domingo, 17 de enero de 2010

LAS MIL CARAS DE LIMA

La salud actual de Lima no es la mejor. “Las ciudades como los hombres nacen, crecen, se desarrollan y mueren. Tienen su niñez y también su ancianidad; sufren enfermedades, tienen crisis, sistema circulatorio y corazón”, escribió el arquitecto Eduardo Orrego (1933-1994), recordado ex alcalde de Lima. ¿Estaremos atestiguando la ancianidad de la capital o simplemente su mala salud?

El científico alemán Alexander von Humboldt dijo lo suyo en 1803: “En Lima mismo no he aprendido nada del Perú. Lima está más separada del Perú que Londres [...] Un egoísmo frío gobierna a todos”.

De la literatura, Lima ha recibido palabras poco amables: “Horrible”, dijo Salazar Bondy. Martín Adán en “La casa de cartón” se refiere a ella como “Lima, la sucia Lima, caballista, comercial, deportiva, nacionalista tan seria…”. Y Herman Mellville en su Moby Dick nos habla de”...la imposible Lima, la ciudad más triste y extraña que se pueda imaginar”. Por otro lado, Jorge Eduardo Eielson, en “Primera muerte de María”, nos da una visión lúgubre de la Lima del futuro. Se pregunta: “Pero ¿qué cosa era Lima? ¿Esa playa interminable, sembrada de pescado y pájaros muertos? ¿Esa espantosa humedad que todo lo podría y lo llenaba de polilla?”.

Lima es hoy la segunda ciudad más grande ubicada en un desierto —después de El Cairo, Egipto—. Su geografía mereció comentarios agradables. El cronista Pedro Cieza de León dijo: “Para pasar la vida humana, cesando los escándalos y alborotos y no habiendo guerra, verdaderamente es una de las buenas tierras del mundo, pues vemos que en ella no hay hambre, ni pestilencia, ni llueve, ni caen rayos ni relámpagos, ni se oyen truenos”. Mientras que el fundador Francisco Pizarro dijo: “Contiene en sí las calidades que requieren tener los pueblos y ciudades para que se pueblen y ennoblezcan y se perpetúen”.

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