domingo, 7 de marzo de 2010

MARIA ELENA

La asesinaron frente a sus dos hijos pequeños. “Tápense la cara porque su mami va a escaparse”, les dijo cuando un hombre y una mujer armados se dirigían hacia ella. Fue en una pollada para recaudar fondos en el populoso distrito de Villa El Salvador. No les bastó matarla, también dinamitaron su cuerpo. Sus restos quedaron esparcidos en un radio de más de 50 metros. Abimael Guzmán, criminal mayor de esa horda sanguinaria de nombre Sendero Luminoso, diría ante los integrantes de la Comisión de la Verdad: “que a su cadáver le pusieron dinamita… exceso inútil. Ese es mi punto de vista, un exceso inútil”. Así de simple “exceso”. Aquello ocurrió el 15 de febrero de 1992 y María Elena Moyano Delgado, nacida en Barranco, Lima, en 1958, se convirtió en símbolo de la lucha por la paz, era la demostración palpable de la perversidad de una banda genocida que en nombre de los pobres aniquilaba a sus líderes. Fue la respuesta de Sendero a la multitudinaria Marcha por la Paz convocada por Moyano, repudiándolos el mismo día en que los terroristas habían convocado un paro armado. Ella fue una incansable luchadora social, comprometida feminista, promotora de la educación, de los derechos de las mujeres y de las organizaciones populares. Llegó muy joven con su familia a Villa El Salvador. Su infancia había sido una sucesión de desalojos de casas que no podían pagar. En su autobiografía recuerda su primer día en Villa: “nos dejaron con nuestras cosas. Estábamos mi madre y mis hermanos. Ellos se peleaban para ir a comprar las esteras y los palos. Nosotras —mi hermana y yo— teníamos mucho miedo. Hacía mucho viento. [...] No teníamos ni vela. Le decíamos a mi madre que esto era horrible, pero mi madre solo pensaba que al fin nadie nos iba a botar de las casas alquiladas y que algún día construiríamos nuestra casa”. A comienzos de los 80 se convertiría en presidenta del Club de Madres, desarrolló importantes labores en pro de la comunidad y los derechos humanos. A mediados de esa década, se forma la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador (Fepomuves) y llega a ser su presidenta. María Elena es, sin duda, uno de los personajes más emblemáticos de fines del siglo XX. Su asesinato significó el comienzo del fin de Sendero.

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