió el museo y así empezaron a salir los tesoros de adentro. Se iniciaron talleres con vecinos, talleres para niños, para estudiantes de arquitectura y de arqueología, y luego de diferentes partes del país. De acá han salido decanos de universidades, profesores y de esos talleres para niños salieron arqueólogos.

¿Cómo funcionó la gestión del proyecto?
Este esquema que desarrollamos fue pionero como modelo de gestión. Es un ejemplo de trabajo colaborativo con la autoridad local y que bien podría reproducirse en otras partes.

¿Cómo manejan sus fondos?
Desde 2006, tenemos ingresos propios, algo que nunca había pasado antes. Generamos el 70% de nuestro presupuesto. Este dinero viene de varias fuentes: alquiler del espacio que usa el restaurante; alquiler de espacios para eventos culturales de calidad y las entradas.

¿Con qué visión se realiza este trabajo?
Desde un principio he tenido tres metas: investigar, conservar y poner en valor. Y las tres metas se vienen cumpliendo. Poner en valor significa darle el valor que el lugar había tenido. Este fue el centro ceremonial de la cultura Lima. Hace 25 años no se conocía la historia prehispánica de la ciudad como se conoce hoy, y el sitio sigue dando mucha información. Es un libro abierto.

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