sábado, 9 de julio de 2011

SI SE PUDO

Si se pudo -
.Por Sinesio López Jiménez

Derrotar al fujimorismo no era difícil, pero vencer a todos los poderes que lo respaldaban parecía imposible. Era una batalla desigual. Pocos analistas pensaban que Ollanta Humala pudiera imponerse a Fujimori, a los grandes grupos empresariales, a la mayoría de los medios, al cardenal Cipriani y a García. A mí me parecía difícil, pero no imposible. ¿Por qué era difícil? El poder económico y el poder político no estaban dispuestos a perder el poder político. Temían que, perdiéndolo, su poder económico y mediático corría un serio peligro. García creía que la continuidad del modelo neoliberal peligraba y que Ollanta, una vez en el gobierno, levantara la alfombra de Palacio. ¿Cuál era el miedo del cardenal Cipriani? No temía, por cierto, perder el cielo sino il bocatto di cardinale (algunos apetecidos bienes terrenales por los cuales litiga).

Era difícil, además, porque, detrás de la candidatura de Ollanta, no existían ni existen partidos organizados que pudieran contrarrestar la ofensiva feroz de todos los poderes. ¿Por qué no era imposible? Había antecedentes de la derrota de los medios.

Barrantes en los 80 y Belmont en 1989 habían logrado victorias parciales y Fujimori en 1990 logró una victoria total cuando ganó el gobierno contra la voluntad de los medios. ¿Por qué triunfó Ollanta? Hay varios factores que han contribuido a su victoria. En primer lugar, la calidad del candidato. Ollanta tiene defectos, sin duda, pero son mayores sus virtudes. La primera es una voluntad férrea, forjada en otras batallas muy difíciles (lucha contra el terrorismo, guerra del Cenepa) que debió librar como militar. La segunda, una persistente y legítima ambición de poder que lo impulsó a luchar denodadamente por la conquista del gobierno.

La tercera, la madurez del candidato, adquirida a lo largo de la lucha política desde el 2006 en adelante. En una reunión de un centenar de invitados sostuvo: que me disculpe mi profesor de política, pero yo aprendí mucho más en la calle (en contacto directo con el pueblo) que en la Católica. Esa madurez le permitió en estas elecciones adecuarse a los cambios de los tiempos y las circunstancias sin renunciar a los objetivos programáticos y estratégicos. La segunda razón de su triunfo es la campaña electoral impecable que desplegó con la asesoría de especialistas de primer nivel. Gracias a sus asesores pudo salir airoso de los desafíos más difíciles de la campaña.

En tercer lugar, la conformación de una coalición de centroizquierda le permitió enfrentar con éxito la segunda vuelta electoral. El 32% de esa coalición provenía de las corrientes nacionalista e izquierdistas de la primera vuelta y el 20% provino de la vertiente liberal-democrática encabezada por Alejandro Toledo y Mario Vargas Llosa. Por ser liberal, democrática y ética, esta corriente era profundamente antifujimorista. Hay que destacar la valentía y la entereza moral de los Vargas Llosa (Mario y Álvaro) para defender sus principios aun a costa de enemistarse y ganarse los odios del poder económico, mediático y religioso. En cuarto lugar, el apoyo de algunos medios masivos (La República y La Primera) y de algunas organizaciones de la sociedad civil que le dieron sustento e impulso a la campaña, especialmente en la última semana en la que se rompió el virtual empate de los candidatos.

¿Cuáles son los principales desafíos de Ollanta como presidente? El primero, mantener el impulso del crecimiento económico. En segundo lugar, elevar la presión tributaria sin abusar de los impuestos. El tercero, desplegar el conjunto de políticas sociales como derechos sociales universales que prometió en la campaña. El cuarto, aplicar un shock en los aparatos sociales del Estado (educación, salud, justicia y seguridad) para hacerlos más ágiles, eficientes y transparentes. Todo eso requiere, sin duda, manejar las políticas económicas con y desde el centro y las políticas sociales con y desde la izquierda. Que Dios nos ayude.

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