domingo, 25 de abril de 2010

LOCURA Y CIVILIZACION

La depresión y la psicosis han acompañado al ser humano en las más diversas civilizaciones. Su presencia generó temor, superchería y distintas prácticas para erradicarlas. En algunos casos, se llegó a la trepanación craneana para liberar “los espíritus malignos”.
Por: Enrique Galli*

La psicosis —aquello que comúnmente es llamado locura—, la depresión y quienes padecen de estas enfermedades mentales demuestran cómo lo “distinto”, es decir, el cambio nos atemoriza. Este temor lleva a la estigmatización, aislamiento, marginación de quienes sufren dichos males e inclusive a la negación de la sola idea de que alguien cercano o uno mismo pueda verse afectado por una enfermedad mental.
Extraña fascinaciónHay en algunas pocas personas una fascinación por la psicosis y la depresión. Algunos llegan a inducirse alucinaciones mediante drogas como el LSD, entre otras, que producen psicosis. No faltan quienes se refugian en su locura (psicótica y/o depresiva) para su realización profesional o artística.
Razón que excluyeLa racionalidad, en plena era posmoderna del siglo XXI, lleva a que el alienado y/o depresivo sea excluido de la sociedad con el argumento de que son “una amenaza a nuestra seguridad y a la de nuestro entorno” (una pseudología falaz o mentira patológica). Se dice que la depresión o la locura son peligrosas para nuestra realidad bio- psicosocial, asumiéndose que ambas “están en el otro”, pero no en nosotros mismos y menos en nuestra familia. A ellos se los esconde, se los encierra, se los echa.
Castigo de DiosA través de las civilizaciones, poco ha cambiado la actitud hacia estos discapacitados. El hombre primitivo creía que los trastornos mentales eran causados por la influencia de espíritus y la magia era parte del diagnóstico y tratamiento. Tanto en el Perú como en Asia Menor se han encontrado cráneos trepanados para liberar “espíritus malignos”, y así mitigar la depresión y la locura. En tratados prebíblicos los trastornos psiquiátricos son considerados castigo de Dios: los locos dejan de ser malignos para convertirse en endemoniados y transgresores de la ética religiosa. El Talmud las considera verdaderas enfermedades que deben ser atendidas por un médico. La Biblia les ofrece la fe, la esperanza y la caridad. Los musulmanes creían que los trastornos psiquiátricos eran castigos de Alá y se purificaban con la oración; sus hospitales se describen como: “ambientes naturales con jardines, fuentes, música y perfumes”.
La cultura grecorromana fue la primera en estudiar los trastornos mentales como enfermedades médicas, resaltando entre ellos Hipócrates. De los griegos conservamos los términos manía, melancolía y paranoia.
OscurantismoEn la Edad Media entramos en una etapa de oscurantismo donde la posesión diabólica era la supuesta responsable de la enfermedad mental. Muchos fueron quemados en la hoguera catalogados como brujos y brujas. En el Renacimiento se desplaza la conceptualización religiosa hacia un entendimiento médico, pero de la condición de endemoniados pasan a la condición de incurables. Es así como en el siglo XVIII a los pacientes se los deposita en asilos cerrados, junto con criminales, ladrones, prostitutas y hasta con enemigos políticos.
Tratamiento moralHacia 1785, Chiarugi en Florencia, posteriormente Pinel en París y luego Tucke en Londres, revolucionan el tratamiento psiquiátrico denominándolo “tratamiento moral”. Se escriben los primeros tratados de psiquiatría. Para el siglo XIX esta disciplina se dedica particularmente a clasificar a los enfermos psiquiátricos y a usar tratamientos como baños de agua helada, la silla giratoria, el ahogamiento, purgantes, sustancias opioides, entre otras.
La comprensiónEn la segunda mitad del siglo XX, se desarrollan psicofármacos eficientes. Ya en el siglo XXI el mejor entendimiento de sus mecanismos de acción y los diversos estudios biomoleculares, inmunoendocrinológicos y genéticos, nos permiten avanzar hacía una psiquiatría personalizada (en el diagnóstico y el tratamiento). El temor y el estigma hacia la enfermedad mental, sin embargo, perduran, particularmente en los países subdesarrollados, y desgraciadamente con mucho énfasis en nuestro país.
Locura genialCuántos iluminados y genios durante todas las civilizaciones han poblado nuestro planeta. Desde el rey Saúl hasta Demócrito, pasando por Alejandro Magno; César y otros emperadores romanos; santos iluminados; pintores como Goya, Van Gogh, políticos como Churchill; escritores como Baudelaire, Hemingway, Wilde, Arguedas y muchos otros. Hombres excepcionales de la filosofía, la poesía e incluso la medicina y la psiquiatría rompieron las barreras de la cordura y, sin embargo, dejaron una huella indeleble en nuestras civilizaciones. Siguiendo en la línea del gran humanista de finales de la Edad Media, don Erasmo de Rotterdam en su obra “Elogio a la locura”, debemos revalorizar la depresión y la psicosis del genio, y del hombre común y corriente.
El psicoanálisis y másEn el siglo XX, Freud y el psicoanálisis humanizan la comprensión de la enfermedad mental, y recurren al análisis y terapéuticas psicológicas en los primeros 50 años; aunque vemos aún su influjo en la actualidad. Bertrand Russell diría al respecto: “el psicoanálisis ha aterrorizado al consciente de los padres ante el daño que pueden hacer a sus hijos inconscientemente”. Honorio Delgado, el introductor del psicoanálisis en habla hispana, lo abandonaría después por discrepancias con la metodología freudiana y su falta de respuesta terapéutica. Por esos años también se recurrieron a terapias infrahumanas como las inyecciones de trementina para hacer abscesos, el shock cardiazólico (ataque epiléptico inducido), el coma insulínico, la lobectomía, entre otros.
[*] Profesor y doctor en Psiquiatría

No hay comentarios:

Publicar un comentario